Capítulo 3

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SeHun se deja caer en el pasto mientras ve el cielo azul impregnado de estrellas. Estar cerca de las montañas de Taebaek hace que el aire este más limpio y el cielo más despejado. Le gusta la sensación del frio aire golpear sus mejillas con poca delicadeza; el viento es fuerte y no es cálido pero estar caminando por tantas horas hizo que su cuerpo se mantuviera caliente.

Deben ser alrededor de las tres de la mañana pues el aire se mantiene más frió que antes y los grillos resuenan en los campos de cosecha donde están en ese momento. Chanyeol se encuentra dormido plácidamente a unos cuantos metros de él, se supone que SeHun también debería estar durmiendo pero ha decidido que el cielo se ve demasiado hermoso como para mantener los ojos cerrados. LuHan es quien se encuentra haciendo guardia pero lo cierto es que SeHun no sabe dónde está.

Ladea la cabeza y se endereza, sus pensamientos empiezan a ser sobre su padre... el cáncer está acabando lentamente con él y pronto SeHun pasaría a ser el Emperador. SeHun no quería, no desea tener un cargo tan grande como lo es ser Emperador.

Las responsabilidades que significa ser Emperador le asustaban, él aun es joven... no quiere casarse tan joven. Su hermano mayor era el que tendría que cargar con el puesto pero no, el destino se había encargado de quitárselo de su lado, y no sólo él, si no toda su familia. Uno a uno y de manera lenta y dolorosa. Desvía su mirada hacia la enorme bola blanca que ilumina el mundo en sí, la luna parece estar tan cerca y SeHun estira su brazo y coloca su mano enfrente de él, tapando la luna. Una risilla abandona sus pulmones.

Por muy doloroso que llegase a ser su destino, tenía que empezar a aceptarlo. Tendría que escoger a una hermosa esposa que le diera un hijo o más, y después empezar con el harén*. Necesita estar seguro que tendrá un heredero y aunque no quiere que su hijo sufra el mismo destino que él y todos sus antepasados, así lo demandan las tradiciones coreanas.

—Pensar mucho hace daño. —escucha el murmullo de una nueva voz y cierra su mano en un tenso puño antes de voltear a ver al dueño de aquella interrupción.

Al ver a LuHan que camina hasta él, flexiona su brazo y coloca la palma en el pasto bajo él, sus ojos aun se mantienen en el menudo cuerpo del mercenario y frunce los labios cuando lo ve sentarse junto a él mientras mira al cielo.

— ¿Perdón? —pregunta SeHun mientras inspecciona el perfil del chino, su nariz respingona hace que ladee la cabeza, en realidad, jamás lo diría en voz alta pero el perfil de LuHan es muy bonito.

—Parecías tener un montón de cosas en la cabeza, y obviaré el hecho de que, aparentemente, tratabas de alcanzar la luna con tu mano siendo que estás a muchísimos kilómetros lejos de ella. —LuHan se ríe y SeHun se permite fruncir el ceño y chasquear la lengua. —Eso dicen, sabes... Que si piensas mucho tu corazón duele aun más, en especial cuando piensas en un doloroso pasado o en un terrible futuro que no puedes evitar. Entonces ese futuro se volverá tu presente... Y ese presente en pasado y ese pasado se volverá de los recuerdos que más te duelen y que te hicieron cambiar y ser lo que eres ahora.

LuHan recarga su barbilla en sus rodillas y SeHun se siente totalmente extraño de ver al mercenario con esa rara faceta. Hace no más de dos horas, el mercenario estaba sonriendo mientras sacaba el cuchillo de un cuello, lazando flechas hacia cabezas sin inmutarse en ningún momento. Y, ahora, mirándolo con atención; SeHun pudo notar cuan débil parecía estar en esos momentos y su sonrisa nostálgica le hizo sentir escalofríos.

—Así que estoy tratando con alguien que tiene un pasado doloroso. —decide burlarse SeHun, mientras regresa su mirada hacia el azulado cielo.

—Y yo con un cobarde que quiere evitar su futuro, ¿eh? —contraataco el chino con una sonrisa ladina.

Deoksugung {HunHan}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora