—¿Todo lo que tu digas? —preguntó el chico encadenado como si fuera imposible.
—Sí Pit, escucha, acabo de hacer solo el comienzo. Créeme cuando te digo que soy experta en tortura —le advirtió acariciando las partes que aún no tenían heridas. El ángel se erizo.
Al chico castaño no le daba para nada de miedo aquellas amenazas, aunque sabía que llegaría a lastimarlo gravemente él no estaba dispuesto a entregarle o hacer cualquier cosa que ella quisiera, lo que sea que fuera. Aún así, la duda de saber que estaba pasando le consumía por dentro. La curiosidad por saber por que lo necesitaba era inmensa.
—¿Qué quieres de mí? —le preguntó Pit.
—Pues, no te capturé sin alguna razón angelito —la diosa comenzó a pasear por la habitación—. Te necesito para un trabajo realmente importante —se dio una vuelta para estar enfrente de él, lo agarró de la barbilla para que pudiera verla a los ojos— Tú, ángelito. Eres la pieza de rompecabezas que me falta —sus dedos le aplastaban sus cachetes fuertemente, sin llegar a lastimarlo pero de todas maneras levantó la cabeza de ángel bruscamente.
—¿Qué quieres decir?
—Para romper un pequeño candado para algo realmente grande, se supone que debo ofrecer un alma de puro corazón —el castaño la miró confundido— Y me dije "Hey... Yo conozco a la persona ideal". Adivina quien era, ¡tú! ¿Genial no? —rió aunque se notara que era algo falso—. Podría aprovechar masacrarte antes de eso, que ingenioso plan... —tomó una pausa y después continuó— Pero el alma tiene que ser entregada a voluntad propia.
—¿Qué cosa realmente grande pasará si rompo ese "candado"?
—Eso... lo veremos más tarde —le quitó la mano de la barbilla—. Que duermas bien~.
Pit se le quedó mirando hasta que se fuera, todavía revoloteavan pregubtas en su cabeza y digamos que esa visita de la mujer de cabello azul no hizo más que darle más de estas.La diosa Palutena se mordía el labio mientras miraba hacia el cielo completamente perdida entre sus pensamientos, una mirada preocupada. Ella estaba nerviosa al igual que el ángel de ojos rubí enfrente de ella, quien solo la miraba esperando a que la mujer hablara. Arto de la espera, se aclaró la garganta con intención que le prestara atención.
—¡Oh! Perdón, Pittoo —se disculpó Palutena—. Solo pensaba en la situación de Pit, este tipo de cosas nunca habia ocurrido antes.
—No me llames así —se sentó en un sillón al lado de la diosa—. ¿Como qué tipo de cosas? ¿Qué lo hayan secuestrado?
—Exacto.
—¿Por qué crees que Pandora lo hizo? ¿Medusa está...? —Palutena negó con la cabeza al oír el nombre se su hermana—. Entonces si no es por Medusa, Pandora está haciendo lo que ella quiere ¿no?
—Oh tal vez esta recibiendo órdenes de alguien más —propuso la señorita Palutena.
Dark no dijo nada, pues no tenía a ningún sospechoso a quien apuntar. Pero lo más escalofriante era de que el ángel blanco estaba a manos de aquel culpable desconocido, y eso inquitaba mucho a su contraparte.
El chico alado se levantó y tomó su arco, la diosa hizo lo mismo pero ella envolvió su cetro en su puño y le asintió al ángel, creando así una puerta celestial.
—¡Vamos! No tenemos tiempo que perder —gritó la diosa de la luz.
—Dímelo a mi —respondió el ángel oscuro mientras corría hacia la puerta—. Y... ¿Cómo lo haremos? ¿Entraremos y le diremos "hola, oye, queremos usar tu aparatito mágico"? —después de esas palabras, sintió la brisa del viento acariciar sus plumas y tomar vuelo.
Palutena se tardó un segundos solo para responder —Bueno en teoría ese era el plan —que dijo como si fuera suficiente.
—Pfff —se quejó Dark Pit por muy bien planeado que resultó el plan. De pronto, una voz rebotó por todos lados.
—¿Un ángel? —preguntó aquel sonido que no Dark Pit reconocío—. ¿Palutena? ¿Acaso es usted?
—Hola, así es —respondió la de cabellos verde.
—¿Y este ángel es tuyo?
Él chico alado rodó los ojos al oír aquella pregunta, decidido a aclarar cosas—. Para empezar no soy de Palutena, y luego necesitamos tu ayuda.
—¿En qué los puedo ayudar?
—Necesitamos usar te esfera de cristal —le explicó la otra diosa—. Mi verdadero ángel fue secuestrado y necesitamos sabe donde esta.
—Si eso parece ser cierto, ¿entonces de quien sería el ángel oscuro?
Dark Pit suspiró irritado— A ver señora-
Palutena lo interrumpió balbuceado—. Pues es del ejército de la natu... —se le escapó a la distraída diosa de la luz.
—¿¡Le pertence a Viridi!? —gritó—. ¿¡El ángel oscuro es de el ejército de la naturaleza!?
—¡Que yo no soy de nadie, señora! —respondió el otto arto que sigueran diciendo cosas como si fuera alguna clase de objeto.
—Ya veo, tienes carácter —digo con un tono de interés—. Bueno si quieres usar la esfera, deberán tomarla por la fuerza.
—Ayyyy no... —él creía saber que pasaría a continuación, ella mandaría su ejército en contra suya. No quería eso para nada, estaba demasiado preocupado para que le pusieran un obstaculo así.
—Espero que no imaginaban que daría mi esfera así de simple —mencionó la diosa de la sabiduría seriamente.
—¡Espera Atenea! —pidió Palutena—. Este no es problema de Vidiri, es mío. Pit es el capitán del ejército de los icarios, no tiene nada que ver con la naturaleza, Dark Pit me esta ayudando por que es un amigo suyo y necesitamos encontrarlo, por favor.
—... —no comentó nada a la respuesta de Palutena, pensando si dejarles usar aquel artefacto sagrado.
—Te suplico, será un favor entre dioses —dijo intentando convencer de nuevo.
—Conozco el sentimiento, Palutena. De sentir preocupación por alguien a quien te has aferrado tanto —se tomó unos segundos más en continuar—. De acuerdo, dejaré pasar al ángel a mi templo para utilizarla solo una vez.
Palutena suspiró aliviada.
—Oye, ¿qué tienen tu y Vidiri? —preguntó Pittoo sintiéndose algo fuera de la conversación y para aclarar cosas.
—Eso será para otra ocasión, pero por ahora solo digamos que, bueno... Solo no nos llevamos del todo bien.
Tanto la diosa de la luz y el ángel de cabello azabache decidieron no preguntar nada más y proseguir al templo de la diosa Atenea.Pit despertó con un horrible dolor de cuello, pudo sentir la sangre seca incomodándole y las heridas parecían empeorar.
Entonces otro dolor apareció, parecía que él tenía un nudo en el estómago y cada ves que intentaba mover un músculo las heridas le ardían. El ángel odiaba ese momento, era tan doloroso que se le escaparon unas cuantas lágrimas escurridisas como si no las pudiera retener más y lo peor de todo creía que podría tener huesos rotos como en la pierna derecha o en sus adoloridas alas.
Se le vino a la mente lo que le había dicho Pandora, que era un tal pieza para no sabía que. Él se limitó a pensar demasiado por que las heridas le devolvían a la realidad cada 4 segundos.
—¿Pit? —llamó la diosa—. ¿Estas llorando? —podía verla delante suyo, con una sonrisa y unos ojos de satisfacción—. ¿Qué sucede? ¿Por qué no le cuentas a tía Pandora lo que tienes? ¿Acaso te duele algo? —cuando oyó esas preguntas tan burlonas supo que se estaba divirtiendo. Es una malvada mujer, amaba cada gemido de sufrimiento que salía de el chico o eso hacía parecer. Lo único que él quería era dar un buen puñetazo a esa sonrisa tan presumida.
Por otro lado, Pandora en realidad no lo estaba disfrutando. A ella le gustaba la tortura, es verdad. Pero no con Pit, él era diferente a cualquier tipo de prisionero debido a que él era fuerte y nunca se dejaba vencer, incluso si no podía peliar de vuelta estaba a determinado a nunca rendirse.
Es más, hasta la diosa de la discordia se estaba cansando de no obtener los resultados que ella queria que estaba considerando rendirse y buscar otras maneras sin utilizar sus amados juguetes de tortura.
Suspiró, quitando su sonrisa de su boca mostrando una cara muy triste. Al ángel no le importo el cambio, seguía igual de molesto hacia ella. Así que la diosa decidió salir del calabozo y dirigirse a su sala de estar.
Ya ahí, tronó sus dedos y un plato de cereal apareció enfrente de ella, ella lo agarró y se dirigió a una gran ventana de vidrio para observar el horizonte mientras se comía su cereal a cucharadas.
—¿Qué voy hacer ahora? —se dijo para si misma—. No sirve nada de esto, ¿qué debo hacer?
Después de acabarse mitad de su plato tronó sus dedos y apareció una pequeña fotografía. La miró por unos minutos y la tomó con su mano libre, los recuerdos le eran muy bonitos. Al igual de la sonrisa de un pequeño Pit mientras miraba a la cámara y Pandora, quien era una bola de fuego con cara para ese entonces, estaba haciendo lo mismo pero detrás del ángelito. Era una agradable foto, pero no podía recordar quien la habia tomado.
Tronó sus dedos desapareciendo tanto el cereal como la foto y caminó dispuesta a dirigirse al ángel encadeno de nuevo.
ESTÁS LEYENDO
✧Lα ρυєятα нαcια Táятαяσ {Pιт χ Dαяк Pιт} ✧
FanfictionEl amor. Es hermoso, llega cuando menos te lo esperas. Al principio no lo aceptas, pero cuando lo haces, el universo se encargará que nunca lo consigas. Te llagaran montones de sentimientos; aveces te controlan, aveces te traicionan y no puede...