Capítulo 8.

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Camine hacia el y lo mire fijamente.

-¿Porque no puedes entender que ya tengo la suficiente edad para saber que hago con mi vida? -Levate la voz.

-Cecia, ¿podemos hablar de esto en otro momento y en otro lugar?

-¡No papá!

-De acuerdo. ¿Quieres saber donde está Eder? Pues lo verás por ti misma.

Me tomó del brazo y me llevó hasta el estacionamiento. Nos subimos al auto.
Tantas cosas pasaban por mi cabeza.

-¿El está bien? -pregunté.

-Supongo.

-Papá...

-Cecia, lo hago por tu bien. Eres joven y muy bonita hija, tienes un gran futuro por delante. En cambio Eder, el ya casi cumple los treinta años, el es mayor que tu, la sociedad nunca lo va a ver como algo normal.

-¿Y que carajo importa la sociedad?

-Me sorprende que a está edad aún no tengas la suficiente madurez para realizar las cosas.

-Papá, por favor...

-Lo siento, pero yo te advertí, al parecer pensante que yo sólo estaba jugando, pero te demostrare que no es así.

Llegamos al MP. Mire a mi padre por unos segundos y me baje. Entramos y ahí estaba el. Cuando me vio se levantó inmediatamente, yo corrí hacia el y lo abrace.

-¡Eder! Perdóname, todo esto es mi culpa. Nunca imaginé que mi padre fuera capaz de hacerme tanto daño, aún que realmente el daño te lo estoy causando a ti.

-Tranquila pequeña, no es tu culpa... -colocó sus manos en mis mejillas y me miraba fijamente. -Pronto saldré y estaremos juntos de nuevo, te lo prometo mi niña.

Camine hacia donde estaba mi padre y le dije en un tono muy despacio.

-¿Te das cuenta que tu demanda no tiene coherencia? Yo ya no soy una menor de edad, así que no puedes culparlo de un  secuestro de menor, ¡Porque no lo soy!

-Pues eso no lo saben los agentes, y claro, no voy a permitir que tomen tu declaración porque según yo, aún eres una menor.

-¿Será posible que todo el amor que te tengo se convierta en odio?

-No puedes odiarme Cecia, todo lo hago por tu bien, ¡entiendeme!

Lo fulmine con la mirada, me di la vuelta y me acerqué a Eder.

-Tengo que irme, deje sola a mi mamá, pero pronto regresare. Te amo. -Le di un beso en la boca y me fui.

Salí de este lugar y tome un taxi.
Pedí que me llevará a mi departamento, sólo pasaría por ropa, y me iría de nuevo al hospital.

Llegamos y me baje. Busque las llaves, pero recordé que se las había dado a Eder y no se las pedí. Espero que Delten es que aquí, toque repetidamente la puerta, pero nadie abría. Volví a tocar y finalmente Delten abrió.

-¡Cecia! -me abrazó. -Lo siento, me estaba cambiando, porque justamente iba para el hospital a ver a tu mamá.

-Vengo por ropa, quizá pase la noche ahí.

-¿Estas bien? -preguntó. -Lo siento, no se que preguntas son estas sabiendo la situación por la que estas pasando.

-No es sólo mi madre... También es Eder.

-Entra y ahorita me cuentas bien.

-Mi padre hizo que lo arrestaran por secuestro de una menor, pero no lo soy.

-¿Tu padre? ¿Pero que el...?

-Pues al parecer nunca se fue. Pero... -de pronto sentí un mareo.

-Cecia, ¿te sientes bien?

-Sólo fue un mareo. No he comido nada.

-Pues vamos y pasamos a desayunar algo.

Tomé una muda de ropa y nos fuimos. Antes de llegar al hospital pasamos a una cafetería.
Entramos y nos sentamos a en una mesa del fondo que esta justo a lado de la ventana. Ambas pedimos algo.

-¿Y que con Eder?

-Pues por ahora yo no puedo hacer nada. El poder lo tiene mi padre y el no permitirá que yo declare. No entiendo cuál es el afán de hacerme tanto daño.

-Mira, es más que claro que para un padre nunca va a ser muy normal que su hija salga con alguien mayor, aún que bueno, no es tanta la diferencia.

-No encuentro manera de hacerlo entender. El dice que quien debe entender soy yo. Tú sabes muy bien que espere casi un año y medio por el, y ahora que estamos juntos nuevamente no permitiré que nos separen.

-Me gustaría ayudarte, pero no se como.

-Ya has hecho demasiado, y te lo agradezco. -la tome de sus manos y sonreí.

-Para eso estamos las mejores amigas, ¿recuerdas?

-Pero tú eres la mejor, enserio lo eres.

-Te quiero mucho Cecia, sabes que cuentas conmigo siempre.

-Y tu conmigo.

Nos trajeron nuestra comida y empezamos a comer. Estaba muy rico esto.
Terminamos de comer y pagamos.
Salimos de ahí y nos dirigimos al hospital. Sentía como si todo estuviese derrumbadose, mi mamá en el hospital y Eder arrestado. Menos mal que aún no lo trasladaban al reclusorio.

Llegamos al hospital y rápidamente me dirigí a la habitación de mi madre.

-¿Mamá? -abrí lentamente la puerta.

-Cecia... -en cuanto me miro sonrió. -¿Te sucede algo? Traes una cara más devastadora que la de hace un rato.

-No es nada mamá.

-¿No piensas decirme?

-Eder.

-¿Que sucede con el?

-Papa hizo que lo arrestaran. -mis lágrimas comenzaron a caer. -No entiendo por que se aferra tanto a que no estemos juntos.

-Mi niña. -me tomó de la mano. -Sólo puedo decirte que... se aferren a su felicidad y al amor que se tienen ambos. Aún que las cosas parezcan duras y difíciles, lograrán estar juntos. Te lo aseguró.

Sus palabras me hacían tanto bien. Hace tanto que no escuchaba uno de sus consejos. Quizá ella tenía razón, sólo quedaba aferrarnos al amor que nos tenemos.

-¿Pero tú como te sientes?

-Mucho mejor, aún que bueno, me duele un poco el cuerpo, pero es normal por los golpes. -río levemente.

-Me alegra mucho Mami. -ella me miro y sonrió.

-Hace tanto que no me llamabas así.

-¿Mami?

-Si...

Ambas sonreimos.
Me quedé lo que resta del día con ella, hablamos de todo lo que había pasado y le conté sobre la escapada con Eder, tanto tiempo sin hablar de estos temas con mi madre.
La estaba pasando muy bien con mi madre, pero la verdad es que Eder no salía de mi mente, me sentía culpable, por que lo soy, es por mi culpa que esta pansadole esto. Quizá fue una desicion muy inmadura de mi parte, pero yo sólo quería estar con el.
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Edeeeeer!
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Estaremos Juntos, lo prometo. //Me Gusta Un Hombre Mayor 2 Parte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora