14-De Vuelta a Casa

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Capítulo 4
De Vuelta Casa

General

Esta semana, Standford volvería junto a su esposa Darlene. Había acontecido alrededor de cinco semanas, desde su partida para viajar con su mujer. Viajaron a Virginia Occidental, Atlanta, Fullerton,Texas, y entre otras cuidades como Bostón.
Todas las noches eran de cenas elegantes en restaurantes con bufetes llenos de platillos gourmet desconocidos para algunos paladares, no tanto sorprendentes para ellos.

—Quizás Dipper y Mabel deberían cenar en las afueras más a menudo.

—Los niños aun no maduran, Standford. Además no creo que tengan la clase y educación para estar en una mesa llena de cientos de cubiertos—respondió Darlene casi disgustada tratando de evitar conversar sobre los chicos.

Las mañanas eran piscina y desayunos familiares, actividades que molestaban a Darlene. Sin embargo paso casi toda las vacaciones en su habitación a cargo de masajes, faciales y durmiendo para mantener su juventud. Durante las tardes solía haber conciertos de musica clase. En algunas ocasiones tomaban paseos en barco en los alrededores.

Standford estaba comenzando a hartarse de Darlene y como fácilmente se fastidiaba de las actividades en el hotel. Empezaba a extrañar el olor a café al amanecer, los trajes, la oficina y estar sentado frente a una computadora.

*****

—¿Quiere que avisemos al Señor Stanford?

—No, no, que va—respondió el hombre viejo postrado en casa—. Mejor pasame mis pastillas.

El empleado personal del señor McGucket obedeció, tomó el frasco de pastillas de un mueble de madera de caoba.Fiddleford se mantuvo de los cuidados del enfermero, le ayudaba a tomar los medicamentos.

—¿Le gustaría ver a sus nietos?

—Sí, pero no en estas condiciones. Ayudeme a vestir, quiero visitarlos.

*****

Dipper se mantenía la mayoría del tiempo junto a Bill en la casa árbol. Mabel les visitaba continuamente con algo de comida entre las cosas que llevaba. En una ocasión apareció con un suéter para Bill.

—Es para que no te de frío—dijo entregándole un suéter amarillo—, espero te guste o quede, al menos.

—¿Mmh? Dipper—le susurró acercándosele al oído—, ¿Qué debería decir?

—Solo agradece—musitó despacio.

—Gracias, ¿Mabel, eh?—Mabel se levantó de su asiento y le abrazo.

—Esto es raro—le susurraba a Dipper.

Fuera de la casa árbol, un hombre mayor gritaba con una voz débil. Intentaba comunicarse con sus nietos.

—Dejeme ayudarle, señor McGucket.

—Gracias, Alzamirano.

—Puede decirme »Soos«—le sonrió y empezó a llamar a los chicos—. ¡Mabel, Dipper, bajen por favor!

Los gritos llamaron la atención de los chicos, quienes tuvieron que dejar a Bill entretenido con algunas revistas. Bajaron de la casa del árbol y recibieron a su abuelo en brazos.

—¡Abuelo!—gritaron al unísono—. ¿Cómo estas?

—Bien, chicos—mintió—. Quería preguntarles si les gustaría ir al centro por ropa, comida o al cine. Podemos llevar a Bill, si deseas Dipper—dijo dandole con el puño levemente en el hombro al pequeño Pines—, Tigre, gruar-r.

Casa Árbol (BillDip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora