Capítulo 13

26.5K 2K 1.1K
                                    


MARATÓN 2/5


N/A: ¿ESTÁIS LISTAS PARA SUFRIR? 


Nos teníamos que mover como fuera, porque ya sabían nuestra posición y era bastante fácil que volvieran a asaltarnos de la forma anterior, así que, recogimos, yo cogí a Camila en brazos, ya que hace pocas horas había empezado a tener una fiebre, en señal de que su herida se estaba infectando y el dolor que sentía era demasiado. Su organismo estaba combatiendo contra el polvo que seguramente se había introducido en la herida, y a eso se le sumaba que esta estaba en un sitio bastante complicado, el hombro.

Ella se acurrucaba en mí mientras yo la cargaba, y es que no pesaba nada, pero al cabo de un buen rato, mis brazos comenzaron a dar calambres, porque tenía cansancio acumulado de no haber descansado bien.

-Camz... eh... mírame...- Ella abrió los ojos suavemente mirándome, y estos se veían cristalizados, fruto de la fiebre que tenía. Paré mis pasos solo para dedicarle una sonrisa tranquilizadora. -¿Crees que podrías ponerte en mi espalda?

-¿Peso mucho...?- Preguntó con un atisbo de inseguridad y yo negué.

-No, pero no he descansado mucho y mis brazos están un poco... agarrotados... Sería mejor llevarte en mi espalda...

Ella accedió, así que mi equipaje lo llevaba otro del pelotón mientras Camila se acomodó en mi espalda, agarrada como un pequeño koala, lo cual le hacía bastante adorable a mi parecer. En ese momento no me preocupaba tanto su herida, lo que más me preocupaba es la expresión de terror que tenía cada vez que le mencionaba algo sobre volver al cuartel.

Y a veces nos equivocamos del orden de prioridad que le debemos dar a algunos asuntos, porque llegó un momento que no sentí que Camila se agarraba a mí, sino que se caía hacia los lados.

-Camila... Eh, Camz.- Ella no decía nada, ni siquiera cuando giré mi rostro para mirarla abría los ojos, por lo que me empecé a asustar. -¡Camz!- Dije alzando la voz y ella dio un bote sobre mí, un sobresalto, y entonces solté un suspiro de alivio al saber ya que se había dormido.

Todo el camino lo tomamos en silencio, no porque no quisiéramos hablar, sino porque después de tantos disparos que habían llegado a nuestros oídos, el silencio era algo que se agradecía.

-Te estoy hablando.- Dijo Camila a mis espaldas dándome un golpe suave en el hombro.

-¿Qué? No he escuchado nada.- Fruncí mi ceño al mirarla de reojo pero entonces recordé algo y me reí por lo bajo negando con la cabeza.

-¿Qué pasa?

-Intenta no hablarme por el oído izquierdo.

-¿Por qué?- Me encogí de hombros mirando al frente.

-Perdí la audición total de ese oído.- Sentí que ella acariciaba lentamente mi cuello, lo que me hacía estremecerme.

-Ow... Está bien. Oído derecho siempre.- Hizo una pausa de hablar, la noté suspirar y luego volví a escucharla. -¿Crees que saldremos vivas?

-No lo sé.- No le iba a mentir, la situación era complicada, y a no ser que los superiores nos hicieran retirarnos para meter a un pelotón más preparado, íbamos a quedarnos allí hasta morir o hasta estar medio muertos.

-Menudo positivismo.

-Soy realista.

-¿A cuánta gente has perdido?- Aquella pregunta dolió, porque parecía que la chapa de Keana quemaba en mi bolsillo cada vez que la recordaba. Yo no respondí, quedé en silencio apretando mi mandíbula mientras miraba al frente. -¿Lauren?

ARMY; CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora