Ahora olvídame, si puedes.
Nunca vuelvas a leer las maneras de escribir "te quiero" que yo inventé para ti. Huye de todos los lugares donde quise ir contigo. No le temas al frío ni cuentes los días. Regala las caricias que me prometiste. Y duerme cada noche antes de que yo exista para guardarte en mi abrazo. Ahora olvídame, si puedes.
Pero no pretendas que yo te olvide.— Irela Perea