Capítulo 2

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Posiblemente sea la irritación o el estrés —que prácticamente es lo mismo —pero a SeHun le es imposible relajar sus músculos y sus hombros empiezan a doler. Se supone que, como futuro Emperador, él no debería salir del Palacio. No obstante, la situación lo requiere y no tiene otra opción que obedecer a órdenes mudas.

Dejándose caer en el suave colchón que es cubierto por sabanas rojas de satín, suelta un largo suspiro y mira el techo de madera. Necesita un poco de confort antes de salir a la guerra para poder defender lo que les pertenece, la gente coreana lo necesita y él tenía que cumplir su trabajo como Emperador.

Empieza a odiar esa palabra, empieza a odiar ser hijo del quien fue el Emperador. Odia que su hermano mayor hubiese muerto, de lo contrario, él no estaría en esa situación en esos momentos. No cree seguir soportando tanta presión pero lo sigue intentando, y todo porque se lo prometió a su padre. Es un tanto triste que su familia empiece a irse lentamente antes los ojos de SeHun, primero su madre que murió debido al ataque de gente taiwanesa que habían planeado robar el Imperio. Después su hermano mayor que murió ante manos de norcoreanos y ahora su padre que sufría de cáncer en la laringe.

No le quedaba mucho tiempo de vida a su padre, si el cáncer no lo mata primero, entonces moriría porque no puede comer y beber agua apropiadamente.

Ahora sólo queda él de la familia Oh y todo el peso de los problemas está en sus hombros.

—SeHun, te estamos esperando. —gira un poco la cabeza sobre el colchón para poder ver a su amigo, a su único amigo prácticamente. Asiente con la cabeza sin emitir sonido y regresa su mirada al techo. — ¿Te pasa algo?

—Sólo estaba pensando... Cuando mi padre muera, oficialmente seré el Emperador y no quiero serlo. Todas las responsabilidades que vendrán con eso serán insufribles; pronto tendré que buscar una esposa entre las musas para poder tener un heredero y no quiero que mi hijo sea de alguien que no amo y que sufra lo mismo que yo estoy por sufrir.

Chanyeol enarca ambas cejas. Es por razones como esas que no le gusta dejar a SeHun mucho tiempo solo, su amigo suele pensar demasiado en sus tiempos libres y pensar mucho puede causar demasiado dolor. Se recarga en la base del shōji* y cruza sus brazos sobre su pecho, se mantiene observando a su amigo con expresión neutro, siempre ha sido malo con los consejos pero quiere esforzarse por decirle algo animante a SeHun.

—Estás pensando muy pronto en el futuro, ¿No crees? Tu padre sigue vivo, tú sigues siendo sólo SeHun aunque algunos ya te empiecen a tratar como el nuevo Emperador. Las musas de aquí son muy hermosas y fácilmente podrías terminar enamorándote de alguna de ellas, además... Ya que sea hora de casarte, como Emperador eres libre de escoger si quieres casarte con una musa o con alguien fuera del imperio.

—Supongo que sí pero sólo te tengo a ti. No conozco a alguien en quien podría interesarme.

—Uh, no pienso casarme contigo, amigo.

SeHun ríe levemente y mira hacia su amigo mientras niega con la cabeza. Se sienta en el colchón y soba sus ojos suavemente, es hora de hacerle frente a la realidad, piensa crudamente. Se levanta de la cama y, asintiendo hacia su amigo, ambos salen de su habitación. Como ya es costumbre, sus pasos resuenan en los pasillos, las musas se quedan mirándolos de lejos mientras ponen miradas coquetas. SeHun se abstiene de mirarlas.

Al llegar a una de las tantas salas del lugar, SeHun suelta un suspiro al ver la melena castaña del mercenario. Hay algo en él que le hace sentir incomodo pero a la vez tranquilo, algo extraño que no sabría con que palabras describirlo. Como si el castaño y él tuvieran una conexión, SeHun intenta con todas sus fuerzas borrar esas ideas de su cabeza al darse una idea del por qué siente esa conexión.

Deoksugung {HunHan}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora