Parte X: Marcaje

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Parte X: Marcaje

Kiera's POV

-¡Levántate de una vez, inútil!

Sus nudillos golpearon la puerta con mucha fuerza; demasiada. Me incorporé de la cama al momento por el susto y me llevé una mano al pecho. Al notar que intentaba girar la manilla para abrirla, di gracias en silencio por ser precavida y cerrarla con llave la noche anterior.

-¡No te lo repito más, niña! ¡Te quiero abajo en cinco minutos o echaré veneno en tu comida la próxima vez! -temblé sin poder evitarlo ante su amenaza, y me levanté corriendo de mi cama para comenzar a vestirme-. Debería haberlo hecho desde hace tiempo.

Sus pasos se alejaron.

Poco a poco comenzaban a amontonarse lágrimas en mis ojos mientras me ponía la ropa y cogía la mochila para ir al Instituto. Sujeté mis auriculares y mi móvil y peiné suavemente mi cabello con mis manos para deshacer algunos nudos. Cuando abrí mi puerta y bajé las escaleras ni siquiera pensé en pasar por la cocina a desayunar algo, tenía miedo de que en verdad le echara mata-ratas.

-Ya era hora de que te fueras, no te soporto un segundo más de lo necesario dentro de está casa -ella apareció por el pasillo y me miró con asco, todo el que me podía profesar-. Traes el mal, engendro.

-Papá no piensa eso -aseguré.

-¡No le llames así, él no es tu padre! -en dos zancadas se posicionó frente a mí y me sujetó con fuerza del brazo, zarandeándome. Yo me encogí en mi sitio; tenía miedo, bastante. No quería aguantar otra paliza más; no quería salir a la calle con los hematomas como siempre. No hoy-. Escúchame bien, mocosa: él no es nada tuyo. Te rescató y te adoptó por pena cuando eras un bebé; tú, la hija del demonio, ¡eso es lo que eres! ¡Ni mi marido ni yo tenemos nada que ver contigo!

Sus palabras se clavaron en mi como un puñal, pero estaba tan acostumbrada al maltrato psicológico de mi madre adoptiva, que ya casi no sentía nada al escucharla. Me zafé de su agarre con un tirón y salí corriendo a la calle hasta la parada de bus, huyendo del infierno que era mi hogar.

Si es que a eso se le puede llamar hogar.

El único al que le importaba era a mi padre, el jefe de policía de la zona. Tan querido y conocido por los vecinos, además de eficiente en su trabajo. Admiraba a papá.

Además que, gracias a su trabajo, pude avanzar más con mi obsesión en secreto. Podía acceder a los archivos policiales, y ¡eso era jodidamente genial!

Me subí en el bus y fui directamente a los asientos en la parte trasera para estar sola. En la lista de reproducción puse 'Only getting younger - Elliphant', y subí el volumen para no tener que escuchar las voces de los demás.

De alguna manera, siempre que el autobús se paraba miraba hacia la puerta de entrada, esperando algo.

Después de cuatro paradas me autoconvencí de que en realidad esperaba ver a Caleb. No entendía exactamente el porqué, pero ese chico me resultaba tan... misterioso. Había algo en él. No sólo su apariencia, que sin duda es atractivo, sino otra cosa. Algo que me atraía como un imán.

Algo distinto.

Sin embargo, cuando vi que sólo su hermana subió, fue como un balde de agua fría. ¿Por qué me decepcionó no verlo? ¿Tal vez sentía que al fin me entendía alguien y por eso pensaba en él?

Oh joder, estoy loca. ¡Sólo lo conozco desde hace un día!

-Hum... -susurré para mi misma mientras pensaba seriamente sobre ello. Su madre era Aria Johnson; sabía dónde vivía y... no tenía demasiadas ganas de volver a mi casa después de las clases.

El despertar de Caleb |PAUSADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora