¡Riiiing, riiiing! El despertador suena a tope anunciando que hoy es un nuevo día. Un sábado que ya está comenzando.
Me levanto de la cama con algo de sueño. ¡Las 10 de la mañana! ¡Es muy temprano! ¿Cómo me he podido poner el despertador tan pronto? Con lo agustito que se está en la cama...
Me froto los ojos. Elísabet duerme en la cama de al lado como si nada. Creo que no ha escuchado el despertador. Qué suerte.
Mamá nos dijo que ahora, de momento, Eli y yo teníamos que compartir habitación, pero dentro de unos meses, cuando la casa esté del todo completa, tendremos nuestras propias habitaciones. No me gusta la idea de compartir habitación y menos con Elísabet, que como ya sabemos, es una pesada. ¡Dani ya tiene su propia habitación! No es justo.
Tras levantar un poco la persiana y hacer por encima mi cama, salgo a pequeños y silenciosos pasos del dormitorio. Aún estoy un poco desorientada con la nueva casa, y me cuesta centrarme. La cocina está abajo, al lado del salón y de un pequeño jardín con una piscina. El baño y las cuatro habitaciones, arriba. ¡Es un lío! La planta de abajo es muy grande para tan sólo cuatro personas. El piso de Nueva York, o más bien apartamento, era más cómodo a la hora de orientarse.
Bajo a la planta de abajo por las escaleras y entro en la cocina. Mmmm... ¿Qué hay para desayunar? Abro la nevera, con algo de entusiasmo, y en ella veo un bote de zumo de naranja, mantequilla y un tarro de nutella. Lo saco, contenta, y busco las tostadas por todos los armarios de la cocina. Por fin, las encuentro.
Preparo el desayuno y me siento en la mesa que hay en la cocina.
-Media hora después-
-¿Dónde están mis pantalones vaqueros favoritos? -Dice Elísabet, algo furiosa. Todas las mañanas se despierta de mal humor, por lo que veo.
-¿Y a mí que me cuentas?
-Pues no se, ayer estaban encima de mi cama cuando llegué a casa. Y que yo recuerde, sólo estuvimos las dos. O los has recogido tú, o no hay otra explicación.
-Yo no he tocado nada. Tú eres siempre la que recoge las cosas y luego no se acuerda de dónde están. -Digo mientras recojo los restos del desayuno. Eli me está empezando a poner de mal humor.
-¡No mientas!
-¿Para qué iba yo a querer tus pantalones? ¡No te creas siempre el centro del mundo!
-¡¡Yo no me creo el centro de nada!! -Dice tras levantar la voz.
-¡Relájate! ¡Yo no te he tocado nada! ¡Haberte quedado en casa, imbécil! ¡No tengo por qué estar aguantando a una niñata como tú! -Resoplo. Me he pasado con los insultos, pero necesitaba decirlo, necesitaba explotar ya.
-Eres una borde... Has cambiado mucho... Ya no eres la de antes... -Elísabet empieza a tartamudear, el tono de su voz baja y le salen muchas lágrimas.
-¡Deja de llamarme borde! ¡Tú eres una pesada... Y no te lo repito cada hora del día! Sigo siendo la misma persona, pero la paciencia contigo se me ha acabado. Déjame en paz.
-Si estuviera mamá, no hubieras dicho eso. Cobarde. Eres la peor hermana del mundo.
-Pues si soy la peor hermana del mundo, aléjate de mi, petarda.
La discursión se da por terminada. Elísabet sube a la habitación llorando y da un portazo del cual hace retumbar toda la casa. Yo aprieto los puños con mucha fuerza, me muerdo los labios y doy un pequeño puñetazo a la pared, que me hace sangrar los nudillos. Tengo mucha rabia. Me sabe malo que me acusen de algo que no he hecho, y más, que suban el volúmen de la voz y se crean el centro del mundo.
Cada vez me sangran más las manos, pero no noto dolor. Al revés, hace que me desahogue. Pongo las manos por debajo del grifo y pongo agua fría. La sangre se va, pero han quedado rastos de heridas. Mierda. ¿Por qué he hecho eso? Debería haber aguantado. Ahora me van a doler muchísimo los nudillos.
Voy al salón y me tumbo. Mi autoestima baja en cuestión de segundos. Pero justo en ese momento... Se me pasa un nombre por la cabeza. No sabría explicar el por qué de eso. Pero es un nombre que me produce calor. Un nombre que me hace sonreír. Que me hace recordar su sonrisa, su voz... Y eso hace calmarme. Marcos.
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Bajo el mismo cielo
أدب المراهقينY es justo en ese momento, cuando te das cuenta que ha aparecido esa persona en tu vida que llevabas tanto tiempo buscando. Esa persona que te hace cometer las mayores locuras que se pueden hacer. Esa persona que vive en tu mente y que su nombre est...