10°«Sin preguntas»

534 24 0
                                    

Abrí un ojo y lo cerré enseguida. Pues la razón era porque rayos de sol se colaban por las persianas de la ventana y un viento cálido rozaba mi cabeza.

Lo que causó una leve molestia e hizo que me despertara.

Pero..
¿Yo no recuerdo que yo tenga persianas de color negro?

Y mucho menos el color de mi cuarto blanco impecable. El mío era color piel bien bajo.

Y además no tenía ninguna mascota.

Pero reaccioné..

Alcé la vista y me encontré con unos ojos verdes. No recuerdo haber visto tal color eran verdes intensos. No eran cualquier verde.

Él estaba serio y me miraba como examinando mi cara.

Me sentía intimidada.

Y como si eso fuera poco.
Yo, ¡YO! estaba abrazada a su torso.

Pegada como perezoso a un árbol.

Y como si fuera poco mis piernas también estaban abrazando las suyas.

¡Dios! ¿¡Pero en que momento!?

Con la poca dignidad que me quedaba hablé- Y-yo lo siento.. No sé que decir.

Se formó una leve sonrisa en su rostro.

He hizo un movimiento con sus perfectas cejas- ¿Ahora quién está encima de quién? -dijo en tono burlón.

Odio cuando es así.

-No estoy encima de ti, así que no cuenta.

-Pero eso no quita que estés invadiendo mi espacio privado.

Me incorporé en la cama y me cruze de brazos- No fue con intención, además tú también pudiste haberlo hecho. Porque no veo que me hayas apartado para nada.

El también me miró desafiante- Pero si dormiste tan bien que hasta te acurrucarse más.

¡Agggghh!

-Eso es porque hacía frío. Además no volverá a suceder. Porque jamás volveré a dormir contigo -dije poniéndome de pie.

-¿Y que pasa si no?

Ya estaba por dirigirme al baño de la recámara- ¿Y porque crees que habrá una segunda vez?

-Porque si hay una primera. Y si hay una segunda -me miró directo a los ojos- de seguro habrá una tercera.

¡Como una persona puede ser tan segura de sí mismo!

Yo no puedo. ¿Alguien más?

-¿A sí? ¿Como lo sabes?. ¡Oh! Espera.. ya lo tengo. Tu hobby es practicar magia negra.

Él solo sonrió-Solo lo sé.

Yo sólo puse los ojos en blanco y me dirigí al tocador.

Lavé mi cara, utilicé su cepillo, hice mis necesidades.

Me puse denuevo mi ropa y me dispuse a salir.

La casa si que era grande y ahora podía ver que también tenía ciertas paredes de vidrio que dejaban a la vista un hermoso paisaje verde.

Pasé por la sala de estar y no estaba, hací que supuse que estaría en el tocador o talvez fue por más leña.

Me fuí directo a la cocina pero estaba equivocada.

Allí estaba él, vestía su pijama de rayas y una camiseta blanca básica que se pegaba a su cuerpo.

Lo hacía ver sexy y en la cocina fantástico.

¿Y si gano?© ||EDITANDO||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora