Capítulo 18

18.1K 777 7
                                    

Christian no se despega de mí ni un sólo segundo. Me encuentro estirada en la cama con mi chico a mi lado, durmiendo abrazado a mi brazo dejándome para toda la cama para mí. Le acaricio el pelo con la otra mano y abre los ojos mirándome con el ceño fruncido.

- Cachorrita, no estoy durmiendo en el suelo para que tú duermas apoyada en el costado de las costillas fracturadas -me dice con voz adormilada.

- Sube a la cama -le digo susurrando.

- Debes descansar.

- Estoy harta de estar tumbada. Puedo descansar estando sentada o viendo una película en el ordenador, o qué sé yo. No quiero que duermas mal por mi culpa -le digo bajando la cabeza.

- No duermo mal sabiendo que tu estás haciendo caso y descansando -me contesta acariciándome la mejilla.

- Todos me tratáis como si estuviese enferma o algo así.

- Tienes las costillas fracturadas Katherine.

- Pero no es la primera vez -le digo elevando la voz- Siempre me he movido he hecho cosas y tenía las costillas perfectas antes de aquello. Me siento inútil pasándome todo el día en la cama. Sólo tendré la oportunidad de vivir una vida y no quiero pasármela en la cama.

- Ayer no podías ni lavarte el pelo -me recuerda de forma bastante seca.

- Pero puedo hacer otras cosas como doblar ropa o cocinar o...

- Descansar. Tenemos a Jonathan doblando ropa, a Elionor y a Matthew enseñando a Elizabeth a cocinar, y me tienes a mí para ocuparme de ayudarte con cualquier cosa que necesites. -me dice con calma.

- Pero yo no quiero quedarme aquí esperando a que todos lo hagáis todo por mí.

- No podemos recuperarnos por ti -me dice burlón. Resoplo y me giro poniéndome de espaldas a él- No puedes estirarte de lado.

- Déjame -le espeto enfadada.

- La última pelea que hemos tenido no acabó demasiado bien, es mejor que hablemos las cosas y lleguemos a un punto en que los dos estaremos a gusto.

- ¿Podré salir de la cama? -pregunto estando de lado.

- No -contesta él firmemente.

- Entonces nunca llegaré a un punto muerto contigo. -le contesto enfadada.

- Nena...

- Abajo te necesitan -lo corto. Oigo como se ríe.

- ¿Quieres bajar conmigo? -abro los ojos sorprendida- Dices que ellos me necesitan, es de noche y mi amigo te necesita a ti -me dice frotando su miembro contra mis nalgas. Un calor invade mi cuerpo- No podemos follar, pero sí practicar sexo oral -empieza a morderme la oreja y va descendiendo hasta mi cuello dejando pequeños besos para hacerme un chupetón. Con lentitud para torturarme lleva sus besos por mi mentón hacia mi boca para besarme con deseo. Nuestras lenguas se enlazan- A partir de ahora me voy a encargar de demostrarte que no es tan malo quedarse en la cama. Yo me encargaré de entretenerte -me dice tras romper el beso. Me empieza a quitar la ropa para dejar un rastro de besos hasta llegar al pubis. Una vez allí me quita el pantaloncito y las bragas y empieza a repartir besos sobre este.

Tras ello me separa las piernas y entierra su lengua juguetona en mi intimidad. Su lengua entra en mi vagina húmeda. Tras unos segundos, su atención se ve reclamada por mi clítoris. Lo lame sin piedad y o atrapa entre sus labios para derretirme de placer. Su forma de poseerme con su lengua me desarma haciéndome aullar de placer. Los lametazos siguen hasta que no aguanto más y me corro.

El Jaguar de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora