||Capitulo 7.

474 60 35
                                    

CAPITULO 7
Castiel, en algún lugar.

Extendí mis alas y volé hasta el cielo, creo que ya era el momento de enfrentar a mis hermanos. No iba a perder a alguien que amo solo porque ellos consideran que los ángeles estamos hechos solamente para seguir ordenes.

Aparecí en una casa que parecía muy antigua y elegante, era donde normalmente se encontraban todos cuando el cielo tenía problemas, en este caso, el problema era yo.

Balthazar me notó primero.

-¿Tú qué haces aquí? –dijo, levantando la voz y haciendo que todas las miradas se dirigieran a mí.

Fruncí el ceño.

-Vengo a decirles que no pienso alejarme ni un solo paso de Dean Winchester.

Silencio.

-¡Tonterías! ¿¡Qué te ha pasado, hermano?! Tú no eras así. –Rafael se unió a Balthazar, atacándome.

Abominación.

Fenómeno.

Impuro.

Monstruo.

Rebelde.

Todos los ángeles parecían tener un odio enorme hacia mí. Todos comenzaron a gritarme cosas que nunca pensé que mis hermanos se atreverían a decirme.

Todos tenían el ceño fruncido y tenían los ojos llenos de rencor. Se sentía horrible estar rodeado de personas que antes llamabas hermanos y ahora querían matarme. No sabía si avergonzarme de mí por haber causado esto o de ellos por no poder entender lo que yo quería.

-Castiel... –una voz nueva llamó mi nombre.

Oh, mierda.

-Miguel.

Todos parecieron callarse y centrar su atención en él y yo.

-¿Entonces...? –Miguel comenzó a hablar– ¿Como es que estas enamorado de Dean?

-Como le dije a Naomi –la miré, estaba en una esquina de la sala– Él es una persona hermosa por dentro y por fuera, no te lo podría explicar, yo...

-Ahórrate el momento romántico. Creo que es obvio lo que sientes por él –me interrumpió– Lo que quiero saber es ¿Qué hizo ese... Cazador para que lo eligieras a él sobre tus propios hermanos?

-Él y Sam han sido más mis hermanos en este tiempo que ustedes.

Todos se quedaron callados.

-¿Ustedes? Ustedes no pueden entenderme, ni mucho menos escucharme. No merecen ser llamados mis hermanos cuando lo único que hacen es criticarme y lastimarme.

-Eres una abominación, Castiel. –dijo Ezequiel.

-Gracias por poner un gran ejemplo –lo señalé– ¿Ven lo que digo? ¿Tanto me odian como para preferir matarme antes que sentir algo por Dean? Están enfermos, nuestro padre no estaría nada orgulloso al ver que sus hijos quieren matar a su propio hermano...

-Nuestro padre... –me interrumpió Rafael- Está muy ocupado como para importarle lo que hagamos o no.

Eso era en parte cierto.

-¿Me perdí algo de la fiesta? –alguien nuevo entró a la casa.

Solo faltaba él.

Gabriel.

Apareció frente a nosotros con una paleta en una mano y su sonrisa típica, al parecer a él no le afectaba lo que estuviera pasando con nadie.

-Hola, Castiel.

Learning How To Feel || Destiel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora