31°«Tabúes y efectos colaterales»

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Cuando sucedió el accidente en Druver, tuve muchos espacios vacíos y muchos malos recuerdos agobiantes que no me permitían y no me permiten respirar. Las personas no solo buscan liberar el alma y eso lo aprendí por experiencia propia, es más bien como una vía de escape a la que debes atarte para poder sobrevivir con las circunstancias. Y yo encontré la mía, mí vía de escape que se convirtió en una rutina.

Mi liberación era sentir el viento golpeando mi cuerpo arrasando con todo, a más velocidad y ferocidad, más es el alivio. Era como especie de terapia que me aplique a mí misma con el propósito de centrarme en la serie de cosas que me rodeaban, cosas que desconocía y odiaba aquello.

No es bonito despertar por la mañana y pensar en qué historia tienes que inventar para recompensar un vacío o tratar de enmendar un agujero que cada vez era más aterrador y más profundo, cada vez se necesitaba de más, cada vez era más, siempre es más. Liberarme era lo que hacía a diario en mis antiguos hogares, salía temprano por la mañana cuando el sol no estaba allí para burlarse de mí por ser una débil.

Mi liberación prácticamente consistía en correr, sólo correr.

Correr por las orillas de la playa por la madrugada no era tan malo cómo parecía, las playas de Silber eran muy acogedoras y muy visitadas por muchos turistas, pero nunca tuvimos problemas con aquello. Silver fué la primera casa de playa en la que pude disfrutar un poco, la ubicación de la casa era muy apartada de la ciudad principal, la casa básicamente se ubicaba a las afueras en un lugar más privado lo que significaba que teníamos un gran espacio desolado de arena y grandes e inmesas rocas a nuestro alrededor.

Las veces en las que quería estar sola y tener un momento conmigo misma, no despertaba a Grace para salir por las mañanas y luego si preguntaban yo solo diría que no fuí porque me sentía agotada. Sabía que no me gustaba mentir, que muy en el fondo lo detestaba pero también lo veía como una diminuta mentira sin importancia, una mentira piadosa que no dañaría a nadie.

Todo lo que hacía era salir y dar aire a mis pulmones, primero lo hacía en casa. Una cinta de correr y lo listo. Luego de un tiempo (un largo tiempo de suplicarle a mamá para qué me permitiera salir por las madrugadas) lo hacía por hora y media, tenía buen cardio y gracias a mí Grace también.

Y fué por eso que supe lo que debía hacer cuando Landon no respondió mi pregunta. Era demasiado claro que había más cosas de lo que él me había contado y quería saberlo, me prometí a misma no ser más débil. No podía dejar que las cosas me afectarán fácilmente porque me había costado superarlas en un principio.

Un zumbido fué el causante para que Landon maldiciera en voz baja y sacó su teléfono del bolsillo de su chaqueta, su gesto de descompuso y frunció el ceño, está era mi oportunidad. Miré por la ventana de reojo y considerando la altura debía estar en el tercer piso, mi reloj marcaba ya las 17:09 PM. Ya estaba más oscuro de lo normal, el gris de la noche ya cercana me avisaba que ya no tenía mucho tiempo.  Aproveché su distracción para poner en marcha mi plan, escapar.

—Susan, ¿Puedo ver tu...? —no lo escuché más.

Agarré el bolso con más fuerza y sentí el dolor en mi mano por el antiguo pinchazo, pero en ese momento no me importó y salí despavorida por la puerta, miré para ambos lados y no muy segura de adonde iba a parar seguí el largo pasillo a la derecha, estaba desolado y pequeñas luces muy bajas marcaban los pasillos a toda las direcciones. Como sí fuera poco mi cabello me complicaba el trabajo porque se revolvía y los mechones cubrían mi visión.

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⏰ Última actualización: Oct 07, 2017 ⏰

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