Hoy entiendo que quisa me esté perdiendo los mejores paisajes que podría estar retratando. Hoy entiendo repentinamente, que otra vez estoy escribiendo(te).
Que poco heroíco ese afán de insuficiente grandeza emocional que me conlleva a sentirme ilustrada en cada obra trágica.
Ya sin taza de té, sin otra de café y mucho menos ese ron que por cierto he dejado a mitad, he bebido solo un poco y todo fue en tu honor.
Recuerdo que esa noche brindé más de 15 veces conmigo misma. Brindé a tu salud, a tu gloria, a tu inmenza carencia de amor. Brindé por vos, por lo que fuiste y lo que creí que eras.
¿Quién te obliga alma impura a soportar tanta ingratitud? Existiendo tantos caminos, yo en este me fuí a quedar.
Cientos de veces, o más son las que me retrage para no seguir escribiendo, pero me lleva todo a lo mismo. Me lleva a un infinito de probavilidades inconclusas, que solo podrá responder una inconciensia bruta, atropellada, arísca.
Esta noche no lo dudo, beberé otra copa de ese ron para poder seguír escribiendote.