1°«Empezar otra vez...».

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***

Un, dos, tres.
¡Ven Susan!

Corrí en el primer llamado.

Grita.

¡Susan!

Al segundo llamado ya me dolían los pies.

—¿Susan? ¿Dónde estás?

—¡Susan!

¡No escaparás!

Después de su voz, ya todo era un borrón mientras rodaba por la hierba.

Risas.
Risas.

Y luego tenía agua en los ojos, la cara, se metían gotas por mis oídos.

Por mi nariz.
Me ahogaba.

****

Me ahogaba.
Respiro.

¡Respiro!
Mis ojos arden, al igual que mi nariz.
Los cierro para limpiarlos con las manos.

Abro los ojos y veo mis ojos en el espejo retrovisor del auto ligeramente enrojecidos.

Junto a los míos hay un par de ojos verdes que reconozco de inmediato.
Ema.

—Ema voy a estragularte con mis propias manos —digo fingiendo molestia.

Rara vez me molesta cualquiera de sus bromas.

Casi nada me perturba demasiado como para enojarme o llorar.

Casi.

Sacudo mi cabeza alejando mis pensamientos.

No. Ahora no quiero pensar en ello.

Me muevo para poder sentarme  correctamente.

Ema lleva una botella de agua en la mano y un sorbete en la otra.

Solo ha hecho eso por molestar.

Y de paso me ha dado un susto de muerte, pero yo me ahorraría en hablarle de ello.

—¡Ja! Sé que no lo harías ni en un millón de años —la muy vivaz vuelve a soplar agua por el sorbete y esta vez logro evitar que me dé en la cara pero moja mi camisa.

Lo que no me gusta pero lo dejo estar.

—A lo mejor no me van a hacer falta esos millones de años y lo haga en la próxima —digo fungiendo amenazarla.

Algo que por supuesto ella sabe.

—¿No pudimos tomar uno más grande? —me quejo junto a Ema y trato de acomodarme en una posición buena.

—Dimelo a mi —responde Ema dejando su botella en el asiento delantero.

¿Ella no iba junto a mamá? Creo que ve mi cara de confusión porque y ríe.

—Me he regado jugo en el asiento y me ha tocado venir contigo —prosigue— he estado tentada a despertarte para enviarte al maletero.

Ella también masajeando su cuello.

—No me tientes —advierto con sorna.

Me acomodo en mi lugar por lo que ahora mi espalda da contra la puerta y mis piernas están medio estiradas.

Mi cuello duele cuando muevo mi cabeza y me doy cuenta de que estamos en una gasolinera.

Tengo ligeros recuerdos de cambiar de posición entre acostarme en las piernas de Ema o retorcerme para ir al lado de mi ventana.

¿Y si gano?© ||EDITANDO||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora