Nada cambiará que te amo. Y por el poder de ese Amor, convoco la magia de cada palabra aquí escrita; suplico la ayuda de todos los Cielos; envío toda la luz de mi ser; para que, tal y como han sido aquí escritos, así se cumplan mis Diez Mandamientos:
1. Que encuentres merecido sosiego y calma, que destierres la palabra preocupación de tu vida y la mayor sabiduría te guíe en tus decisiones.
2. Que cada día despiertes con esperanza y con sueños por realizar, y con la energía, las fuerzas y la salud para emprenderlos.
3. Que nada material te falte jamás y la prosperidad conozca bien la puerta de tu casa.
4. Que el pasado se cierre para siempre y solo te deje el perfume de los buenos recuerdos, pero ni una sola cicatriz en el alma.
5. Que recibas todo el inmenso amor que tú mereces, de mil maneras, cada día de tu vida. Que seas estimado por tus amigos y desconocido para la envidia. Que te sonrían por la calle y te abran las puertas de todas las casas. Que allá donde vayas seas valorado y querido.
6. Que puedas cobijarte en soledad cuando lo necesites, y que ello te traiga la paz o el conocimiento que busques. Que encuentres compañeros sinceros siempre que salgas al mundo, y que compartas con ellos generosidad y buenos momentos.
7. Que todos aquellos que amas queden siempre protegidos por la marca de la buena fortuna.
8. Que la tristeza no encuentre puerta ni rendija por la que colarse en tu vida, y que si te sale al paso, tengas templanza y sabiduría para acabar con ella sin que te lastime.
9. Que la alegría se instale en tu alma, que vuelvas a reír como un niño, que te sobren los motivos para reír como un adulto, que la sonrisa sea el estandarte de tu belleza.
10. Que algún día, si pensaras en mí, recuerdes que hice todo lo mejor que pude, que laves con tu perdón mis errores, y me vuelvas a mirar con amor.
Amén.
— "Diez Mandamientos", Irela Perea
