No sé de donde saque el coraje, pienso que quizá la adrenalina fue la que me hizo hacer lo que hice en ese momento o mi leve intento de demostrarle a Perséfone que no solo podía ser una carga, quizá quería demostrarme a mi misma por una vez que no solo iba a quedarme sentada y ver.
Arrastre rápidamente a Perséfone a una esquina con una mano, increíblemente era más ligera de lo que parecía, ignore sus gruñidos y amenazas, puse me pequeña figura delante de ella, intentando tener la pose que vi en varios animes de un arquero.
Era soltó una tintineante risa, y los leones se acercaron, no esperé a que atacaran. Mi primera flecha cayó en una de sus patas, apunte a la cabeza vale recalcar, no pareció infligirle daño alguno y solo se desvaneció.
Quizá si ataco a Era.
Cargue otra flecha en el arco, pidiéndoles a los dioses que me den una mejor puntería que la anterior.
—No malgastes tu energía, pequeña. —rio Era levantando una mano para detener a los leones de atacarnos—. No eres rival para un titán.
—El diamante…
—Ya no lo tienes tonta —grito Perséfone—. Estas peleando solo como una diosa aquí. Los restos del diamante como su poder se fueron cuando apareciste en este lugar.
—Correcto mi pequeña.
Mierda.
Si quiera la retendré lo suficiente para huir.
Lance dos flechas más, una seguida de otra, ambas apuntando a Rea, ninguna llego a su blanco.
—Dame el arco. —Perséfone estaba apoyada contra la pared, una mano extendida hacia mí.
Su expresión me cohibió de refutar su decisión, por eso sin darle la espalda a Era le extendí mi arco a Perséfone.
—Toma esto.
Un pesado metal remplazo la ligereza del arco, una espada pude reconocer.
—Te defiendes mejor con eso —susurro—. Una vez que ataque, preocúpate solo por ti, de nada nos sirve morir ambas aquí.
—Basta de esto.
Con el rugido de un león comenzó todo, Perséfone se movió rápidamente, disparando certeras flechas al corazón de los leones.
Me moví alrededor de la sala, siguiendo al león con la mirada, esperando a que atacase, no tuve que esperar mucho tiempo hasta que el león se hubiera acercado a mí.
Sus fauces abiertas atinaron a mi yugular, estos no eran leones normales, eran más fuertes, más agiles, más altos y sobre todo más certeros. Moví mi espada hacia arriba desviando el ataque, más el peso del león me empujo a una de las paredes del laberinto.
Sentí como si me rasgaran la espalda, un calor abrazador broto de mi cuerpo, no tuve respiro alguno, levante mi brazo, púas entraron a mi cuerpo cuando sus fauces se hundieron en mi antebrazo.
No podía pensar en el dolor en este momento, no podía acabar aquí, Cameron, tenía que sobrevivir por él.
Mi a mi alrededor buscando que podía ser usada como arma, mi espada había volado lejos y no habia ningún objeto punzocortante en el laberinto.
Cualquier cosa puede ser usada como arma.
Repentinamente fui muy consciente del peso del relicario del collar de mi madre en mi cuello, ¿Cómo fue que llego allí? Quién sabe, en este momento no estaba para preguntar, sentí un ardor en mi cuello cuando jale bruscamente la cadena, apuntando directamente al ocular del león y haciéndole un leve corte.
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Be Cupid (Be #1) --[En Edición]
RomantikSer la hija de Cupido es todo menos corazones y rosas. Como legítima heredera de un padre desaparecido y presuntamente muerto, Dita Ann Patrick es buscada para cumplir con las obligaciones que su padre dejo olvidadas. Claro que lo primero que ella s...