Negaciones

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El padre de Adrien estaba completamente serio e inexpresivo, desde que Adrien volvió del extranjero que estaba aun más serio y menos cordial de que de costumbre. Entonces dijo una palabra que le rompió el corazón a su hijo, una sola palabra de dos letras que claramente demostraba desaprobación.

-No.

-¿¡No!? –Cuestionó sorprendido Adrien, pues pensaba que aceptaría a Marinette.

-No, es no, no apruebo esta relación.

-Pero... ¿por qué? Si es una fantástica diseñadora y creía que te gustaba.

-Y así es, pero no quiero que estéis juntos.

-Pues si así es no entiendo por qué no te gusta que seamos pareja, no estoy de acuerdo.

-Pues ya sabes dónde está la puerta. –Sentenció Gabriel, si Adrien no cambiaba de idea tendría que irse de la mansión Agreste y depender de sí mismo.

Adrien no estaba dispuesto a que su padre le siguiera diciendo qué hacer y qué no, pues llevaba así toda la vida y ya con veintidós años estaba harto de seguir sus órdenes y de hacer lo que para su padre era "lo políticamente correcto", así que se dirigió a su habitación con Marinette de la mano. Una vez en su cuarto sacó dos maletas de un armario y empezó a meter cosas en ellas.

-A-Adrien... -Empezó Marinette –No creo que te debas de ir, no importa lo que tu padre piense...

-¡No Marinette! Estoy harto.

Plagg y Tikki observaban preocupados desde la cama de Adrien toda la escena, Marinette intentando convencerle de que no se tenía que ir y él convenciéndola de que era lo mejor. Adrien llenó una de las maletas de ropa y otra con objetos varios. De un cajón sacó un álbum de fotos familiares y el amuleto que le dio Marinette con quince años y lo metió en la mochila que usaba cuando iba al instituto en la que metió también un ordenador portátil. Marinette cedió en lo de convencerlo de que no estaba bien lo que hacía y sólo lo observaba como seguía guardando cosas en las maletas y en la mochila. Cuando Adrien terminó de empacar volvió a coger de la mano a Marinette y se dirigió hacia la entrada de la mansión, en la que seguía esperando su padre. El chico abrió la puerta decidido a irse y antes de salir su padre le dijo:

-Si sales por esa puerta date por despedido.

Adrien se enfureció aún más ante esas palabras y cerró dando un portazo, dejando atrás la casa en la que se crió. Sin un lugar al que ir, se fueron a casa de Marinette para pensar qué hacer. Les explicaron todo a los padres de la azabache y ellos se ofrecieron a darle un techo temporalmente, cosa que Adrien agradeció mucho y aseguró que no estaría por mucho tiempo ya que no quería molestar a nadie y ya estaba Carina viviendo con ellos, a la cual le daban de alta en el hospital en un par de días. Adrien esa noche durmió en el sofá.

Al día siguiente Marinette se levantó a la hora de siempre y se preparó para ir a trabajar, a ninguno de los dos les gustaba eso de estar separados, ya que como habían acordado entre todos los héroes, nadie debe de quedarse nunca solo por seguridad. La acompañó y acordaron que no se iría demasiado lejos, que estaría cerca del edificio por si sucedía algo. Marinette entró y empezó a trabajar como solía hacer, como siempre tenía los diseños encima del escritorio del despacho que antes era de Adrien y empezó a pasarlos en dibujo técnico, cuando terminó era ya casi la hora de irse y se dirigió al taller de costura para darles a las costureras los planos con los que trabajar. De camino de vuelta al despacho, que aun estaba a nombre de Adrien, le paró la secretaria del señor Agreste y le dijo que Gabriel quería reunirse con ella.

Nunca llegué a olvidarme de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora