Una cosa usada

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-Pero, papá, -Interrumpió Adrien a Gabriel que estaba contando cómo Plumes de Paon y él habían evitado en los años 80 una desastrosa inundación en París. -¿Por qué no querías que Marinette fuera mi novia?

-Porque, hijo, tenía miedo. -Gabriel hizo una breve pausa para pensar bien en sus palabras. -¿Recuerdas cuando aquél ilusionista se enfadó conmigo hace ya muchos años? Jackadí, creo que se llamaba...

-Sí, lo recuerdo, que estuviste a punto de tirarte desde lo alto del edificio por estar hipnotizado por él.

-Ese día descubrí que eras tú quién se escondía detrás de la máscara de Chat Noir.

-Por eso te interesaste en mi anillo, pero no entiendo que tiene que ver con Marinette.

-Hijo, no quería que te enamoraras por miedo a que te ocurriera lo mismo que a mi hermano. -Respondió Gabriel mirándose las manos y con el ceño fruncido, estaba enfadado, no con Adrien, sino con él mismo. Adrien se levantó del asiento y se acercó a Gabriel para abrazarle, ese hombre necesitaba cariño, el diseñador le devolvió el abrazo, Marinette observaba con ternura la escena de padre e hijo. -Lo siento mucho Adrien.

Mientras tanto, tres chicas y un niño muy pequeño habían quedado con Lucía, la supuesta madre de una de ellas. El nacimiento de Carina estaba en juego en esa época y Bridgette era la culpable de todo eso. El grupito quedó con Lucía en la cafetería del hospital en el que trabajaba como enfermera, terminó su turno, se cambió a su ropa de calle y se reunió con Lila, Carina y Emma. Las tres estaban pensando en algún plan para abrir los ojos de Nathaniel, ya que, él debía estar con Lucía y no con la sucia de Brid, estaban ultimando los últimos detalles antes de que llegara Lucía.

-Haremos esto, una de las tres debe de seguir a Bridgette, controlarla y descubrir algo sucio. -Dijo Carina con los puños cerrados y decidida.

-Vah, ¿Descubrir algo sucio de ella? -Respondió Lila con un claro enfado. -Toda esa pava es algo sucio.

-Puedo ir yo, -Emma se ofreció como espía. -aun no me conoce, si le sigo de lejos pareceré alguien cualquiera de la calle.

-Hola. -Lucía se sentó en una de las sillas libres de la mesa de la cafetería, después se dirigió a Emma y le extendió una mano para estrecharlas. -¡Uy, a ti no te conozco! Encantada, soy Lucía.

-Yo Emma. -Le devolvió el saludo con una gran sonrisa.

-Oye, ¿es cosa mía o te pareces mucho a Marinette? 

-Eehh... -Las tres portadoras de miraculous se miraron entre sí sin saber que decir, hasta que por fin Emma consiguió inventarse algo. -Casualidades de la vida, yo no, no tengo nada que ver con Marinette... Sí, eso... Si le preguntas te dirá lo mismo.

-Si tú lo dices... -Respondió la enfermera sin estar del todo convencida. -Volviendo a lo que he venido con vosotras, ¿Seguras que tengo que luchar por Nathaniel?

Las chicas no se daban por vencidas, sabían que de un modo u otro debían juntar a Lucía y Nathaniel, el tiempo se iba acabando, el nacimiento de Carina debía ser en once meses, lo cual les dejaban dos para que fuera concebida. Lucía debía luchar por él ya. Después de la conversación, le dieron la dirección del apartamento del pelirrojo a Emma para así ir ya a espiar y seguir a Bridgette para descubrir algo que pudieran poner en contra de ella. Mientras tanto seguirían pensando un modo de conquistar a Nathaniel.

Después de perderse por la zona, Emma llegó al fin al edificio en el que vivían su padre y Nathaniel, se transformó para llegar a un edificio cercano para ver si alguien se encontraba allí, llegó a una terraza cercana y se destransformó, le costó un poco encontrar la terraza justa con la mirada, pero al fin pudo ver que sí que estaban allí, tanto Nath como Brid. Estaban acaramelados en el sofá cuando Nathaniel recibió una llamada que hizo que se levantara y fuera a buscar unos papeles en una mesa de dibujo que también estaba en la misma sala, una vez parecía que había encontrado los folios justos los metió en un sobre marrón y despidiéndose con un beso a Bridgette, se fue. En cuanto el pelirrojo se fue, esta llamó a alguien también por teléfono y se metió en una habitación, al salir, apareció ligera de ropa y con una libreta y esperó sentada en el sofá.

Nunca llegué a olvidarme de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora