Casa Árbol: Especial.

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Boing +18
La Cena


La estancia de Bill en la casa árbol de Dipper le daba una intención del por qué despertar cada mañana. Pronto comprendería lo que paso exactamente con su madre, preguntas como ¿Cuál era su nombre? ¿Era realmente bella? ¿Amo a sus hijos? ¿Amaba a Stanford Pines? ¿Cómo se conocieron sus padres? Sería todo respondido a su debido tiempo.
Los días fueron terminando, turnándose uno a uno y finalizando siempre con un atardecer. Cuando el pequeño Pines iba a la casa árbol intentaba ser lo más prudente.

—Dipper—dijo Mabel sujetando su hombro antes de saliera por la puerta que conducía al patio—¿A dónde vas?

—¿Y-yo?—se rió nervioso—, ¡Je!, a mi vieja casa árbol.

—¿Estas escondiendo algo?

—N-no, Mabel—temía que haya descubierto que mantiene a Bill escondido en el árbol.

—Soy tu hermana y jamás podrás mentirme—lo acuso con sus ojos—, ¡¡¿Tienes un perrito y no me lo quieres enseñar?!!¿Enserio,Dipper,enserio?

—¡Hay,Mabel—suspiro de alivio—, claro que no tengo un cachorro, nos vemos al rato.

—Dipper, tienes que regresar en la tarde, Papá quiere vernos.

—Lo haré.

Algunos días con Bill eran fastidiosos y aberrantes. La pesadez de su actitud lo inquietaba, incluso cuando gritaba se envolvía de las ganas de querer saltar por la ventana. Miles de palabras obscenas saliendo de su boca y en las noches, Dipper se asomaba desde la ventana su cuarto, observando la majestuosa luz que provenía del árbol. Incluso en ocasiones se atrevió a salir a la oscura noche, cruzó los cuartos y el patio. Subía con él, al principio solo espiaba lo que hacía, pero él sabía que se encontraba allí. Poco a poco fue invitándolo a entrar con algunas señas, a veces con pucheros, porque no le quedaba de otra o para impresionar al niño con lo que bien sabía hacer. Le explicaba algunos de los hechizos que realizaba, sobre la existencia de seres mitológicos que acontecieron en batallas enemágticas contra sus enemigos naturales: los hombres.

—¿Aun no puedes ver nada?—le preguntó observándolo sobre el suelo con las piernas cruzadas y las palmas de sus manos juntadas—,¿Estas rezando?

—No puedo verlo aún, mi visión esta obstruida.

—¿Te sucede a menudo?

—No, solo cuando malgasto energía.

—¿Qué has hecho últimadamente,Bill?

Noche tras noche durante dos semanas,se encontraron en el escondite. Evitando ser descubiertos.

—Dipper, ¿Tú crees que soy una mala persona?—le pregunto en una ocasión.

—N-no—respondió el chico del gorro que fue obsequio de su hermana—, si eres capaz de preocuparte por alguien, no puedes ser tan malo.

Cipher solo pudo sonreírle.

—Tengo que volver a casa, volveré en la noche,Bill.

—Dipper—dijo sujetándole de la mano—,¿Lo prometes?

—Claro que sí—respondió comenzando a bajar las escaleras.

Dipper jamás había sentido nada por alguien. Sentía amor en las pocas cosas que tenían como la amistad de hermanos con Mabel, lo más parecido a un padre; su abuelo McGucket, y la pasión por pintar. Y por supuesto de su mejor amigo Gabe.
El chico regreso a casa. Tomo una ducha y se quedo pensando mientras el agua de la regadera chocaba su cabello mojándole.

Casa Árbol (BillDip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora