✧Cαρíтυℓσ 19: Lα нσz ∂є ρє∂яєgαℓ ✧

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"Para la más bella" —leyó la diosa de la discordia mientras lo escribía en una manzana con su uña filosa. Al terminar de escribir estas brillaron con una luz y poco a poco la fruta se convirtió de un rojo a un hermoso dorado.
—¿Una manzana? —le preguntó el dios a su lado, Ares dios de la guerra, quién no le encontraba sentido a las acciones de su compañera Eris.
¿No lo comprendes? —le dijo la diosa de cabello negro y piel pálida—. No hay nada que moleste a ustedes los dioses como el orgullo. Si esto no hace a Zeus molesto; no sé que lo hará.
—¿Solo eso? ¿Molestar a mi padre?
Por supuesto que no, mucho más. Ya lo verás —respondió la diosa satisfecha—. Yo sé que te encantará.
—Si tu lo dices... —dijo Ares confundido.
Y después de esa pequeña conversación, dejó caer la manzana hasta que tocara la mesa dónde los dioses del Olimpo estaban celebrando y comiendo. Ella observó como las diosas reaccionaban a ella y se carcajaba de alegría al verlas pelear.
—¿Quién crees que es la más bella? ¿Hera, Atenea o Afrodita? —le mencionó sarcásticamente el dios.
Nyx obviamente.
Ambos rieron internamente, ambos pasándola de maravilla. Escondidos detrás de algunas nubes mientras veían la escena desde arriba.
—No te comprendo, estas cosas pequeñas que haces no me parecen la gran guerra. No he visto sangre aún —le señaló el hombre musculoso de mirada malévola.
Tu mismo lo has dicho —le mencionó la mujer que desafiaba la gravedad con su cabello—. No lo has visto aún. Esto les enseñará que es lo que pasa cuando no me invitan a la fiesta.
—Estás cada día más loca.
Por esto me gusta pasármela contigo, aún siendo un dios después de titanes —le dijo felizmente la mujer—. Me gusta sorprenderte.
Ares le dió una mirada molesta, pues rebajarlo de nivel, aún que no sabía del todo a que se refería, le estaba provocando ira.
Ha sido divertido provocar guerras contigo pero ya me tengo que ir —le mencionó la diosa del caos—. Tengo un verdadero evento al cuál asistir.
Y con ello, se envolvió en su propio humo para desaparecer del reino terrenal antes de que su compañero pudiera decirle algo de vuelta.
Apareció en el reino del cosmos, un paraíso conectado con Tártaro pero sin ser una prisión de tortura. Dónde se controlaba el cielo y se podía comunicar con el gran Urano.
En el reino era de noche y se podía observar las bellas estrellas y galaxias de todos los colores y formas. Ahí algunos dioses y monstrous lo pasaban de maravilla. Ella bajó la vista y observó las enorme manos del titán cargando el reino completo.
Buen trabajo Atlas —rió la diosa de piel pálida.
—Cállate, Eris —respondió bruscamente el titán.
Esta sólo se sintió más contenta al escuchar la reacción del ser quién cargaba el filamento y siguió con su camino hasta encontrar a quién buscaba.
Nyx —saludó la diosa de la discordia casi cantando—. Justo pensaba yo en ti.
La diosa de la noche, una mujer muy parecida a Eris pero más poderosa, quien portaba una enorme capa negra en su espalda y su cabello que se movía igual que el de la diosa quién le llamaba.
Hola pequeña —saludó de vuelta, girando su cabeza mientras seguía jugando con las constelaciones entre sus dedos—. ¿Creando guerras entre débiles mortales de nuevo? Tienes mucho más que ofrecerme pero ni siquiera parece que lo intentas.
¿Qué te pasa? Te noto deprimida —mencionó Eris intentando evadir el comentario.
La diosa de la noche se giró hacia ella completamente para luego observar a los demás a su alrededor.
Verás pequeña —explicó la gran Nyx—. Me encuentro extrañando a mi Hemera.
¿Por qué extrañar a mi hermana?
La diosa de la noche se aclaró su garganta. Para recalcar que se encontraba incómoda.
—Ustedes —dijo la mujer—. Me traen vergüenza, son tan poderosos pero aún así... no hacen nada.
Eris se ofendió y se cruzó de brazos.
Ve a Thanatos por ejemplo —señaló Nyx—. Dios de la muerte misma pero se deja ordenar por Hades.
Eris observó como su hermano se trasformaba en un jarrón para luego reírse como estúpido.
Palutena y Medusa viviendo abajo como diosas del Olimpo —siguió explicando molesta la de la capa cósmica —. Han pasado tantos siglos que casi parece que se olvidan de sus raises y se rebajan de nivel cómo tú.
¿Cómo yo? —preguntó Eris confundida.
Nyx asintió.
—Jugando con mortales como si fuera la gran cosa.
Eris al escuchar el último comentario le molesto tanto que casi gruñó. Después de ello se calmó a sí misma con su respiración para decirle lo siguiente.
—¿Por eso extrañas a Hemera? ¿Es por qué es la única que no te ha decepcionado?
Nyx le miró por unos segundos para darle la espalda completamente y seguir con las constelaciones.
—Y es una pena que es ella la única quién veo menos.
Eris miró el gran reino cósmico y se metió en sus pensamientos. Tenía que hacer algo grande, enorme para impresionar a su creadora. Tal vez tenía que explorar sus raíces como su madre siempre decía e ir por el gran plan.
Poco a poco subió más alto al espacio y se encontró con el frío fuera de la gran Tierra. Ahí pudo observar a la bellísima Gea y a Urano envolviéndola.
Se lo pensó detenidamente mientras veía a la maravillosa Gea abrasar su vientre, dónde se encontraban todas las criaturas, tanto dioses como mortales.
Luego vio a su alrededor con todos esos otros planetas y galaxias. Y lo negro e infinito que era el espacio y la existencia misma.
Fue ahí cuando se le ocurrió su maravilloso plan. Fue ahí cuando se le ocurrió un nuevo orden y existencia. No iba a ser nada fácil pero lo podría lograr con sus buenas ideas de caos y discordia.
—Ya lo verás —dijo Eris con una sonrisa en su rostro—. Todos lo verán.
La diosa de la discordia bajó poco a poco hacia la cara de la poderosa Gea, una mujer maravillosa, divina y enorme. Su cara era casi transparente a los ojos de los mortales y criaturas inferiores, pero a los dioses era más que normal poder verla.
Oh grandiosa Gea —saludó la diosa de cabello negro—. La primera y la creadora, déjeme pedirle un favor.
Gea asintió con una sonrisa, fue bastante lento por su gran tamaño pero la otra diosa era paciente.
—¿Cómo podría yo, una humilde discípula de CAOS, poder aprender de la creación?
Gea se sorprendió por la pregunta. La miró con sus grandes ojos y la observó detenidamente. La gran Tierra extendió su brazo y de la palma de su mano salió un pergamino hecho de material cósmico.
Eris fue a la dirección del objeto y se volvió del tamaño del vientre mismo de Gea para poder tomarlo entre sus manos.
Eris sostenía la respuesta a la creación entre sus dedos y lo leía con sus ojos.
"Al principio de los tiempos, todo era CAOS. Silencio infinito sin un lugar ni hora pero luego salió Gea, la Tierra, quién creo a Urano, el cielo, para bla-bla-bla..."
Eris abrió más el pergamino y adelantó para la parte que realmente le interesaba.
"... Le entregó a Cronos una hoz de pedregal; un arma tan poderosa capas de matarla a ella misma y regresar a CAOS, para poder matar a Urano..."
Eris sonrió enormemente y dejó el pergamino. Se regresó a su tamaño normal y miró a Gea a los ojos para agradecerle. La Tierra le contestó asintiendo.
Eris bajó de nuevo al reino celestial dónde Nyx le miraba sospechosa.
¿Qué estás haciendo, Eris?
La diosa de la discordia ni le contestó, cuando le dió la espalda y se dirigió al reino conectado por puentes divinos del Tártaro. Dónde habían las grandes puertas en la entrada encerrando a los titanes dentro.
Sólo deseó hacer una visita —le dijo la mujer a las puertas—. Si Zeus puede, yo también.
Las puertas se abrieron de tal manera que la entrada y salida era de tamaño microscópico, pero suficiente para que Eris pudiera pasar transformada en humo.
Ya dentro sintió el calor de la lava y la miseria, el Tártaro más horrible que el infierno dónde los poderosos pasaban sus torturas extremas.
Eris buscó entre todos los titanes y titanides al más poderoso; Cronos Titán del Tiempo. Quién estaba sentado mientras sentía dolor por cada parte de su cuerpo y se curaba para luego ser herido eternamente.
Poderoso Cronos —saludó la mujer pálida—. Te traigo una propuesta.
El titán del tiempo le miró y dio una carcajada entre cortada interrumpida por sangre que salía de su garganta.
—Yo mataré a Zeus y los liberaré a ti y a tus hermanos del este horrible reino —dijo Eris.
—¿Quién se supone que eres? —preguntó el Titán burlonamente.
Eris, diosa de la discordia —saludó con una reverencia y con un dedo en la barbilla.
—¿Tú? ¿Matar al desgraciado de Zeus?
La diosa sonrío malvadamente mostrando los dientes.
—No sabes pero cuanta razón tienes —dijo la mujer—. Necesitaré de un arma poderosa que no pueda fallarme al asesinar.
—¿No estarás hablando de mi hoz verdad? —mencionó Cronos entendiendo a dónde iba esa pequeña diosa.
Efectivamente.
Cronos miró su propio cuerpo, a sus hermanos y luego a la puerta divina.
—Muy bien. Veo que te aprovechas de mi desesperación —le respondió el Titán barbudo—. Pero mucho cuidado con ella que la creó mi mamita bonita.
Eris al escuchar la condición casi se moría de risa pero se controló justo a tiempo.
No hay de que preocuparse —dijo Eris suavemente—. Yo le daré un buen uso.
Después de ello, Cronos le dio la gran hoz de pedregal en sus manos y ella la transformó en humo, mezclando el arma en su ser para esconderla.
Les mostraré un nuevo mundo —dijo simplemente Eris antes de salir del horrible Tártaro. Tenía todo lo que necesitaba, ahora sólo tenía que buscar el momento perfecto para terminar su plan.
Justo al salir del reino se encontró con su madre quien le veía con una reja alzada.
Eris.
La diosa de la discordia rió inocentemente.
Nyx.
La mujer de la noche le prohibió el paso para que así pudiera interrogarla.
Primero hablas con Gea y ahora visitas Tártaro —le dijo su madre molesta—. ¿Qué demonios estás haciendo?
¿Yo? —respondió Eris dulcemente, jugando aún con la inocencia de pensamiento.
La noche suspiró demostrando que no se estaba divirtiendo con la actuación de su hija.
—Estoy haciendo justo lo que me pediste —respondió finalmente la diosa del caos con la verdad—. Te lo explicaré todo pero no aquí.
Nyx asintió y las dos deidades fueron juntas de nuevo al reino cósmico para poder hablar en privado.

    Nyx asintió y las dos deidades fueron juntas de nuevo al reino cósmico para poder hablar en privado

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   —Yo seré la primera —le reveló Eris.
   Nyx pestañeó mirándola incrédula.
   —Mataré a Gea la primera y creadora y así ocuparé su lugar —explicó la diosa de la discordia.
   —Un momento —le interrumpió Nyx—. Nunca te dije que hicieras eso ¡es una locura!
   Eris asintió muy contenta y emocionada, satisfecha por su plan malévolo. Tronó sus dedos y apareció la hoz de Cronos. Nyx se paralizó al ver semejante arma en su presencia.
   —No fallaré —le dijo su hija—. Tomaré su lugar y mataré a todos los que tenga que asesinar para poder mezclarme con CAOS y volvernos un sólo ser.
  Nyx la miró con terror.
   —Reharé la existencia; crearé un mundo a mi voluntad y haré tanto caos que me volveré en el nuevo orden de espacio y tiempo —terminó de contarle la diosa de la discordia mientras que se sentía más viva que nunca—. ¿Suficiente para ti, madre?
   Eris yo no... eso no puede...
   —No puedes detenerme —interrumpió la hija—. Te crearía un mundo dónde puedes ver a tu querida hija; Hemera, con su sol y su calor, todo el tiempo que quieras.
   Nyx tragó saliva y midió sus palabras que estaban a punto de salir de sus labios. Pensando muy bien que era lo que diría, pues podría cambiar el mundo como lo conocían.
   —Entiendo tu punto de vista, Eris —le comentó la noche—. Pero debes saber que existe el equilibrio por una razón.
   La diosa de la discordia vió los ojos de la otra molesta por aquella respuesta.
   —Todos los dioses y Titanes tenemos un límite de nuestros poderes por esa razón; el equilibrio —seguía diciéndole la mujer con la capa—. Yo debo de viajar por el cielo solo una parte del día y debo de respetar a mi Hemera con su viaje por que ese es mi límite. Thanatos no debe de ir al mundo terrenal por que ese es su límite. ¡Y tú no puedes reescribir la existencia por que ese es tu límite!
   —Mírame como lo hago —respondió burlonamente Eris.
   La diosa de la discordia desapareció entre sus humos y reapareció en algún templo en el mundo terrenal. Ahí observó algunos humanos convertidos en piedra con caras de terror en ellos.
   —Con permiso —dijo burlonamente la mujer, jugando a caminar entre una multitud de mortales.
   Buscó con la mirada el altar y llegó hasta allí. Dónde asentó la hoz y miró detenidamente.
   Con un dedo de su mano escribió en la hoz con su uña filosa, mientras que las palabras brillaban en luz y convertía el arma en un hermoso dorado.
   —"Para la primera".

✧Lα ρυєятα нαcια Táятαяσ {Pιт χ Dαяк Pιт} ✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora