15-Días Negros

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Capítulo 5
Días Negros

Desde el umbral de la puerta que conducía a mi cuarto, Mabel me observaba, sentía pena por mí.

—No fue tu culpa—repetía, intentaba consolarme, pero no lo conseguía, aunque lograba sentirme apoyado por alguien—, Dipper, siempre podremos seguir adelante.

Siempre hay lazos que nunca podrán romperse, el nuestro era demasiado cercano como para que sucediera.

—Vamos—dijo extendiendo la palma de su mano para que la tomara—, la ceremonia para despedirnos ya va a comenzar.

Asentí con la cabeza.

No quería hablar con nadie.

Dentro de aquel cuarto de papel tapis gris, adornado con tonalidades negras y varias flores blancas, se llevaba a cabo el funeral de mi abuelo McGucket
Situado entre la multitud, consolado por varios conocidos de mi abuelo, especialmente trabajadores y businessmans,  como el abuelo solía decir, se hallaba mi padre, con el brazo entrelazado al de Darlene.

Podía sentir su mirada clavada en mí.

*****

Aquella noche, el abuelo me había encargado encontrar una vieja caja, tendría que aventurarme a entrar al cuarto de Darlene, peligroso y tétrico, ¿Has visto tanto maquillaje e instrumentos como para parecer una mujer de veinte años teniendo más de los cuarenta? Así era ella. Cada día, ocupaba más de dos horas en el cepillar de su cabello, otras dos para maquillaje, sus largas duchas, y como era de esperar, eligiendo ropa era peor. Aunque nunca salía a comprarlas, hizo que mi padre le contratará su propia asesora de modas.

Terminando cada día, ocupaba toda la tarde y noche para seguir durmiendo.

¿Cuando comía? Tenía una dieta estricta, restringía lo que más pueda en calorías y grasas, pero bebía suficiente agua y alcohol. Por supuesto, todo siempre y cuando supervisará con sumo cuidado si le convenía o no.

Nunca noté a papá preocupado por ella. Al principio de su relación parecía de cuentos de hada. Y a los pocos meses de casados, todo cambio.

Mientras salía del cuarto de mi abuelo, fui en busca de Mabel, pero fue en vano, no la encontré. Así que salí de casa a buscar a Bill. Ya no temía que papá me pillara, sabía que no le importaría ni un penique.

—Escucha—dijo sujetando mi rostro—, tu padre trama cosas extrañas Dipper, ¿Tú confías en él?

—Es mi padre, sé que a veces pareciera que no nos quiere, pero en el fondo... Estoy seguro que lo hace, ¿Cuándo estarás listo para hablarme sobre mi madre?

—No lo sé.

—Estoy empezado a dudar que seas mágico —dije dándome la vuelta.

Quería que me detenga. No lo hizo. Quizás debería disculparme. Pero en ese momento mi cólera era incontrolable.

No hasta el seguiente día que volví, Mabel se encontraba allí con él.

—¿Cómo te encuentras hoy, Dipper?

No sabía que responder a Mabel.
¡Pero le hubiera gritado, porque anoche no supe nada de ella!

—¡Mira—exclamó con esa sonrisa tan extasiada—, es hermoso!

—¡Santo cielos!—dije—¿Qué se supone qué es eso?

Casa Árbol (BillDip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora