01-El Viejo Árbol

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Capítulo 1
El viejo árbol

Mis latidos del corazón eran tan agitados y muy acelerados, tenía el cuerpo bañado en sudor, de nuevo. Cada noche, siempre a la misma hora, se repetía el mismo y extraño sueño. Primero, me quedaba viendo un punto del reflejo de la luz en la ventana de mi cuarto, me levantaba y la abría, respiraba el aroma de la noche nocturna, me invitaba a explorar la hipnótica belleza de la oscuridad. Atravesaba el pasillo, mis padres todavía seguían durmiendo, no notarían la falta de mi presencia por un momento. Me acompañaban los pensamientos, aunque no eran los suficientes porque tenía la mente en blanco, lo único que sentía era la sensación del instinto que recorría mi cuerpo para seguir avanzando y adentrarme a las afueras del manto negro que cubría la atmósfera cuando el sol no lo hacía.
Con mucho cuidado toque la manija de la puerta, gire el picaporte con la menor intención de hacer algún sonido y comencé a resbalar mi cuerpo para salir. Mis pies descalzos rozaban el césped húmedo, podía sentir las cosquillas cada que rozaba algo, la emoción me embargo. A pesar de que el ambiente era frío y denso, mi cuerpo estaba caliente de la excitación de aventurarme a la noche.

Seguí caminando, daba cada paso lentamente, no por el miedo, sino porque quería admirar detenidamente la noche, tan preciosa y majestuosa, nadie se creería que la naturaleza puede ser peligrosa, ni dañina, ni mucho menos asesina del hombre.
Algo crujió entre mis pies, me puse de cuclillas y lo que encontré bajo ellos no era lo que pensé que sería una ramita, parecía ser un fino palillo de brocheta. No solo la quebré, también esta había cortado la planta de mi pie derecho, pero esto no me importó. Me levante y fije la mirada en el viejo árbol del patio. Tan frondoso, ¿Qué edad podía tener el roble? ¿Unos 10 años al menos? Desde que era pequeño, el árbol siempre había estado allí. En ocasiones, las aves bajaban de ella a beber agua en la pequeña fuente que construyo mi abuelo. Luego volvían al nido, pero poco a poco, dejaron de vivir los pájaros...

Cuando tenía cinco años, durante las vacaciones de verano, le pedí a mi padre que me construyera una casa en el viejo roble. Nunca tuvo tiempo, ignoró mis suplicas, jamás quiso intentarlo y todo se convirtió en promesas vacías. No me dolió, porque sabía perfectamente que jamás podría contar con él. En cambio, siempre hallé un padre en otra persona.

—Mamá.

No contestó.

—¿Mamá?— pregunté.

—¿Y ahora que quieres, Dipper?— respondió sin dejar de observarse en el espejo mientras cepillaba las onduladas hebras de su cabello dorado,—¿Acaso no ves que mamá esta ocupada?

—Lo sé, mamá, pero es algo importante.

—Corazón, deja a mami arreglarse, hoy es un día importante.

—Es lo único que te pediré, por favor.

—Bueno, esta bien. De una vez, escupe lo que tengas que decir, cariño, que no tengo todo tu tiempo.

—Nada. Lo hablaré con abuelo McGucket.— contesté algo molesto.

—¿Y solo para esto has venido?

—No quise hacerte perder el tiempo, mamá.

—Pues ya lo hiciste. Ve a tu cuarto a jugar, cariño. Se un niño bien portado.

No me molestaría por su culpa. A esa edad solo quería compañía para jugar, pero ni mamá y ni papá me otorgaban algo de su tiempo para divertirnos como familia. Cada uno estaba perdido en su mundo. ¿No deseaban acaso que su hijo sea feliz?

Cuando salí del cuarto de mamá, caminé hacia mi cuarto y comencé a dibujar una casa del árbol, tendría una ventana, dentro de ella colocaría muchas de mis cosas, principalmente materiales para pintar. Llevaría en ella mis cuadernos de dibujo, compraría acuarelas y pinturas de acrílico, también pediría un bastidor, telas y comenzaría a pintar.
El primer cuadro sería la vista desde la casa. Recuerdo que tenía varios bocetos de caballos, flores como rosas y alcatraces, también gatos, algunos estaban a medio terminar porque se me iba la inspiración cuando los días de lluvia caían, me deprimía. Me quedaba encerrado a dormir. Casi nunca salía, mis padres contrataron profesores privados, venían a casa para las clases de español, matemáticas, ciencias, y cuando fui creciendo introdujeron más materias como química, lengua extranjera, entre otras. Pero ahora no, porque estaba de vacaciones. A mis cinco años ya sabía idiomas, informática, redacción, ciencias y otras materias. Me gustaba principalmente artes visuales.

Casa Árbol (BillDip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora