Palabras ahogadas en licor
«Tal vez él no lo merecía
pero su otro yo...
Ese que me aterraba,
me alejaba.
Y yo, no quise
ni pude salvarlo."La tarde cayó sumamente rápida sobre Hometwon y su tranquilidad silenciosa, incluso "Bonne Nuit" con su poca afluencia de ocupantes dejaba un ambiente tranquilo y en paz especialmente en el sencillo restaurante donde a penas unas cuatro o cinco personas degustaban de su cena incluyendome.
Aunque en estos momentos la pasta a la carbonata no se me antojaba en lo absoluto, Émile Ross y sus palabras me torturaban constantemente quitandome el apetito y dejandome con una siniestra duda ¿Émile fue el asesino de Amy? y si era asi ¿Por qué?
¿Acaso Amy y él se odiaban? o había algo más y ¿qué papel jugaba Dominik en todo ese embrollo?
Bueno tampoco es como si conociera la situación económica de los Ross o la relación entre hermanos. Bufé con desespero, por más vueltas que le diese al asunto no terminaba de llegar a una conclusión lógica y coherente, mi única certeza era que Émile se había vuelto en mi principal sospechoso y por tanto una amenaza que se tornaba oscura y siniestra.
—Creo que deberé incluir un menu más acorde a su paladar señorita Amelia. — Me topé con una mirada fija y un gesto entretenido en aquel rostro maduro. Capelli se veía de mejor humor que de costumbre. — ¿Le molesta si tomó asiento en su mesa?
—Para nada señor Capelli. —Dí un sorbo a mi bebida un tanto contrariada, ¿desde cuando Capelli era tan "amigable"?
Fue cuando percibí un lijero aroma a licor proveniente del mismo.— ¿Cómo se encuentra?— He tenido días mejores. — Aquel hizó una seña y enseguida trajeron a nuestra mesa un platillo para él y una botella de whisky con dos copas, en ambas vertió el licor, tendiendome una. — ¿Quiere acompañarme?
Lo observe un tanto dudosa, no tenía mucha tolerancia al alcohol así que preferí pasar su invitación, cosa que provocó en el una sonrisa divertida. Aunque lídiar con ebrios era algo que detestaba en el alma acompañar a Capelli me resulto un buen método de distracción, de hecho pudé darle una oportunidad a la pasta y comer una buena porción mientras escuchaba la historia de Capelli y su familia al instalarse en Hometwon y la tardía y dificultosa construcción de "Bonne Nuit"
Según Capelli la posada estaba situada sobre lo que había sido la primera iglesia en Hometwon, y que por custiones desconocidas fue engullída por el fuego dejando solamente cenizas. Luego de tres años la familia Capelli decidio comprar esas tierras y posteriormente construir la posada, aunque con una seríe de problemas que retrasaban la obra. En otra ocasión habría dudado de la veracidad de los hechos contados por un solitario hombre ebrio, pero Hometwon estaba inundada de situaciones tan extrañas que rompen la lógica de mi razón.
—Pero a pesar de todo me encantaba el lugar. — Terminó su relato con una sonrisa nostalgíca, la botella de licor ya iba a la mitad y la voz de Capelli adquirió un tono adormecido y gracioso. A pesar de saber de su estado de embriagues me sorprendia lo abierto que era para contar basicamente, toda su infancia y adolescencia. — Sobre todo cuando... La conocí... Era tan radiante.
—¿Uh? ¿A quién? — Me incliné un poco hacía adelante mientras daba un sorbó a mi nueva taza de café.
—Madeleine, ella, era hermosa. — Su mirada parecía perderse en el líquido de su copa. — Cada aspecto de ella gritaba perfección, incluso... La rebeldía que la carácterizaba.
—¿Cómo la conocío? — Tenía que aprovechar aquel escape de información para saber que fue lo que paso con Madeleine. Tal vez no fuese relevante para lo que sucedio con Amy, pero no estaba de más conocer que sucedio con la mayor de los Ross. Capelli exhaló y fijó su vista en el mantel de nuestra mesa. —Debieron ser una pareja de novios muy enamorados.
— No, de hecho era un compromiso arreglado. —De la nada la voz y el gesto de Capelli se habían endurecido. — Los Ross... Eran unos... Bastardos interesados.
Escupió cada palabra con sorna mientras azotaba con su puño la mesa dedicandome una mirada fija y angustiada que me aterraba, por un instante pude ver el profundo abismo que consumía su interior.
Fueron unos segundos hasta que el hombre frente a mi exhalará pesadamente inclinandose sobre la mesa, dió un último trago antes de que que su rostro rebotará contra la mesa como una piedra pesada, cerrando sus párpados al fruncir el entrecejo.
No supe que hacer, y abandoné la idea de seguir indagando pues aquello parecía ser una tortura para el hombre frente a mí quien en unos segundos volvió a exhalar profundo y dejó escapar un ronquido. Al parecer el cansancio le había ganado a Capelli. Suspire entre resignada y aliviada creí que no hallararía nada más de importancia y justo cuando estaba por retirarme, levante la vista y una profunda mirada color jade se mantenía insistente sobre mi.
Aquella presencia cuya vestimenta blanca se encontraba teñida en sangre, misma que seguía emanando de los orificios que brodeaban su torso y parte del pecho. La mujer ladeo el rostro provocando el movimiento ondeante de sus cabellos con gesto ausente movía sus labios rojizos por los cuales vislumbraba un hilo fino de sangre se deslizaba hasta perderse en su barbilla, una súplica silenciosa podía leerse en ellos "Sigueme".
No pude negar el terror que se paseo como una corriente eléctrica a través de mi cuerpo, el aspecto de aquel ente y la pálides de su piel la cual resplandecia con el débil haz de luz artificial que titilaba en el pasillo mientras sus pies flotaban sobre el aire sin rosar ni por error el piso, sin duda era una imagen sacada de un aterrador sueño.
Pero no...
Estaba despierta, demasiado para mi gusto.
Tragué grueso e intente por todos los medios controlarme, luego observé a mi alrededor notando que sólo quedaban un par de comensales, y no había ni rastros de un mesero, por último me fijé en Capelli quién aún dormía.
«Voy a arrepentirme de esto»
Inhalé suficiente oxigeno esperando conservarme en una pieza, la última vez que vi a ese espectro fue un desastre y estaba segura que sería lo mismo pero había una vocecilla que me decía "Siguela".
Así que me apresuré a levantarme y con pasos silenciosos abandoné a Capelli para ir trás aquella peliroja de gesto ausente y piel traslúcida a través del pasillo.
Lo que no imagine encontrarme fue cuando al cruzar el umbral; todo mi campo visual se distorsionó y entonces lo escuché.
Rápido.
Hambriento.
Malvado.
Y con un grito espantoso que me caló los huesos y aceleró mi corazón.
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Mentes Oscuras
Paranormal"La mente es un lugar incierto, lleno de lamentos y gritos muertos" Amelia Faciani es una joven escéptica con respecto a todo lo sobrenatural. Aunque ha iniciado su carrera de periodista de una forma bastante peculiar. ¿Acaso una sucesión de eventos...