—¡¿Eh?! —Dark Pit abrió los ojos como platos, él no podía creer lo que veía. Estaban Atenea y Viridi en la misma habitación hablando pacíficamente.
Ambas diosas se voltearon hacia el ángel al escucharlo y Viridi le saludó pero por otro lado Atenea solo le dió una sonrisa fingida.
—¿Pasa algo Dark? —preguntó Viridi.
—¿Si pasa algo? No puedo creer que tan bipolares son los dioses, ¿podrías explicarme para empezar que hace ella aquí? —le respondió el de ojos rubí.
La rubia rió un poco.
—Verás, Atenea y yo hemos arreglado nuestros problemas temporalmente por la situación, ya sabes —le decía esta.
Simplemente él no lo podía aceptar tan fácil, como un súper cambio ilógico. Pero conociendo a los dioses, lo menos que podrías hacer es entender las razones de sus acciones. Aunque seguramente para cuando todo esto termine, volverán a odiarse.
Atenea le dio una mirada a Pittoo diciendo con solo su expresión que se fuera de ahí.
Así que eso hizo. Él ya sabía que no le caí tan bien a la diosa de la sabiduría, pero era solo por qué odiaba a los ángeles negros. Pensándolo más, ella es racista.
Sin nada que hacer por el momento se dirigío hacia la sala de entrenamiento, con algo de rapidez.
—¡Oye Dark! —le llamó Phos, quién se cruzó con él— ¿A dónde vas, amigo?
—A un lugar —respondió con mala gana. Ella frunció el ceño pero continuó siguiéndolo.
—Oye, ¿quieres contarme lo que te pasó ayer? —le tomó del hombro al chico, haciendo que se detuviera— Estoy muy preocupada por ti —reveló la chica que flotaba al lado del ángel.
—No me vas a creer si te lo digo -se quitó su mano de encima y prosiguió, pero ella se teletransporto de golpe enfrente de Dark Pit, bloqueándole el paso.
—¡Dark! ¡Te estoy intentando ayudar! -Phospora suspiró— Yo voy a creer lo que sea que me digas.
El de aspecto adolescente se lo pensó un momento, ¿contárselo o no contárselo? Pero de todas formas, ella no podría hacer nada para ayudarle. Poner en pánico a otra persona no sonaba como una buena idea.
—Phos, estoy bien. Enserio.
Ella le miró con desconfianza.
—No te creo.
—¿No que me creerías lo que sea? -preguntó el de alas oscuras irónicamente.
Y después de esperar a que ella le respondiera, que nunca lo hizo, la rodeó y fue a la sala de entrenamiento. Ya ahí tomó su arco y comenzó a disparar. Disparó y disparó, pero no estaba su cabeza en el blanco al cual disparaba, solo estaba concentrado en una cosa: en Pit.
Todos los mensajes que había visto escritos en la pared estaban dedicados a el ángel blanco. ¿Por qué los vio Dark entonces?
Al menos estaba feliz de que así fue, si se le hubieran aparecido al ángel de la luz, él hubiera enloquecido más que Pittoo. Y el castaño ya tenía suficientes malas experiencias, después de lo que le ha hecho Pandora, el ángel de la oscuridad no quería que le pasara ninguna otra cosa.
Y Dark seguía disparando.
Tal vez el contraparte también estaba tan asustado como Pit. Y por ello empezó a alucinar sobre aquellos mensajes en las paredes. Pero había algo que él no comprendía. Los mensajes hablaban de lo que le había dicho el castaño mientras estaban solos mirando el atardecer.
¿Por qué su mente quería convertir ese momento tan especial en algo tan horrible?
De pronto, la voz chillona de Viridi rebotó en la cabeza del chico.
—¡Dark! ¡Dark! ¡¿Dónde estas?!
—Entrenando, ¿qué sucede?
—¡Un Chaos Kin está aquí en el templo! -se le paró el corazón al escuchar aquellas noticias, ¡pero se negó quedarse ahí! Tenía que acabar con ese molestoso bicho.
Pittoo corrió donde había visto a las diosas de la naturaleza y la sabiduría antes de ir a la sala de entrenamiento, pero ahí no estaban ellas si no las criaturitas del caos que él tanto quería matar.
Y al verle, el empezó a ser sus sonidos de bicho asquerosos.
—¡Ven aquí! —le gritó el ángel, pero este salió corriendo para el lado opuesto dándole solo la opción de seguirle para que no escapara vivo.
Él le siguió por unos cuantos minutos hasta desgraciadamente perderlo de vista y giró su cabeza hacia todos lados, buscándolo .
Y de nuevo, alguien le volvió a llamar. Pero no era aquella voz tenebrosa, era una que conocía mucho.
—¡Pittoo! —el chico con ojos color rubí se dió vuelta y vio a el ángel en que tanto pensaba— Pittoo, vine a ayudar -dijo Pit cuánto ya estaba cerca de su gemelo.
Él otro chico asintió y comenzaron a cazar a los Segadores que aparecían.
—¡Dark pit!
El llamado se giró hacía su gemelo para ver que le quería decir pero Pit estaba ocupándose y no parecía que fue él quien le gritó.
Oh no, Dark Pit se dió cuenta que le estaba volviendo a pasar aquellas alucinaciones ¿o alguien le llamó en la realidad? Fuera lo que fuera, él decidió ignorarlo y concentrarse en su misión.
—¡Ya vi a uno! —le anunció Pit a su gemelo quien le iba a seguir pero vio a otro justo del lado opuesto.
—¡Pit, hay otro hacia la derecha!
El ángel blanco se giró donde le señalaban para intentar ver el bicho del caos también, pero pareció ver otra de esas cosas.
—Y también hay uno atrás —Pittoo le miró extrañado para darse cuenta que, en efecto, venían más y más Chaos Kins a la batalla.
—Demonios —el oscuro balbuceó—. ¡Nos rodearon! —en eso, él se preparó apuntándole a uno de los segadores y seguidamente Pit separó sus arcos en cuchillas para combate de cuerpo a cuerpo sabiendo que no les iba a poder atinar tan fácilmente a los insectos con flechas.
—¡Dark Pit! —volvió a resonar la voz desconocida como un eco. Era el peor momento así que intentó menear la cabeza, intentando concentrarse.
El plan de Dark era pelear a la defensiva esperar a que una atacara para contraatacar en partes vulnerables y desprotegidas, pero ellos simplemente no lo hacían.
Pit, cansado de la espera y por la presión, atacó a un segador que tenía más cerca. Este recibió el golpe pero no pareció querer hacer algo al respecto.
—No están atacando —balbució el castaño.
—¡Dark Pit! —se volvió a escuchar mucho más fuerte que la otra ves. Y el ángel oscuro apretó el puño alrededor de su arco. Pero se limitó a solo estar congelado para cuando aquellos gritos comenzaron a hacer más que rebotes en su cráneo.
—¿Y ahora qué hacemos? —le preguntaba Pit a su gemelo al ver que no se movía.
—¡Dark Pit! —lloraba aquella voz la cual le comenzaba a irritar a el llamado— ¡Dark Pit! ¡Dark Pit! —él sentía que todo se volvía oscuro y borroso, se mareaba y colocó sus manos en su cabeza para intentar controlarlo. Pittoo intentó parpadear de nuevo y pareció mejorar. Aunque la visión seguía un poco extraña, podía ver con claridad que esos molestos bichos del caos se estaban escapando, mientras que el castaño seguía preocupado por el otro chico.
Pit le decía algo, lo sabía al ver que movía los labios, pero ni un sonido salía de él, hasta que se rindió con el peso de su cabeza y se arrodilló en el suelo.
—¡Pittoo! —Pit le tomó de los hombros dejando su arma en el suelo— ¡Pittoo! ¡Deja de gritar, por favor!
Ambos ángeles tenían una respiración acelerada y cansada y unos ojos espantados.
El de ojos rubí podía escuchar fuertemente los latidos de su corazón en sus oídos en vez de la voz, dándose cuenta que ya se estaba yendo el dolor.
—Pit -pudo decir Dark mientras recuperaba oxígeno— ¿Yo comencé a gritar?
Enseguida el otro mostró una expresión más tranquila.
—Nos empezaron a atacar y tú y yo contratacabamos y uno de los Choas Kins te hirió y luego empezaste a gritar como loco y luego llegó Viridi y Atenea y los empezaron a atacar a los segadores y ellos se escaparon y ellas les siguieron y tú seguiste gritando y me asusté y no parabas de gritar mi nombre y estaba pegarte -explicaba aceleradamente y sin ninguna pausa.
Dark Pit giró su mirada para darse cuenta que estaban en un lugar totalmente diferente a donde estaban hace unos segundos.
—¿Estaba gritando tu nombre?
—Sí —suspiró Pit y recogió su arco—. Pero ya estás bien ¿verdad? —lentamente Dark asintió mientras él también buscó su respectiva arma.
Después de todo aquello, buscaron a las diosas en el templo algo destruido de Viridi.
—Oye Pittoo ¿qué fue lo que te pasó? ¿Por qué comenzaste actuar así?
—Em —el ángel oscuro suspiró y miró su contraparte a los ojos y ambos dejaron de avanzar—. En realidad no sé que lo está provocando pero ya había sucedido antes. De la nada empiezo a escuchar cosas raras.
—¿Cosas raras? —le preguntó el de alas blancas.
—Escuchó a alguien gritar mi nombre.
—¿Y quién es?
—No lo sé —le respondió Pittoo—. Suena extraño pero no estoy seguro si es de un hombre o una mujer.
Pit frunció en ceño, y tenía la intención de preguntarle algo más pero al ver a la señorita Palutena con las otras diosas fue corriendo hacía ella dejando a su gemelo atrás.
—¡Señorita Palutena! —le llamó su ángel castaño, haciendo que las tres diosas se giraran a él.
—Pit, estaba muy preocupada —dijo entré suspiros de alivio la diosa de la luz—. Y más por ti Pittoo.
—Bueno, deja de hacerlo por que ya estoy bien —le dijo Dark algo molesto.
—Perfecto así ya no nos estarás estorbando en la batalla —le dijo Atenea—. Y presiento que vienen en camino más segadores.
El ángel oscuro ofendido le iba a responder hasta que escucharon el grito de Phosphora pidiendo ayuda.
Inmediatamente todo el grupo fueron a buscarla para encontrarla enterrada en los escombros del templo.
—¡Phos! ¡Resiste! —le gritaba la diosa de la naturaleza.
—¡No puedo moverme! —respondió la chica eléctrica mientras las diosas y los ángeles buscaban entre los escombros y plantas— ¡Todo el árbol gigante se calló sobre mí y aquí hay dos Chaos Kins que me quieren matar!
—¡Allá voy, Phos! —le decía su diosa para tranquilizarla. Pero llegó un momento en dónde ella dejo de hablar dejando a todos preocupados y miedosos.
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✧Lα ρυєятα нαcια Táятαяσ {Pιт χ Dαяк Pιт} ✧
FanficEl amor. Es hermoso, llega cuando menos te lo esperas. Al principio no lo aceptas, pero cuando lo haces, el universo se encargará que nunca lo consigas. Te llagaran montones de sentimientos; aveces te controlan, aveces te traicionan y no puede...