Podrías venir y traerme canciones,
que me hacen falta.
Podrías traerme tu risa,
un libro de poesía,
incienso y un par de mantas.
Podrías llegar
y quitarme el frío
con toda la ternura de tus manos
abiertas.
Podrías venir,
aunque fuera sin nada,
aunque no tuvieras permiso,
ni el tiempo, ni la manera...
pero podrías venir
y quitarme estas ganas
de ser yo tu casa.
Podrías venir,
y podrías quedarte,
para no despertarme más
llorando
porque me haces falta.— Irela Perea