Capítulo 5

3.2K 425 185
                                    

Todos los problemas presentes hacían que su cabeza pulsara constantemente, estaba harto de que los problemas llegaran y llegaran hasta atascarse y la solución no se veía visible entre tanta mierda. Ni siquiera SeHun sabía que los japoneses habían aceptado la propuesta que había mandado, ni que había perdido a dos de sus valiosos samuráis y también a un terrateniente.

Parecía ser que todo iba de mal en peor y la paciencia de SeHun se estaba acabando. Si ya había atacado a sangre fría a los guerreros que atacaron a LuHan, no sabía de qué más sería capaz si su paciencia se acababa.

Se coloca un chaleco corto de color negro y los pantalones baji, se inclino un poco para atarlos en sus tobillos, luego se enderezó para ponerse el durumagi. Empezaba a incomodarle usar tanta ropa tan formal cuando iba a estar todo el tiempo en el Palacio, y tampoco era una ropa adecuada para pelear si es que más guerreros chinos venían.

Sin embargo, no se cambio de ropa y salió de su habitación para ir directo a ver a LuHan, los días pasaban lentos y el mercenario chino poco a poco se recuperaba, no había día en que SeHun no fuera a verlo, incluso si este se encontraba dormido. El sentimiento de culpabilidad seguía ahí pero después de tres días seguidos de ir a verlo, se dio cuenta que esa no era la única razón.

Entra al cuarto donde descansaba el chino y vio a las sirvientas limpiar la pequeña mesa donde LuHan había comido, sonrió y se hizo a un lado para que las sirvientas pudieran salir. Las chicas hicieron una reverencia al verlo para después salir del cuarto.

Aunque había estado visitando a LuHan, la realidad es que no habían hablado. SeHun sólo se aseguraba de que el chino estuviera bien y después se retiraba.

— ¿Cómo está la herida? —pregunta SeHun, sentándose enfrente de LuHan.

—Mejor pero aun duele cuando me estiro. —explica LuHan mientras lo mira con los ojos entrecerrados. SeHun frunce el ceño.

— ¿Qué?

LuHan se queda en silencio y desvía la mirada a la ventana de forma circular que está a su lado derecho.

—Esos movimientos... esa destreza al momento de moverte. —SeHun se tensa al instante y LuHan lo nota, regresa su mirada a los ojos café del coreano y frunce el ceño. —No sabía que tuvieras esa... habilidad.

SeHun suelta un largo suspiro de alivio y ríe nerviosamente. Pero aun así le sorprende que LuHan lo haya visto atacar a los guerreros, estaba claro que él había perdido el control pero le parecía asombroso que ni Yuta, ni LuHan —aparentemente— estuvieran del todo sorprendidos. Sólo Chanyeol se había vuelto loco cuando lo vio actuar de esa manera. Suelta un largo suspiro y remoja sus labios, se siente sediento de un té de tila... Pero no hay sirvientas cercas y aunque lo agradece por la privacidad, sigue queriendo su té.

—Pero... no me digas que tú eres el espadachín del que todos hablan.

Los músculos que había relajado se volvieron a tensar, siente como si sus ojos empezaran a temblar ante la insistente mirada de LuHan. Abre la boca para poder decir algo pero al momento la vuelve a cerrar, muerde su lengua y desvía la mirada a la pequeña mesa que está enfrente de él.

—Tu reacción me dice que sí. —volvió a hablar LuHan al no recibir respuestas más que balbuceos inentendibles por parte del coreano.

— ¿Qué? ¡No! —SeHun frunce el ceño y niega con la cabeza firmemente, después se da cuenta de lo estúpido que seguramente se ve y suelta un suspiro. —Quiero decir, si fui un espadachín pero hay muchos espadachines famosos.

—No te hagas el distraído. —chasquea la lengua al ver la infantil actitud de SeHun. —Eres tú, entonces, eh... ¿Quién lo diría? Pero lo que no entiendo es una cosa, ¿Por qué cambiaste tan bruscamente?

Deoksugung {HunHan}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora