Y si aún así no me quieres, seré lluvia, y mojaré tu pelo, y entraré por tu nuca, acariciaré tus labios con la suavidad de una lágrima, lloveré por sorpresa y a destiempo para que acabes empapado de mí. Y tú te volverás poco a poco un ser acuático, hasta que desees haberte sumergido en el verde de mis ojos, porque habré entrado en tu cuerpo y formaré parte de ti, y cada vez que pase por tu corazón escribiré mi nombre de sangre y agua. Y entonces comprenderás que yo era la única persona del mundo que podía haberse fundido en uno contigo.
- Irela Perea