Capitulo 6

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Sakura llegó a casa totalmente agotada. El día había sido demasiado largo y lleno de reuniones.

Recordó con indignación la gran injusticia que habían cometido contra Hyuga. Era cierto que no había sido una persona muy amistosa con la publicista, pero eso lo iba a remediar.

Por fin sola en el hogar. Pudo relajarse y tomarse un tiempo para ella. Y lo necesitaba.

Todos los problemas que pudiera haber en LIBERTY quedaban en ese momento en el olvido. Siempre había sido capaz de separar los problemas de casa y los del trabajo dejándolos cada uno en su sitio. Pero hoy era distinto. Habían pasado tantas cosas. Empezando por una llamada de su ex esposo para avisarle que la casa por fin tenía un comprador. ¡Cómo si a ella le importara!

Se miró en el espejo e inspiró. A sus treinta y un años estaba tan cansada de los hombres. Había perdido toda fe en el amor. Pero la culpa la tenía ella misma, eso jamás podría negarlo. Se había casado con un hombre del cual todo mundo le había advertido que no valía la pena. Había comprobado que el amor cegaba y podía engañar a la razón. Vivió manipulada, alejada de su familia y amigos por los celos enfermizos de su marido. Experimentó de primera mano la violencia del silencio y el menosprecio

Recordaba perfectamente que su propia madre le había suplicado que no se casara con Sasori. Fue tanta la oposición que incluso la amenazaron con retirarle su apoyo. Pero, esas fueron precisamente las palabras equivocadas para una mujer que creía que luchaba contra todos por un amor verdadero.

Resultado: Un matrimonio fracasado. Después de haber agotado su autoestima, de haber descubierto a un hombre egoísta y tacaño para con los demás. Porque eso sí, exprimió lo que pudo la cuenta de Sakura, hasta dejarla casi a números rojos. Si hasta la había obligado a renunciar a esa casa que ahora anunciaba iba a vender, con tal de tener el divorcio.

Se abrazó a sí misma recordando cómo la hacía sentir culpable, incluso cuando descubrió que él le era infiel.

«¿Qué esperabas que hiciera, si te la pasas más tiempo en el trabajo?»

Las palabras volvieron impactándola con fuerza. Aún podía recordarlo tumbado en la cama desnudo y con ese gesto cínico. Sasori en ningún momento se disculpó por aquello.

Después de recibir esa bofetada de realidad, fue consciente de su triste y lamentable situación. Pero en vez de hundirse en una eterna depresión que habría acabado con ella, tuvo la fortaleza de tomar de nuevo las riendas de su vida. Salió corriendo de aquel infierno con las pocas pertenencias que tenía en esa casa. ¿Era eso suficiente para pagar su libertad? Sí. Ni siquiera lo pensó demasiado, alquiló un piso con la ayuda de Sasuke que se ofreció a ser su aval, y desde ese momento todo empezó a salir como ella había querido.

Lo primero que hizo para reinventarse fue cortar su larga y maravillosa melena. Ahora la usaba tan corta que su padre le decía que parecía un chico. Su rosado cabello lo había mandado teñir con pequeñas luces amarillas para darle más énfasis a su rostro. No era una belleza, siempre lo supo, pero necesitaba recuperar su autoestima y lo estaba logrando, poco a poco, con pequeños pasos.

Se quitó la chaqueta dejándola en la silla y giró su rostro a una mesita donde descansaba su teléfono fijo y vio el contestador parpadeando. Sacó su móvil de su bolso y comprobó que estaba apagado. La batería estaba agotada seguramente y había estado tan ocupada que ni siquiera se había percatado.

Los ojos de Sakura se iluminaron al pensar que ese mensaje podría ser lo que esperaba con tanta ansiedad. Si bien había renunciado a los hombres, su anhelo de ser madre se había hecho cada vez más fuerte.

Así que había contactado con una clínica de fertilidad, se sometió a algunos estudios y tuvo que rellenar un formulario especificando los requisitos para el banco de esperma. Era un tratamiento carísimo, pero imaginarse con su futuro hijo en brazos, la hacía repetirse que valía la pena dejarse un riñón, o un brazo, o un ojo, o todo junto si fuese necesario.

Tres no son multitudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora