Capitulo 10

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Hina llegó a la oficina y para su sorpresa fue recibida con una taza de café por parte de Sakura. Dos compañeras del departamento de diseño la saludaron de forma amistosa, mostrando la disconformidad de cómo había sido tratada.

Se comenzó a dar cuenta que la gente se acercaba a ella de forma más comedida y solícita. Aun así, todos eran solidarios ante la injusticia de la que había sido víctima.

―¿Pasa algo Hyuga? ―Preguntó su amiga secretaria acercándose un momento a su cubículo.

―Sí ―negó, suspiró y confesó―. No entiendo porque ahora todos son amables conmigo. Es como si...

―Mostraran su apoyo hacia ti ―completo la frase.

―Sí y no. A ver, me siento contenta porque realmente la gente me ve como si fuera una más, cuando usualmente me rehuían como la peste.

Pero ahora, esta amabilidad me sobrepasa. Me siento confusa.

La administrativa se pasó la mano por su corto cabello y decidió que era hora de decirle por qué la gente la había estado evitando.

―¿Te has parado a pensar que usualmente siempre tienes a un parásito pegado a tu falda?

―¿Un parásito? ―Hinata se levantó de golpe golpeándose en la cabeza con uno de los archivadores― ¡Ay, ay, ay! ―Del golpe rebotó de nuevo en la silla mientras se llevaba la mano en la zona dañada.

―¡Hyuga, eres una calamidad hecha persona! ―La sujetó de los hombros evitando así que se desgraciara con un accidente más.

―¡Me has dicho que tengo un bicho encima! ―Se quejó la joven.

―¡Un parásito! ―Las risas de Sakura comenzaron a hacerse más

fuertes― Hay que ver la que lías cuando no te enteras de qué va el asunto.

―En lugar de reírte de mí, deberías ser más clara conmigo y no decirme que tengo bichos encima. ―Reclamó con voz dolida―. No soporto las arañas, me imagine que traía encima a una de esas enormes que te miran y te amenazan.

―Dije parásito, no araña.

―¡Son bichos!

―Así no voy a poder hablar contigo seriamente.

―Está bien, me dejé llevar por el momento.

Sakura negó divertida. Ciertamente, Hyuga era una mujer curiosa, exageradamente inocente y tenía una nube de mala suerte a su alrededor.

Su apellido realmente debería ser Calamidad. Sin embargo, su dulzura, la franqueza de su mirada y su inocencia eran lo que la ganaba continuamente. No dudaba que la demás gente se acercase más a ella, ahora que cierta persona no estaba a su alrededor.

―Hyuga. ―Utilizó un tono suave―. ¿Alguna vez te has dado cuenta de lo nociva que ha sido Shion para ti?

―¿Qué tiene que ver Shion? ―La joven se sentía confusa.

―Todo. ―Inspiró―. Date cuenta que jamás te dejaba sola. No permitía que nadie se acercara a ti. Era como una especie de perro guardián, pero lo hacía para utilizarte en su propio beneficio, y así le hicieses sus deberes y trabajos. Si te mantenía aislada era más fácil que nadie pudiera abrirte los ojos.

―Shion no es mala persona. ―La defendió―. Siempre ha mirado por mí, me ha apoyado mucho. De hecho, ha cuidado que no meta la pata siendo... ―hizo una pausa y agachó el rostro― demasiado yo.

Tres no son multitudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora