CAPITULO 10

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Emily, me miró en forma extraña, no había odio o rencor en sus ojos, sino lastima, si esa es la palabra justa. 

Supongo que sabía perfectamente que además de lastimarlo a él con cada una de las mías, también lo hacía y mucho con mi propia persona. El edificio estaba en ruinas por lo que fue imposible subir con una camilla; lo cargué en mis brazos negándome a que lo hicieran los enfermeros. Bajé con su cuerpo helado, pegado al mío, sosteniéndolo con la mayor delicadeza que mis nervios me permitieron, temía que se rompiera, parecía tan frágil, tan débil. Sus ojos que días atrás me miraban llenos de ilusión, llenos de ternura, yacían como dos cavernas, vacías desoladas. 

Emily no dijo nada, ni una sola palabra, me miraba en silencio. Quisieron dejarme allí, impuse mi voluntad, subí con él, no iba dejarlo solo, más siendo yo el culpable de su estado. Pasaron dos o tres minutos y tuve que ver por segunda vez aunque no la última, el cuerpo de mi Kellin lleno de cables y artefactos por todos lados, cuyo único fin era mantenerlo en este mundo.

Tres semanas, él seguía inconsciente, mis padres estaban con él  firmes acompañándolo en todo. Yo con mi alma en un rincón, vivía desesperado cada día que pasaba y él no despertaba, mi temor crecía mas, ese miedo a perderlo definitivamente se hizo presente una vez más, una realidad que me negaba a ver.

¿Que haría sin él ¿Cómo seguir?

 Cuando era la única razón por la cual abría mis ojos cada amanecer, teniendo la vaga esperanza que los suyos me miraran llenos de amor una vez más.

Hoy, que tantos años han pasado de todos aquellos sucesos, sigue siendo mi razón, ya no creo en nada, en nadie, cada persona que aparece en mi vida; si así se puede llamar esta agonía permanente; me parece falsa, desleal, las comparaciones son inevitables y él siempre sale victorioso de todas ellas, por más que he buscado incansablemente, no he podido hallar nunca más, persona tan noble, tan pura, tan simple y perfecta como él sigue siendo. 

Creo que después de tantas vueltas soy la única persona que no logra desprenderse, su esencia continua muy presente en mi, cada recuerdo, mínimo, pequeño, detalles, su risa estrepitosa, fresca, su aspecto casi infantil, su incansable sentido del humor aun en las peores situaciones; su infinita bondad y paciencia, su fe ciega en mi, en que tenía algo bueno que dar al mundo, un conjunto de características imposibles de encontrar, todas juntas en un solo ser humano. 

Son la seis de la mañana, está saliendo el sol, lo veo a través de los pequeños rayos que se infiltran por las rendijas de mi ventana; sigo escribiendo, me hace bien hacerlo, es una buena forma de traerlo de nuevo a mí, hay una promesa pendiente.

-La de que volverías por mí, eso mismo me dijiste pocos días antes que mi mundo se viniera abajo. -¿Lo recuerdas? -Intentabas reír a pesar, que nuestras lagrimas, parecían formar un río salado. -Que no querías dejarme, eso era lo más difícil de todo.

-Ya veras, ni la muerte podrá separarnos, sea como sea, encontraré la forma de volver, de continuar, espérame.  

No pude más, lo besé, sabía que no eran más que promesas rotas, crecí escuchándolas, pero esta de verdad quería que fuera real. No me moví del hospital, tenía la misma ropa que hace días, mi estado era lamentable aunque no peor que el suyo. Emily camino donde yo estaba en un rincón apartado de todos, coloco su mano sobre mi cabeza.

-Vamos, tenemos que hablar. -Fuimos hasta la cafetería del amplio lugar, la seguí sin decir nada. Sabía que cualquier insulto de su parte me lo tenía bien merecido, pero no fue así.- ¿Hasta cuándo vas a seguir con esto? Lo lastimas a él y más a ti mismo. ¡Mírate como estas!

