Incendio a la personalidad

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Abro los ojos, no encuentro diferencia alguna entre lo que veía antes a lo que veo ahora. Sigue todo igual de oscuro, como si la noche hubiera llegado para quedarse. No puedo mantenerme en pie, cada vez que intento pararme me vuelvo a caer sobre mi espalda. Estoy aturdido, pero no sé por qué.Después de unos minutos logro recuperar la posición vertical, y decido ponerme a caminar mientras mis manos sienten todo mi cuerpo. La remera tiene una manga quemada, en el abdomen tengo algunos cortes superficiales y sangre ya seca. Llevo mis manos hacia mi nariz, un olor a combustible intenso me ataca como si fuera una marea de sensaciones en plena ciudad. Estoy aturdido, pero no sé por qué.


Miro a mi alrededor del jardín de mi casa, no hay gente en la calle. Al parecer, la ciudad se tomó un descanso y sólo permanecían prendidas las luces de la calle. A medida que camino en círculos, siento pasto quemado rozando mis pies. O, en algunas partes, ni siquiera hay. ¿Se supone que soy esto? Todo lo que yo adoraba ya no está. Mi piano, mis libros, todo está quemado en el medio del patio. Vuelvo a oler mis manos, intentando que escenas vagas regresaran a mi mente usando ese olor como una suerte de disparador de la memoria. Un leve escalofrío comenzó a recorrer mi cuerpo ¿Se supone que soy esto?

No se supone que sea esto lo que tengan que ver. Cuando el sol vuelva a asomarse y este pequeño infierno desatado sea lo que acapare su atención, búsquenme.

Cada vez que vean un instrumento o un libro, acuérdense de mí.

Pequeños relatos y desafíos a la realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora