Capitulo 9

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Naruto estaba preparando un desayuno especial, se movía con diligencia y facilidad en la cocina. La encimera central estaba llena de bols, sartenes e ingredientes frescos. Quieto en un rincón, Menma miraba a su hermano, vigilando para que al final todo quedase ordenado e impoluto.

Aquella cocina de estilo americano fue un verdadero quebradero de cabeza para ambos hermanos a la hora de diseñarla y decorarla. Tanto la gran isla central como el resto de encimeras y estantes eligieron la misma combinación de materiales. Naruto se decantó por el acero inoxidable, un material resistente y de fácil mantenimiento. Mientras que Menma prefería las maderas nobles cuyo cuidado era más delicado. Ambos materiales le daban a la cocina un aspecto moderno a la vez que rústico.

El olor a café de grano achocolatado impregnaba la cocina mezclado con el delicioso aroma de pastelillos recién horneados, Unos huevos con jamón y zumo de naranja recién exprimido completaban el desayuno que iban siendo servidos en platos, listos para devorarse.

Escucharon la puerta de uno de los dormitorios abrirse y sorprendidos se miraron. Menma se tiró al suelo escondiéndose detrás de la encimera, frente al horno, mientras su gemelo se movió rápidamente para no permitir que cierta personita los pillara.

―Buenos días, Hina. ―La saludó sorpresivamente cuando abrió la puerta de la cocina―. ¿Un café? ―Le ofreció una taza humeante, mientras intentaba evitar que entrase en la cocina para que no descubriese a su hermano.

La joven al escuchar la voz del hombre que minutos antes había tenido en su sueño la hizo sonrojarse y trastabillar asustada.

―Bu... buenos días N.M. ―tartamudeó.

No estaba preparada para afrontarlo, y mucho menos cuando hacía nada que había tenido aquel encuentro onírico. Su cuerpo respondió llenándola de aquel calor que en brazos de Morfeo casi la derretía. El corazón acelerado y los pezones rígidos saludaron, y esa humedad entre sus piernas comenzó a hacerse más evidente.

"Soy una pervertida, pobrecito. El tan gay y yo tan cochina. Al final voy a tener que usar la lavadora el doble. Si cada vez que lo escucho me tengo que cambiar de bragas por el calentón que me pone" . Se reprendió la joven.

―Vamos al comedor. He preparado el desayuno. ―Le ofreció de nuevo la taza, y esta vez fue aceptada.

Volvió al comedor inspirando el delicioso aroma a café gourmet mezclado con chocolate haciéndola salivar.

Naruto se giró presto para coger la bandeja del desayuno y acompañar a la pequeña Hina. Sus ojos se cruzaron con los de su hermano que apenas aparecían por detrás de la encimera. Vio como una mano se dirigía lentamente hacia un trapo de cocina.

―Menma, no.

―Uy, pero qué bien huele esto. ―La dulce voz de Hina se escuchó desde el comedor.

Naruto dio un bufido y cogió la bandeja olvidándose de su hermano.

Cruzó la puerta para acompañar a la joven que aún seguía de pie.

―No sabía cuánta azúcar usabas, he puesto una y media. ―Dejó el desayuno en la mesa. Retiró una silla y la ayudó a sentarse.

―En realidad uso sacarina, pero este café está demasiado bueno.

Aunque no quisiera verme más gorda. No quiero que Shion me diga que desde que estoy fuera he aumentado de peso. ―Recordó con pesar todas las veces que su ex compañera le había amargado algún pastelillo diciéndole lo poco atractiva que era.

Lo último que podía haber escuchado de los labios de esa exquisita mujer era que se sentía gorda. Se quedó mirándola incrédulo y se acuclilló a su lado para estar a su altura.

Tres no son multitudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora