Cápitulo 9

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Señales

»Es bueno estar atentos
a las señales nos indican
el camino por el cual huir«

La madrugada era la silenciosa testigo de todas aquellas teorías que comenzaban a tomar diversas formas, como hambrientas sanguijuelas que deseaban succionar mi cordura.

Eran las dos de la mañana y aunque la oscuridad deseaba engullirme entre sombras, estas huían rezagadas debído a la luz de mi lapto que yacía sobre la mesita de noche. No me sentí atemorizada, muy a sabiendas que al otro lado de mi puerta se encontraba el pasillo por el cual viví aquella terrible experiencia. Lo atribuí a mi mente ocupada que maquinaba escenarios y que sólo intentaba atar cabos y búscar respuestas.

Me recoste en el respaldar de aquella silla de madera donde llevaba más de cuatro horas sentada y estiré mi cuerpo hacía atrás, liberando un leve suspiró mientras me perdía en la madera del techo.

»¿Qué debo hacer?«

En primer lugar estaba el misterioso Capelli y su difunta esposa Madeleyn, luego estaba la conexión con la familia Ross, seguido a ello estaba el asesinato de Amy. Pero ¿por qué? ¿De quien debían protegerla? Y además lo que ví el primer día que pise "Bonne Nuit" aquella mucama ¿había sido producto de una ilusión? o ¿Fue algo parecido a lo que vivi ayer? Negué acariciandome la sien.

»Capelli...«

Ahogué un bostezó, ¿Dondé comenzar? Quizas Richard y la información de las desapariciones serían un buen inicio. Debía comenzar a mover mis fichas o perdería los rastros... Y eso no era una opción.

**********

«Mis párpados permanecian cerrados, mientras una suave brisa agitaba mis cabellos desatando un lijero aroma floral.

Permanecí quieta dejando que me envolviera una extraña tranquilidad.

"Amelia... Amelia."

Una voz aterciopelada y femenina me invitaba a abrir mis ojos, y como un cantico de sirenas me incitaba a caminar en su búsqueda.

Cuando me decidí a abrir mis ojos ante mí, un enorme campo de flores se extendía con algunos arboles de por medio con una plena belleza. ¿Donde estaba?

-¿Qué hago aqui...?

Mi voz se quedó atorada en mi garganta, pues al pronunciar aquello y en un simple parpadeo aparecio en medio de aquel campo floral el invernadero donde Amy habia sido hallada muerta.

No entendía el por qué pero mis piernas comenzaron a andar solas, mientras la voz de aquella mujer misteriosa repetía mi nombre con mayor insistencia.

Y entonces acudí con prisa, pero manteniendo cautela al entrar... Sin embargo, cuando ingrese a aquel sítio no había ni pizca de alguna flor, solamente unos petalos secos esparcidos, el lugar parecia abandonado y sin vida permaneciendo envuelto en una aura de oscuridad. Pronto desee estar afuera con el aire fresco golpeando mi rostro pero detrás de mi la salida se desvanecio y en aquel lugar todo estaba desertico, sólo una puerta más adelante enmarcada con un número pintado en rojo...

»¿013?«

Aquel número se grabó en mi mente. Y antes de decir cualquier cosa me estremecí cuando la voz me llamo desde el otro lado de aquella puerta esta vez angustiada. Puede decirse que no era muy inteligente pero... joder, parecia estar en peligro.

-¡Resiste!

Alcancé a decir justo al llegar a la puerta y posar mi mano sobre el pomo y girarlo, en ese momento el olor a sangre me llegó tan penetrante que no pude evitar fijar la vista en la "pintura" cuando el número en la puerta comenzó a escurrir, tuvé que tocar con mis dedos la pintura y temblé... Era sangre... muy fresca.

Tragué grueso cuando intenté llenarme de valentía y entrar. Cerré los ojos al ingresar y pudé sentir el frío colarse a traves de mi ropa.

-¡Ayudame... Amelia!

Y abrí los ojos como platos, sin atreverme a apartarlos de aquel espectro. ¡Dios! Su ropa cubierta de sangre y su expresión vacía me aterraron, en especial cuando su brazo se extendio al lado derecho y me señalo a la mismisima Amy Ross, su rubia cabellera estaba suelta y cubria parte de su rostro y su mirada igual que la de Dominik estaba puesta en mi tan fija que parecía traspasarme con ella... y entonces abrio sus labios al igual que la mujer pelirroja y al unisonó sus voces me calaron los huesos.

-Ten cuidado Amelia...

Retrocedí al tiempo que Amy mostraba su rostro esta vez con sus cuencas vacías y se apresuró hasta sujetarme los hombros y gritarme.

-¡Él vendrá por tí!»

*********

Cuando abrí los ojos estaba en el piso maldiciendo el golpe que me habia dado al caerme de la silla en la cual me había dormido como una idiota. Era conciente además del palpitar acelerado de mi corazón ante el miedo que sentí hacia instantes.

-¡Mierda!

Intenté levantarme a pesar de sentir mi cuerpo entumecido y caí en un nuevo golpe seco contra frio piso de madera. Bufé y traté de calmarme, ya estaba despierta, leves rayos de luz entraban por mi ventana y no habia nada a mi alrededor o al menos eso creí porque al ver la esquina de mi habitación Amy Ross me observaba desde allí, flotando su cuerpo era tráslucido y con gesto idó, enmudecí y ella sólo señalo hacía la puerta.

Quisé gritar pero unos pasos me hicieron retroceder en mi sitió. Con el corazón en la boca y con la cabeza dandome vueltas. Nisiquiee el golpeteo en mi puerta logró sacarme de estado... Sólo una voz masculina me hizó reaccionar.

-¿Amelia? ¿Estas Lista?

Casí salté a abrir la puerta y me arrojé a los brazos de Dominik sin pensar en mi apariencia o el como temblaba.

-Hey... ¿Amelia?

Aquel me sujeto el rostro y me obligo a verlé a la cara, maldije por las lágrimas y la cara de espanto que pude mostrarle, pues aquel chico me estrecho en sus brazos hasta que dejé de temblar y llorar.

-Amelia... ¿Estas bien?

Su voz preocupada me lleno de fuerzas para encaralo y asentir separandome de sus brazos.

-Lo siento.

Él me miro extrañado y me sonrió con dulzura mientras acariciaba mi mejilla.

-Me dirás ¿qué paso?

Desvie la mirada ¿cómo decirle que el fantasma de su hermana era la culpable de mi estado? Me mordí el labio. Justo cuando entramos a mi habitación, estaba recelosa de ello y me aterro que Dominik la viera... Sin embargo, ya no habia nada allí y no pude evitar quedarme viendo esa esquina sintiendo escalofrios.

-Vamos, puedes decirme.

Dominik ignorante de mi situación sólo tomó mi mano, dispuesto a darme su comprensión. Bajé la cabeza sintiendo un enorme peso sobre mis hombros además de un montón de interrogantes que me asfixiaban.

-He estado... estresada, supongo.

Alzó una ceja incredulo. Y medito unos segundos, estaba segura que no me creía ni pito. Aquel rubio se giró a verme con las manos en los bolsillos y me regalo una sonrisa animada.

-Bueno, al parecer tengo la solución señorita Facciani. -Ambos reimos. Casi olvido haber quedado en salir con él. -Esta dispuesta a acompañarme.

-Ya te he respondido que si.

Él asintio con un gesto divertido.

-Sólo reiteraba tu desición, tienes quince minutos para estar lista.

-Y ¿a donde me llevarás?

Pregunte curiosa antes de que saliera.

-Iremos a la cascada de cristal.

Mentes OscurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora