Dicen que han visto mi alma vagabunda transitar por aquellas calles elocuentes. Dicen que va pasando de bar en bar pidiendo el trago de amor más fuerte que tengan. También dice que pide 3 shops de promesas cumplidas, porque según comenta, jamás le han dado una. Los barman le dicen que de esas ya no quedan, que es hoy día casi imposible encontrar una. Triste mi alma empieza nuevamente a caminar otros senderos para encontrar otros bares. Va dejando como propina algo que según dice "un día valió mucho", nadie le recrimina más ni le piden algo por los tragos ofrecidos. Miran adorados aquello rojo que los deslumbra.
En uno de esos caminares, se topa con otro bar. Es un bar de mala muerte, como de costumbre pide otro trago de amor del más fuerte. Como siempre, se lo dan. Ahora vuelve a pedir el shop de promesas cumplidas, y para su sorpresa aquí tienen.
En ese lugar al que había llamado de mala muerte, era el único que tenía promesas cumplidas.
El barman le explica porque es que aquí si tienen: "no eres la primer alma que viene a pedirlo, confío en que tampoco serás la última. Aquí si tenemos porque a cada amor que venía le pedíamos que cumpla una promesa, si no se amarían toda la vida que por lo menos quede en el lugar más recindito algo bueno por el otro." Así mi alma comprendió que el amor no viene de promesas, las promesas vienen del amor. De pronto al lado mío se encontraba otra alma vagabunda escuchando cada palabra. Nos conocimos y salimos juntos de aquel bar. Transcurrimos otros lugares, caminamos otras calles. Y aunque apenas nos estabamos conociendo, ya nos prometimos pasar de bar en bar. Pero ya no penando, sino dejando en cada mesada un millón de promesas cumplidas.
"Y ahí va señor, el trago de promesas más fuerte, aseguro que quema gargantas y encuentra corazónes".