-Yo... -No supe que decir.-

-Hablaba contigo cuando le dio eso. -Solo me limite asentir. -¿Qué le dijiste?

-Mentiras.

-¿Por qué? -Tomó mis manos, esperaba ira de su parte y solo recibí el trato de una madre.-

-Lo que dijiste. -Baje la mirada. -Y después atendió Matty ¿Que hacía ese con el celular de mi... -Me detuve abruptamente.-

-¿Tu Kellin? -Sonrió. -Anda, dilo, es tuyo, generalmente uno cuida lo de uno, pero tú no.

-Pensé que se olvidó de mí, que nunca me quiso y no sé cuantas cosas más.

-Estaba devastado, jamás lo vi tan mal, pero también tiene orgullo y no iba volver él a pedirte perdón cuando fuiste tu quien lo precipito todo; el día entero estaba pegado al teléfono, esperando que lo llamaras, que le pidieras que vuelva contigo, por eso te dije lo del nuevo amigo, para despertar tus celos, que reaccionaras e intentaras recuperarlo, juro que para la próxima vez... Bueno, espero que no haya próxima, lo pensaré dos veces antes de actuar de celestina.

-Matty. -Murmure entre dientes. -El contesto cuando lo llame.

-Se lo presto por que tiene una hermana en Los Ángeles a punto de dar a luz.

-Pensé que ellos.

-No, pensaste mal, mi hermano por más canalla que seas, solo tiene ojos para ti. -Sonreí. -No te lo digo para alegrarte, sino para que hagas algo al respecto, te la juegues por él, si tanto te ama no debe ser en pero él sí, hazte merecedor de todo lo que te ofrece, pocos tienen la suerte de encontrar alguien que nos ame tan desinteresadamente, como Kellin lo hace contigo.

-No creo que me perdone esta vez.

-Te vas a arrepentir después si no haces algo, un año, dos, no le queda mucho. -Quede paralizado, no pensé que todo estuviera tan mal, ella acabo por confirmar mis peores temores, quería salir corriendo, escapar, como cada vez que algo me dolía, encontrar una salida fácil. La mentira era mi aliada, en un mundo lleno de ellas creado por mí, inventarme una realidad distinta, mentir y creer para no sufrir.-

-Como lo dices así.

-Es la verdad y aunque me duela, tengo que tenerlo en claro, ser fuerte; él lo necesita.

-Es mentira, él se pondrá bien, tiene que salir adelante.

-Vic, nadie pensó que llegaría a los 19, según los doctores es casi un milagro que continúe con vida, pero así se aferra a la vida como nadie, sabes lo que me dijo una vez, que no se iría hasta cumplir su misión, que sabía que había algo para él, esperando, algo reservado y no se iría sin saber que o quien es, y creo ahora, que mi hermano tiene el don de la clarividencia, porque definitivamente esa persona eres tú.

La conversación con Emily me hizo bien, me ayudo a ver muchas cosas. Quizás esa es la razón por la cual se lleva tan bien con mi hermano, son muy parecidos. Volvimos a la sala de espera, Kellin no tenía cambios, días sin abrir los ojos; los médicos nos prepararon para lo peor, tenía pocas posibilidades de salir.

-Solo les recomiendo refugiarse en la fe, rezar. -Emily abrazó a mi hermano, sollozando en su hombro, por suerte los niños no estaban, hubiese sido un duro golpe para ellos, escuchar esto último.-

-¿¡Como que rezar!?- Grité, la paciencia nunca fue uno de mis fuertes. -Eso lo dejo para los tontos, los sin recursos ¿Sabe? -Lo tomé del cuello de la camisa. -Podría cerrar este inmundo lugar si quiero.

-Haga lo que haga no conseguirá nada, solo está en manos de Dios, nosotros ya hicimos todo lo humanamente posible.

-¡No! -Grité, mis ojos me ardían, dándome cuenta que las lagrimas corrían por ellos.-

Mi Único Amor [Kellic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora