Hometown
»La curiosidad siempre
será un arma de doble filo«Desde que entre al mundo del periodismo mi mente se expandío a un inmenso panorama de posibilidades, el exponer la verdad y sus derivados, la simple acción de indagar a fondo y la gloriosa sensación de ser por un instante onminiscente de algún hecho, eran sensaciones adictivas que se añadieron con los años a mi ser.
Suponía que aquel actuar tan arraigado al periodismo, fue lo que me ayudo en apenas meses de mi graduación a formar parte de un equipo de periodistas excelente. Siendo (modestia a parte) la más joven entre ellos, en aquel tiempo sin duda alguna me sentía grande, y con la capacidad de establecer mis "límites" o aquello que me cabreaba hasta la médula al iniciar un árticulo o alguna entrevista, como por ejemplo, descartar el amarillismo de algunos hechos o la agregación de sucesos paranormales que buscaban alimentar las mentes ingenuas con fantasmas y hadas.
Dejando a un lado todas esas limitantes y enfocandonos en lo que realmente me ennerva la sangre, (como ahora) es ser subestimada en cualquier ámbito, esto para mi era algó insoportable. De hecho ahora mismo mi cabeza estaba por estallar a causa de la ira y desenbocar sobre la mirada azulina y serena de mi jefe de redacción.
- ¿Qué? ¿No hablas enserio?
Aquel mantuvo su gesto impenetrable sobre mi, mientras se acomoda los dobleces de su chaleco.
-Yo no bromeo cuando hablamos de trabajo Facianni.
Me levante de improvisto totalmente molesta con el Jefe de redacción de la editorial CorduaS. Michael sin duda era un hombre de porte alto y elegante, de cabellos castaños y mirada azul, el cual imponía respeto, gozando de un privilegiado cuerpo atletico a pesar de su delgadez y un rostro atractivo enmarcado por unas gafas. Cualquiera desearía estar en las garras de aquel hombre, más sin embargo a mí me atraía su forma mordaz y sátira para sacar a flote historias profundas y sumamente jugosas.
-Vamos Amelia, calmate.
Observe de reojo al hombre que posaba una mano en mi hombro, topandomé con una mirada color ambar que estudiaba mis reacciones con gesto relajado. Fruncí el ceño y me encargue de fulminarlo con la mirada indicandolé de forma tacita que no se metiera.
-Oye no me mires asi... además no es tan malo.
Termino de aclarme Richard, quien al verme alterada como siempre busco la manera de calmarme. Terminó de acercarse y palmeó mi espalda, ignorando por completo mi molestia.
-Cierto, será como un paseo relajante... Tomalo como un viaje para drenar toda esa... tensión.
Michael se inclinó sobre su escritorio hacia adelante; estudiando seriamente mis facciones. Ambos sabiamos que me enviaba lejos por lo sucedido hace dias, cuando logre escabullirme en la escena de un crimen.
-Oh vamos, Michael... No fue mi culpa quedar en medio de la balacera.
Y en parte era cierto ¿Cómo iba a saber que en medio del levantamiento del cadaver el asesino llegaría disparando por doquier? y además que una de sus balas rosaría y dejaría un leve rastro en mi mejilla. Estaba consciente de que también fue un error fatal de mi parte, pero no paso a mayores.
-Casi te matan, por estar en el momento y lugar equivocado.
Aquel hombre adquirio un gesto solemne y en su voz se percibia autoridad, sólo atine a guardar silencio y bajar la mirada ante aquello no tenía como debatir sobre eso.
-No se diga más Amelia, iras a Hometown, estarás encargada del reportaje sobre el turismo allí. A su vez Rebecca, Charls y Edinson estaras en su equipo y te reunirás con ellos en tres días, luego de tú llegada allí.
Rodé los ojos y me cruce de brazos al ver su mirada de "obedece". Lo peor era lidiar con Rebecca y sus infulas de estrella, puesto que ella manejaba toda la parte fotográfica considerandose como una pieza fundamental. De Charls no podía decir nada realmente, pues este vivía encerrado en sus pensamientos y por último estaba Edinson un chico agradable y casi de mi edad, creo que él seria el único con el cual tendría una amena estancia. Suspiré derrotada, desperdiciaría mi talento en eso. Michael me observo de arriba a bajo esperando mi respuesta.
-¡Sabes que no me gradue para esto!... ¡Quiero una historia de verdad!-
-Y la tendras... Pero todo a su tiempo.
Lo vi levantarse y dirigirse hacía el ventanal que estaba detrás de su asiento, y por el cual solía perderse durante horas.
-Sé que eres una periodista y redactora excelente Amelia, y que ese tipo de historias te irían muy bien pero un trabajo suave de vez en mes no hace daño... Debes aprender que para un periodista no hay historias mediocres.
Pensaba en seguir la disputa, no obstante desde mi posición percibi el "No insistas". Suspire derrotada, tomando el sobre amarillo que me había dejado mi jefe, en el mismo se hallaba todo al respecto del lugar y los cheques que serían entregados para costear el viaje. Salí de la oficina refunfuñando y detrás de mi podía percibir los pasos acelerados de Richard, supusé que aquel idiota tendría en sus labios una sonrisa divertida.
-Me sorprende que no lo hayas pateado-. Mi compañero conocia bien mi caracter impulsivo.
-¡Es un idiota!
Bufé, no podía hacer más que aceptar, serían horas de aburrimiento que me esperaban. Richard caminaba a mi lado hablando de trivialidades, y del porque debia relajarme un poco, pero mi mente sólo pensaba en las pocas opciones de escape, aquel día largo pasillo repleto de cubiculos se me hizó extenso. Pase de largo por mi sitió de trabajo con desdén mientras ambos nos dirigiamos a una pequeña estancia. Una especie de cocina y mini comedor donde solíamos relajarnos, preparar café, o comer durante las horas libres.
-Nunca había escuchado sobre ese "Hometown".- Musité al tiempo que sujetabá la cafetera medio llena, Richard me tendía dos tazas para así vertir el café.
-Es un poblado que está a unos kilométros de la ciudad, bastante tranquilo y pintoresco. Allí existe uno de los más inmensos campos de rosas que se hallán visto. De echo, las mismas se distribuyen por toda la ciudad.
-¿Uhm? ¿Enserio? Aún así, no lo había escuchado.- Le espeté mientras tomabá un sorbo de mi bebida con deleite, adoraba el sabor de un dulce capuchino.
-Te gustará... Además sé que no es como la ciudad pero quien sabe, en los pueblos suelen pasar cosas extrañas y hechos sordidos que son secretos.- Sonreí ante la voz misteriosa y con aires terrorificos que empleaba mi compañero.
-Si, claro y me topare con la bruja de Blair y pie grande.- Ambos nos comenzamos a carcajear, ante el comentario mientras terminabamos de tomar nuestro café, para así irnos a terminar nuestras labores. Me despedí de Richard con una sonrisa que desaparecio cuando quede sola en mi cubiculo.
Y pensar que en unos dias partiría a Hometown, y ya no podría charlar ni bromear con mis compañeros. Y que seguramente serían los dias más aburridos que tendría o al menos eso pensaba.
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Mentes Oscuras
Paranormal"La mente es un lugar incierto, lleno de lamentos y gritos muertos" Amelia Faciani es una joven escéptica con respecto a todo lo sobrenatural. Aunque ha iniciado su carrera de periodista de una forma bastante peculiar. ¿Acaso una sucesión de eventos...