Enfrentamientos.
«Estaba aterrada, y mi corazón al borde de un infarto.
Corrí tan rápido como me lo permitieron mis piernas por todo pasillo... Pero ella seguía allí con su gesto demacrado y aspecto sanguinolento, su mirada era un diabolico misterio que logró estremecer mi fuero interno.
Insistente en aquel pasillo, aquella mujer de rojizo cabello dejo caer su cigarrillo seguido de arrojar al lado izquierdo aquel saco que traía a cuestas.
Temblé cuando ella se encamino hacia mi con una daga punzante y mirada sin vida
Y entonces grite.»
-¡Amelia! ¡Despierta!
Las fuertes sacudidas en mis hombros me arrastraron de regreso a una potente luz que encandilo por escasos segundos mi visión, y lo primero que reconocí fue la habitación de la posada, contuvé el aire y aquella voz capturó mi atención.
-¿Estas bien?
Y ahí estaba de nuevo aquel par de ojos color plata, los mismos que habían aparecido como mis salvadores en medio de aquel tétrico sueño.
-¿Dominik...? ¿Qué... qué haces aqui?
Me reincorporé de forma rápida mareandome al instante y sintiendo una fuerte jaqueca consumir mi cabeza. como un rayo el recuerdo de la mujer que me atormentaba me golpeó en una fuerte punzada. Cosa que al parecer él noto, puesto que enseguida me tendió un vaso de agua y dos aspirinas.
-El doctor Marcus dijo que el sedante era fuerte.- Lo ví encojerse de nuevo en aquella silla que estaba junto a la cama, su gesto preocupado me dejo desconcertada.- Lo siento por ser imprudente y no esperar afuera.
-¿Llevas mucho tiempo aqui?
Pregunté, él parecio apenado y luego me sonrio.
-No quería dejarte sola... Tu estado no me lo permitia.- Carráspeo la garganta y dirigió su profunda mirada sobre la mesita de noche.
-Gracias.
Dominik se quedo estatico viendome fijamente sin hablar. La verdad, luego de aquel incidente no estaba conforme con la idea de quedarme sola, de hecho que Dominik permaneciera a mi lado fue un alivio.
-Descuida. -Su expresión se torno serena. -Sólo... Quiero saber ¿qué ocurrio en ese pasillo?... ¿Por qué estabas tan aterrada? ¿Qué viste?
Su voz en tono curioso, y todas sus preguntas me azotaron, no se si fue el desespero en su voz o los recuerdos carcomiendo mi mente, pero me estremecí. Él estaba tan confundido como yo.
Sin embargo, no estaba dispuesta a contar algo que hasta yo no podía asimilar. Así que opté por la opción más viable... Mentir.
-Bueno...- Me acomodé un mechon de cabello tras la oreja, y solté una risilla, Dominik alzó una ceja.- Una serpiente... enorme.
Tragué grueso y baje la mirada. Necesitaba agregarle dramatismo a aquello, era mejor que parecer una loca que ve fantasmas donde no los hay.
-Les tengo pavor a las serpientes. -Intente sonar lo más apenada posible. - Lamento el alboroto.
Me sorprendio escuchar una carcajada de alivio de su parte, verlo de aquella manera sin duda provocó que mi corazón se acelerara.
-Comprendo... La verdad es algo normal por esta zona, la posada de Capelli está a unos pocos metros del bosque.
«Uff parece que me creyo.»
-Vaya lugar al que vine a parar
Le espeté cabizbaja, debia dar una buena actuación.
ESTÁS LEYENDO
Mentes Oscuras
Paranormal"La mente es un lugar incierto, lleno de lamentos y gritos muertos" Amelia Faciani es una joven escéptica con respecto a todo lo sobrenatural. Aunque ha iniciado su carrera de periodista de una forma bastante peculiar. ¿Acaso una sucesión de eventos...