Capítulo 37.

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PRIMER COMENTARIO AQUÍ

—¿Qué haces tú aquí?— preguntó y se inclinó a darme dos besos.

—No me toques— dije echándome hacia atrás.

—¿Sigues con eso?— preguntó frunciendo el ceño.

—¿Os conocéis?— preguntó Dave.

—Es Kevin, joder. El maldito Kevin que me puso los cuernos— dije con toda la rabia del mundo levantándome de la silla lista para marcharme.

—Cariño, espera— dijo agarrándome del brazo.

—Deja de llamarme así y suéltame— le grité.

Dave se levantó de la silla y se acercó a nosotros.

—Ya has oído lo que ha dicho— se cruzó de brazos.

—¿Ahora te follas a este?— preguntó cogiéndome más fuerte del brazo.

—Aún no ha tenido el placer, pero no falta mucho— dijo arrogante—. Ahora suéltala.

—Alaska, yo no te he olvidado.

—Maldita sea. ¡Qué te vayas!— gritó Dave. De repente me asusté muchísimo— ¡Vete a no ser que quieras que te rompa la puta cara!

Kevin levantó los brazos en forma de paz y se alejó.

—Vamos— me dijo Dave abrazándome por los hombros.

—¿Queréis que vayamos?— preguntó Amy.

—No, da igual— contestó él.

—Dave, estoy bien, ¿vale?— dije mirándolo— Simplemente es que no me esperaba encontrármelo aquí, nada más.

—Sé que te hizo daño y no voy a permitir que te lo vuelva a hacer— dijo mirándome con sinceridad.

—Necesito un cigarro— dije de repente.

—¿Para fumar?

—No, para metérmelo por la nariz. ¡Claro que es para fumar!

—Los tengo en casa, ¿quieres ir?— preguntó

—¿Alguno de vosotros tenéis cigarros aquí?— pregunté a mis amigos.

Y como no, todos contestaron que no.

—Joder... Vamos a casa, rápido.

—Alaska, ¿seguro que estás bien?

—Sí, solo es que... Es como si te encontrarás con la chica que te abandonó, ¿sabes? Ahora mismo tengo unas ganas tremendas de volver al bar y pegarle hasta que sepa que no debería haberlo hecho.

—Ya, te entiendo...

—Vamos, rápido, necesito un cigarro— dije haciéndome una coleta. No sé porqué pero me empezó a dar muchísima calor.

—Tranquilízate un poco, ¿vale?—dijo poniéndose delante de mí y agarrándome de los hombros. Me miró a los ojos— No voy a dejar que ese capullo te vuelva a hacer daño, ¿me oyes?— asentí y le besé.

—¿Por qué coño no estabas conmigo hace unos años?

—Porque no vivíamos en el mismo sitio.

—Obviamente— dije—. Vamos— le cogí de la mano y seguí andando a paso rápido, tirando de él.

—Ya hemos llegado— dijo abriendo la puerta con la llave—. ¿Te da igual que cigarro sea?— preguntó.

—Sí.

Viviendo en una fraternidad(VCC#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora