✧Cαρíтυℓσ 10: Uи мσмєитσ α ѕσℓαѕ✧

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—Muchas gracias por todo —asintió la señorita Palutena a las ícaros.
Una de ellas meneó la cabeza.
—Lamentamos tener que irnos así de pronto.
—No se preocupen, entiendo —respondió la diosa.
Aunque realmente estás 5 ícaros no hacían más que limpiar y cocinar, la agregaban al templo un ambiente más amistoso. Pues el Reino del Cielo solo consistía de la diosa y su ejército.
Se giraron a Pit e inclinaron un poco la cabeza.
—Capitán —se despidieron todas al mismo tiempo.
—¿Y ahora quién hará mis hot cakes en la mañana? —bromeó el castaño.
Ellas dieron unas cuantas risitas, señorita Palutena también.
—Pues yo, Pit —dijo la de cabello verde.
—Sin ofender señorita Palutena, pero la última vez nuestra comida cobró vida.
Después de eso, las ícarios se volvieron a despedir y emprendieron vuelo, mientras los otros dos las veían marchar. Y cuando ya estaban fuera de vista, la diosa le tomó del hombro al chico.
—Pit, su partida me hizo pensar...
—¿Si? —él se giró hacia ella.
—De lo vacío que ha estado el Reino del cielo. ¿No te gustaría volverlo a llenar de ángeles?
—¿Volverlo a llenar de ángeles? Señorita Palutena-
Ella le interrumpió.
—Sé lo que acordamos, de no volver a hablar de este tema. Pero he encontrado unas familias de ángeles blancos de camino al Templo del Agua, y parecen no tener hogar. Deben ser sobrevivientes, de ya sabes que —explicó un poco nerviosa.
Pit parpadeo un par de veces.
—¿Cuántos eran?
—Como unos 25 creo. Dime Pit, ¿te gustaría que Skyworld volviera a recuperar Angel Land?
Él estaba a punto de contestar cuando Pittoo y Phosphora entraron.
—Que bueno que nos recogiste de ahí Palu —agradeció la rubia.
—No ha sido nada, y por favor, soy Palutena para ti.
El de alas blancas se dió cuenta que Dark le miraba algo preocupado, una mirada inquieta.
—¿Pasa algo Pittoo? —le preguntó el original a su contraparte.
—¿Eh? —murmuró como si sus pensamientos volvieran de la luna— No, no pasa nada.
—¿Nos disculpan un segundo? —Phosphora interrumpió mientras jalaba a Pittoo del cuarto.
La señorita Palutena y su capitán extrañaron miradas.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Dark Pit mientras le quitaba las manos de la chica de encima.
—Shh —la otra le calló y empezó a susurrar—. Mira; esté es el plan. Yo distraigo a Palu mientras tú estás con el angelito.
—¿Qué? ¿Con qué la distraerás?
—De eso yo me encargo, tú encárgate de que tu relación con Pit no sea solo amistad ¿entendido? —le señaló Phos a Dark.
El chico frunció el ceño, ¿cómo hará está para distraer a Palutena? Esperó que no haga ninguna estúpides.
—¿Entendiste o no? —volvió a preguntar la rubia.
Pittoo asintió y volvieron donde estaba la diosa y el ángel de la luz.
Los dos comandantes de la naturaleza de la nada volvieron a entrar, Pit tenía curiosidad de saber qué pasaba entre ellos dos.
—¡Palutena! Estoy demasiado preocupada por Viridi ¿no crees que debió haber vuelto ya? —preguntó la chica de cabello corto.
La señorita Palutena se lo pensó un momento.
—Mm, no sé. Tal vez tengas razón.
—¡Claro que tengo la razón! ¡Tenemos que ir inmediatamente con Atenea!
   —¿Y qué pasará con Pit y Pittoo?
   —¡Hey, no me llamen así! —el ángel oscuro se quejó.
   —Yo quiero acompañarla señorita Palutena —respondió Pit.
   Al escucharlo Phos y Dark se pusieron algo tensos. Phosphora sacudió la cabeza de manera exagerada.
   —No, no, no. Pit tú necesitas descansar, después de todo lo que te a hecho esa bruja de Pandora.
   —Phos estoy bi-
   —¡No lo estás! ¡Mírate! Además, hablar con Atenea sería mejor que fuera solo entre diosas —intentó convencer tanto a Palutena como a Pit.
   Todos se voltearon al ángel blanco, esperando su respuesta.
   —De acuerdo.
   —¡¿Lo ves, Palu?! ¡Vamos, vamos! —la chica atravida comenzó a empujara la otra, pero no se teletransportaron.
   —No podemos dejarlos solos, no quiero que suceda lo mismo de nuevo —se resistió la de cabellera verde.
   —Pero está vez estoy yo aquí —agregó Pittoo.
   —Y no se preocupe señorita Palutena, está vez yo seré más fuerte –el ojiazul le aseguró.
   Palutena sonrió y desaparecieron del templo.
   —Genial y ahora, ¿qué hacemos? Además de esperar —dijo el ángel negro mientras se giraba hacia el otro.
   —Pues no lo sé. Tal vez podríamos comer algo —propusó Pit.
   Pittoo solo asintió con los hombros, en eso se dirigieron a la cocina.
   —¿Qué hay? —se sentó el obscuro.
   Pit revisó en la alhacena, y por primera vez, se decepcionó de su vista. Después del ataque de Pandora, la señorita Palutena no ha tenido tiempo de llenar el almacén.
   —No mucho.
   —Vamos, por lo menos debe haber algo.
   Seguió revisando y como era de esperarse, solo había frutas y muchas muchas verduras.
   —La señorita Palutena debería comprar más postres —mencionó tristemente.
   Sin nada que comer, lo único que hicieron fue dar unas vueltas al templo. Pit quería ir a las termas pero Pittoo no. Así que solo se sentaron afuera a observar a los ícaros entrenar. Sin darse cuenta, ya estaba atardeciendo.
   Pit decidió romper el silencio.
   —¿Por qué trabajas para Viridi? Nunca me contaste.
   —¿Por qué trabajas para Palutena? —le preguntó irónicamente.
   —Es una historia bastante larga —era lo único que él tenía planeado contestarle.
   —Tengo toda la tarde.
   El blanco buscaba las palabras, para poder responderle pero no mentirle. Solo quería cambiar de tema, y Pittoo se dio cuenta.
   —¿Por qué haces lo que haces Pit? —se giró hacia el otro, sabía que no entendió así que prosiguió— ¿Por qué ayudas a los humanos? Y los proteges tanto a tal punto, que al dios que les haga daño le declaras la guerra. Me queda claro que las intenciones de tu diosa y las tuyas no son las mismas.
   —Pues ¿te cuento algo? —Dark asintió— Nunca me ha gustado realmente las cosas de ahora. Ya sabes, que los dioses, criaturas caprichosas jueguen con los seres menos poderosos que ellos. Y siempre cualquier criatura desea ser más poderoso que todos los de su clase —aclaró su garganta—. Así se ocasionan las guerras, y vivimos con esas reglas todos los días y parece que nunca acabará —Dark puso una cara afligida, le tomó de la mano—. Pero, yo siempre he creído y he peleado por un mundo mejor. Dónde todos se puedan llevar bien.
   Pittoo no contestó nada.
   —Y que todos puedas ser felices, todos comiendo su helado —bromeó Pit. Y una sonrisa burlona salió de Pittoo.
   Los 2 se voltearon hacia el horizonte, viendo los colores del cielo y al glorioso sol.
   A Pit le extrañó un poco, por qué Pittoo y él normalmente peleaban. Pero esta vez, simplemente no lo hicieron.
   Atesoraró este momento para siempre.

   —¿Y esa cuál es? —señaló Pit otra constelación

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—¿Y esa cuál es? —señaló Pit otra constelación.
Pittoo rodó los ojos al cielo nocturno.
—Ya te había dicho, ese es Sagitario.
–Mm —el blanco buscó otra, para su suerte encontró una que le parecía familiar—. ¡Oh! ¡Oh! Esa la sé ¡Es la Hoya Grande!
Su contraparte oscuro se rió a carcajadas.
—Así no se llama idiota, es la Osa Mayor.
—Bueno, y dime ¿de dónde tú conoces las constelaciones?
—Todo el mundo las conoce.
—¡No, yo no lo hacía!
Y unos gritos arruinaron la paz del momento.
—¡Enserio Viridi! ¡Dime por el amor a nuestro padre Zeus lo que hiciste para que Atenea estuviera así de molesta! —se intentaba controlar Palutena, pero aparentemente no lo lograba.
Inmediatamente Pit se paró para recibirla.
—Hola señorita Palutena, ¿le ha ido bien?
—De hecho no Pit, pero tú me alegras la noche —suspiró.
—Ok, ok, ya es hora de que yo me ocupe de mis asuntos —dijo Viridi—. Dark, Phosphora nos vamos.
—¡Esperen! —gritó Phos, todos se giramos— Yo creo que alguien debe quedarse aquí con Palutena para cuidar a Pit.
La diosa de la luz mostró furia.
—¿Dices que no soy lo suficientemente fuerte para arreglar los asuntos de mi reino yo sola?
—No. Quiero decir que Pandora podría venir todavía más reforzada —aclaró.
—¡No necesito que me cuide nadie! —gritó Pit. Todos prestaron atención— ¡Sé que creen que soy débil, pero no es así!
Palutena tragó saliva.
—Claro que no pensamos eso de ti Pit —se acercó al mencionado.
—Yo si lo creó —contradujo Viridi—. Palutena te dejó a cargo de su Templo, pero no pudiste ni siquiera hacerte cargo de tí mismo ¿y qué pasó? ¡Te capturaron!
—¡Viridi! —regañó Phos.
—¡Lo siento! ¡Pero hay que ser realistas aquí! —devolvió.
—Lo dice la diosa que no pudo derrotar a Atenea hace menos de 1 hora —Pittoo le contestó.
Y Viridi se sintió ofendida.
—¡Cállate Pittoo! ¡Que solo eres una copia!
—¡No le hables así! —le defendió Pit.
—Pit por favor no te metas —advirtió Palutena.
—¡¿Por qué, Palutena? ¿Por qué? ¿Por qué no le dejas a Pit tomar sus propias decisiones de una vez?! —agregó de la nada Dark Pit.
—¡Es cierto Palu! ¡¿Acaso te parece controlable?! —gritó Phos.
"Te parece controlable".
Esa palabras hicieron eco dentro de la cabeza del castaño.
La señorita Palutena respiró hondo.
—Te he dicho que no me llames 'Palu'.
—¡Tú no puedes ordenarme nada ¿entendiste? —empezaron a salir chispas de ella— Yo no soy tu sirviente, 'ama'.
"Te parece controlable".
—¡Olvidemos esto! ¡Vámonos ya! —ordenó la diosa de la naturaleza. Pero ya era demasiado tarde y Phos se arrojó a la señorita Paluntena— ¿¡Qué estás haciendo!?
—¡Aargh! —gritó Phos cuando vio que Paluntena esquivó su ataque. Y Pit como automático sacó su arco para ayudar— ¡No quiero pelear contigo angelito! —le dijo la chica eléctrica.
—¡No me voy a quedar viendo de brazos cruzados! —él disparó.
—¡¿Es qué no lo entiendes?! ¡A esa mujer no le importas! ¡Ella solo te está utilizando como arma!
Él no le creía, era obvio que era mentira.
"Te parece controlable".
Dejó de disparar.
—¿Pit? –preguntó la diosa de la luz.
Él no se movió, ya no sabía qué hacer. Y en eso, algo espantoso sucedió.
Se escuchó la explosión más grande que jamás había escuchado Pit en su vida, aún más que las bombas génesis de Viridi. De pronto, el aire olía macabro, y el ambiente se tornó oscuro.
—¡¿Qué fue eso?!- preguntó Dark Pit.
—¡No lo sé! —respondió la diosa de la naturaleza.
Todos corrieron hacia dónde se había escuchado, Pit se quedó horrorizado.
En el cielo había alguna clase de un gran torbellino mientras este se estaba tornando rojo y parecía llover alguna clase de ceniza.
—¡Es una clase de portal! —gritó Phos.
—¿Un portal para qué? —preguntó Palutena.
Y de él salieron millones y millones de Chaos Kins.

✧Lα ρυєятα нαcια Táятαяσ {Pιт χ Dαяк Pιт} ✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora