Capítulo 4

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-Sargento Jauregui, tengo que avisarle de algo.


Yo estaba desayunando cuando el secretario de mi Capitán vino a molestarme. Suspiré dejando el tenedor con los huevos revueltos en mi plato y le miré algo incrédula.


-¿Qué es eso tan importante como para molestarme durante mi desayuno, Smith?


-Hay nuevas revueltas en Siria, y el Capitán necesita hablar con usted, Sargento.- El chico se veía bastante nervioso al hablar conmigo, y sinceramente, no entendía por qué yo causaba ese respeto en los que me rodeaban. Me levanté y dejé mi plato listo para lavar.


Mientras caminaba iba abrochando mi casaca militar para que no se viera la camiseta blanca de tirantes que llevaba debajo, puesto que delante de un superior, era de mala educación verse informal. Di tres golpes en la puerta de su despacho y escuché un "adelante" que me hizo pasar. El hombre se veía nervioso, incluso asustado.


-¿Capitán?


-Jauregui, tienes que preparar una tropa lo más temprano que sea. Dentro de una semana tienes que partir hacia Siria con la que hayas preparado.


-Pedí un año de descanso de misiones.


-¡Y tú estás para servir al Ejército de los Estados Unidos!- Dio un fuerte golpe en la puerta, pero yo ni siquiera me asusté, solo le miré fijamente a los ojos.


-Aquí hay solo reclutas.


-Entonces ya sabes lo que tienes que hacer. Prepáralos, porque en una semana, partís todos hacia allí. Te iré dando más detalles de la misión. Mientras tanto, reúne un pelotón de quince reclutas.


-¿A qué división perteneceré?


-A la Segunda división de Washington, iréis con uno de los equipos de combate de Brigada Stryker. Haz una lista del equipamiento que llevaréis y lo prepararemos. Ya sabes las armas reglamentarias. Ahora, vete.


Me levanté y sin más me fui de allí. Suspiré y apoyé la espalda en la pared mientras cerré los ojos. Ir en esos tiempos a Siria con simples reclutas era una muerte segura, y no sabía si iba a poder soportar aquello con la poca fortaleza emocional que me habían dejado las secuelas de mis anteriores misiones.


Al abrir los ojos estaba Lucy mirándome fijamente, ella sabía que algo malo pasaba, porque solo al abrir los ojos, mis brazos se extendieron hacia su cuerpo y la abracé.


-¿Jauregui dando abrazos? ¿Qué ha pasado?


-Me voy a Siria otra vez.- Dije con un hilo de voz, y entonces, sentí el cuerpo de mi mejor amiga tensarse mientras me abrazaba.


-Dime que es una broma... Lauren, la última vez casi...


-Sí. Casi muero.- Me separé de ella alisándome el uniforme, sin ser capaz de mirarla a los ojos. –El Capitán me ha dicho que prepare un pelotón de quince.

ARMY; CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora