2. Elige un libro al azar, escoge una línea.

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Escribe a partir de ahí y no lo revises

23 de julio de 2016

"La isla de los perdidos" CRUZ, Melissa (P. 38)

Al recordar que ella no había sido invitada se sintió mal, varios de sus compañeros en la oficina comentaban con alegría el gran acontecimiento que sería la boda de su mejor amigo y por cierto, jefe de la compañía en donde trabajaba como su asistente. ¿Cómo era posible que él no le hubiera comentado nada a ella que era la más cercana a él? ¿Dónde había conocido a la misteriosa chica que se convertiría de la noche a la mañana en su futura esposa?

Él jamás le había comentado nada acerca de una novia y eso que ella se encargaba hasta de los detalles más pequeños de su vida personal, no tuvo indicios de que él estuviera enamorado hasta esa mañana, en que le entregó las invitaciones de boda y le solicitó ex profesamente que ella misma entregará cada una de ellas a todos los miembros de su compañía. Cuál había sido su sorpresa al ver que ella no tenía invitación, incluso le había preguntado discretamente si no faltaban más por entregar pero él respondió con su cínica sonrisa que esas eran todas y por primera vez en su vida, se sintió furiosa con él pero lo ocultó bien fingiendo que limpiaba sus gafas, siempre que él hacía algo que ella no aprobaba, limpiaba sus gafas y terminaba por aceptar sus locas ideas pero esta vez su ritual de relajamiento no había funcionado y del enojo paso a la confusión y este se convirtió en miedo y posteriormente en una tristeza que no pudo explicar, era la primera vez que se sentía así, no era una mujer que se deprimiera con facilidad y mucho menos de aquellas que ahogaban sus penas en alcohol pero se vio tentada a hacerlo, si él podía organizar una boda express y no invitarla, ella bien podría intentar beber para olvidar su despecho.

Así que, al terminar la jornada de ese día, se despidió de él y se dirigió al bar más cercano, habría ido con alguien más de haber tenido otros amigos a quien invitar pero su personalidad fría no hacia fácil que las personas se acercarán a ella, entre voces la habían apodado "Rusia" y se había enterado por su amigo que comentaba con gracia que solo un hombre con un ejército más grande que el de Hittler podría hacer caer sus defensas.

En realidad, eso no era necesario, no necesitaba de un hombre con un ejército imponente, solo alguien que pudiera entenderla... alguien como él, que podía pasar todo el día junto a ella y no aburrirse de su personalidad fría.

Aquel pensamiento le hizo atragantarse con la copa de vino que bebía y notó que de sus ojos caían lágrimas, que limpió rápidamente como si con ello pudiera borrar aquel sentimiento que siempre se había empeñado en ignorar. Siguió así por un buen rato hasta que vació lo último que quedaba en la botella en su copa y con amargura se dio cuenta que la bebida no era la solución mágica que todo mundo prometía hacer desaparecer sus problemas, el sentimiento y la amargura seguían dentro de ella y seguía sin poder lidiar con ellos. Miró su copa y la revolvió un poco, mientras pensaba en cómo actuaría al día siguiente, que tendría que decir o hacer, era la primera vez que no quería ir al trabajo, era como si ahora le resultará un lugar totalmente ajeno.

—Qué más da, pues por los novios— Alzó la copa en alto y la vació desde esa altura para beberla.

— ¿Es así como bebes tú?—preguntó una voz detrás de ella que la hizo tirarse la copa encima y abrir los ojos como gato asustado.

—Damian... pero...qué haces aquí—pronunció torpemente, mientras el corazón le latía a una velocidad increíble y trataba de sacar un pañuelo de su bolso para secarse.

—Pues me pareció extraño cuando Beck, me llamó y me dijo que estabas aquí tomando sola como si se hubiera muerto alguien. Me pareció extraño por qué tu no bebes, Rusia con amor— río y extrajo un pañuelo de su saco con el que le limpió el rostro.

Ella no pudo moverse, lo dejo limpiarla en silencio y tuvo que aguantar las enormes ganas de llorar que sentía. No solía llorar frente a nadie que conociese y menos permitirse llorar frente a él.

—Entonces me lo vas a decir ¿Qué hacías aquí?— dijo el terminando de limpiarla y sentarse a su lado mientras le dirigía una de sus más encantadoras sonrisas.

— ¿No deberías estar preparándote para mañana?—preguntó evadiendo su mirada. —Mañana te casas ¿No es así?—

—Cierto, cierto pero... tú cómo sabes que es mañana, yo no te di tu invitación—dijo con un brillo malicioso en sus ojos oscuros, mientras recargaba su mejilla en la palma de su mano.

— ¡Lo sabías!— gritó furiosa levantándose en seco.

Él comenzó a reírse de ella y sin poder contenerse ella estampo su mano sobre su rostro, tratando de alejarse de él lo más pronto posible pero él le bloqueaba la salida.

— ¡Muérete, te odio! ¡Ojalá te dejen plantado en el altar!—gritó sin ninguna inhibición

—Elizabeth, estate quieta y mira—dijo aferrándose a su muñeca y le deslizó la invitación con su nombre.

—Yo no quiero nada de ti Damian Blackwood, mañana presentaré mi renuncia tan pronto salga el alba y...—

Damian la jaló hacia él y la abrazó de tal forma que quedo en medio de sus brazos, ella ya no opuso resistencia y el abrió la invitación frente a ella.

— ¿Puedes leerla? No, mejor yo te la leo en tu estado seguramente no entenderás nada de lo que dice؅ y no quiero que pases por alto ninguna palabra— se aclaró la garganta y leyó en voz alta lo siguiente...

Querida Rusia con amor:

Sé que habrás notado que no te di tu invitación porque tengo el gusto de anunciarte que nuestro próximo enlace será mañana 23 de julio de 2016 a las 10hrs.

No te pregunte porque sé que dirías que sí, es obvio que tú me amas y yo a ti y como ya te encargas de mí y de la compañía en muchos aspectos me tomé la libertad de organizar todo sin tu ayuda, lo cual hubiera resultado en un desastre si Beck, mi hermana no me hubiera ayudado. No te preocupes, fui personalmente a la tumba de tus padres a pedir tu mano y ellos dijeron que no hubieran esperado mejor yerno que yo, ya que como verás soy guapo y les daremos hermosos nietos. Les prometí que a partir de ahora te haré la mujer más feliz del mundo y que ya no tienes que limpiar tus lentes cada que te arrastró alguna de mis locuras y decisiones precipitadas porque desde ahora solo tendrás que limpiarlos para ver el brillante futuro que tendremos juntos.

Si usted acepta al nuevo socio, el trato y sus términos, por favor firme con un "Acepto"

Elizabeth tomó la carta entre sus manos y la leyó una y otra vez hasta que quedó inconsciente en los brazos de Damian, quien trato de hacerla reaccionar hasta que notó que dormía plácidamente en su pecho. Pagó la cuenta del bar y con cuidado la llevó hacia su auto, mientras la llevaba cargada alcanzó a escuchar de los labios de ella "Acepto"

 Pagó la cuenta del bar y con cuidado la llevó hacia su auto, mientras la llevaba cargada alcanzó a escuchar de los labios de ella "Acepto"

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