¿Sabes? Me encuentro sentada en el lugar donde mismo terminó todo. Ya ni sé como empezar, y hace frío. Recuerdo esas veces que dormíamos juntos, no dejando duda de cuanto nos amabamos ante los ojos de aquel que nos viera dormir abrazados.
Es otra noche en donde las paredes se me caen encima y no sé como detenerlas. Sigo mirando el celular como si este fuera a sonar y que del otro lado estés diciendome: "cariño abre la puerta, estoy fuera".
Y sé, sé que eso nunca ocurrirá. Me he quedado con las patéticas ganas de escuchar otra vez tu risa, habría querido susurrarte nuevamente a escazos centimetros de tu oido lo mucho que te amo, y luego de eso fundirnos en un millon de besos.
Recuerdo que nos tirabamos en aquel sillón y fingiamos mirar la terrible pelicula que estaban pasando, aunque eso era lo que menos haciamos. Recuerdo que cambiabamos los finales de muchas de las peliculas. Es que en la vida real deciamos que eso no podía pasar, era solo ficción. Y te voy a decir algo que nunca te he dicho...si hubiera tenido un final feliz habría deseado que sea contigo.
Aguarda, me perdí ¿por dónde iba? Ah si, hace frío.
Hace frío la misma cantidad de tiempo que ya no estás, ¿que irónico no? Es que las sábanas ya no me dan calor, se han vuelto frías. Pareciera que están en mi contra, o simplemente te extrañan.
Me había arriegado a todo contigo, me había jugado lo más preciado que tenía, me jugue el corazón. Ahora sé que es lo peor que pude haber hecho.
Hubiera querido que aquel retrato nuestro besandonos bajo la luna en el camino de salida no se haya vuelto cenizas. Hubiera querido que aquel otro momento en el que me abrasabas y me susurrabas lo mucho que me querías y tantas otras cosas, no se hubieran vuelto aire.
Eras para mí la luz al final del túnel, eras ese paracaidas el que te salva justo antes de caér y romperte en mil pedazos. Eras ese viento de aliento que tan purificante me volvía.
De un momento a otro, dejaste de ser la luz al final del túnel, y yo empezé a caminar a oscuras, sin saber a dónde iba. Dejaste de ser el paracaidas que me salvaba, porque ahora eras tú quien me tiraba. Pasaste de ser un viento a ser un huracán del que tenía que alejarme si quería que algo de mí quedara. Te volviste huracán, y yo tan propensa a tus golpes.
Recuerdo aquella tarde de juego en la que quedamos llenos de crema y algo mojados. Aquella tarde de invierno, en donde hacía calor. Recuerdo cuando nos enojabamos y no nos hablabamos. Y cuándo lo haciamos entre tanto grito de: "ya no te quiero más" volviamos el uno al otro por inercia. Hoy me gustaría aunque sea que nos gritaramos, por lo menos, aunque sea peleando, te tendría conmigo. Recuerdo todas las cartas que te dejé. Y me acuerdo de lo que me decías cuando abrías una, me llamabas para decirme cuanto me extrañabas y lo que deseabas tenerme contigo, porque según tú, yo era lo mejor que tenías en la vida...de eso, ¿te acuerdas?
Esta noche sé que ya no soy lo mejor de tu vida, porque "a lo mejor que tienes en la vida" no lo destruyes. Jamás.
Me desvié bastante de lo que quería decirte, aunque ya te lo dije, lo repito: hoy, hace frío.