Capítulo 13

6.4K 48 1
                                    


La libertad no es poder actuar arbitrariamente, sino la capacidad de hacerlo sensatamente. -Rodolf Wirchow (1821-1902) Argueólogo y antropólogo alemán

Cuando volví a casa Candela merendaba con su amiga en la cocina.

-¿Adónde fuiste? -preguntó para molestarme.

-Estuve con mi papá -dije, y la dejé con la boca abierta.

Hacía poco tiempo le había explicado a Candela que Martín no era mi papá.

-¿Por qué le decís Martín a papi? -había preguntado ella varias veces, y yo le decía que porque su nombre me gustaba mucho. Mamá y Martín me escuchaban mentir y no decían nada. Sabía que estaban esperando que yo quisiera contarle a mi hermana la verdadera historia. Mientras tanto me quedaba con la idea de que la dejaba afuera de un secreto que mamá, Martín y yo compartíamos.

Una noche que nos quedamos solos porque mamá y Martín habían salido al cine, estábamos comiendo pizza cuando empezó a preguntar por qué mamá no tenía otro hijo, y hablando del tema se me ocurrió contarle la verdad. A Candela se le abrieron enormes los ojos.

-Entonces Martín no es nuestro papá.

-Sí, tonta. Es tu papá pero no el mío.

Se quedó calladísima mientras yo comía la última porción.

-No importa, yo te lo presto -me dijo antes de irse a dormir.

Ahora Candela estaba otra vez con los ojos muy abiertos preguntando en la puerta de mi cuarto cómo era eso de que había estado con mi papá. No le conté nada para dejarla afuera de mi secreto otra vez, pero al rato llegó mamá y las escuché secreteando en la cocina.

Cuando mamá golpeó la puerta del cuarto yo trataba de retomar la lectura sobre la libertad y de ordenar las ideas que la charla con ese padre sorpresa me habían dejado.

-Hola -dijo ella besándome-. ¿Qué tal el día?

-Bien -dije yo, haciendo ruido con mis nudillos.

-¿Pasó algo?

-Nada importante -dije sin mirarla.

-Tu hermana me contó -titubeó.

-¿Qué cosa?

-Dijo que estuviste con tu papá.

-Es una mentirosa. ¿Todavía no la conoces?

Después escuché que mamá retaba a Candela mientras ella me acusaba de mentiroso. A la hora de la cena discutimos un rato hasta que no tuve mas remedio que confesar:

-Es verdad que le dije eso pero fue para que no me hinchara más. ¿Por qué tiene que saber ella adónde voy o con quién? Se mete en mi vida todo el tiempo. Yo soy libre de salir y entrar sin tener que darle explicaciones a una mocosa de ocho años.

-¡Qué lindo chiste! -dijo mamá muy seria y Martín me miró, curioso. en casa nunca nadie había bromeado con mi padre. Era un tema demasiado serio.

El(h)ijo la libertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora