19. Escribe una pequeña historia no ficticia de tu primer trabajo

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09-10 de agosto de 2016

Recuerdo que cuando tenía 15 años, yo no pensaba en trabajar, ya ayudaba suficiente en casa limpiando y haciendo la comida mientras mi mamá trabajaba, para que aparte buscara un empleo que terminara de consumir mi escaso tiempo libre.

Sucedió entonces, que una vecina le preguntó a mi mamá si podía cuidar a su hija los fines de semana, puesto que era doctora y no tenía el tiempo para atenderla; le daba miedo que estuviera sola tanto tiempo. Mi mamá se volteó hacia mí y me preguntó si quería ayudarle, obviamente la señora me pagaría.

Lo pensé un momento, la verdad es que yo no salía los fines de semana y había terminado con mi novio recientemente. Tal vez cambiar de actividad, me haría sentir mejor y hasta podría comprar un libro nuevo de Anne Rice, así que acepté y quedé de ir el próximo sábado.

Llegué temprano ese día, justo a la hora que me citó. Lleve en una mochila algunos cuentos cortos, dibujos para iluminar y un DVD de Sakura Card Captor con los primeros episodios de la temporada. Pensé que tal vez tratándose de una niña, un anime como el de Sakura le gustaría.

La señora al verme en la puerta me invitó a entrar a su casa; recuerdo que cuando entré pensé que era un desperdicio tener una casa tan bonita y jamás estar en ella. Por lo que había escuchado la señora trabajaba todo el santo día y cuando estaba en casa solía salir con su pequeña a pasear. Lamentablemente, es la triste de cualquier trabajador de tiempo completo y mucho más en el caso de las personas que se dedican a ser doctores, una carrera tan demandante que consume parte de su vida personal.

Antes de irse, me dio una lista de teléfonos y me dijo que a las 5pm llegaría su hermano del trabajo y él cuidaría a la pequeña. Eran pocas horas de trabajo y me pareció bien, al menos tendría la tarde para mí, eso claro si mi hermano no había hecho un catástrofe en la cocina y me tocaba llegar a limpiar su tiradero.

Esperé sentada en la mesa y me puse a bordar, por esa temporada le había tomado gusto al punto de cruz y mi vista era mucho mejor que ahora, podía terminar bonitos cuadros en una semana o dos, gracias a que mi mamá me había enseñado. El tiempo se me fue volando cuando la pequeña de 6 años despertó, era la primera vez que yo la veía, aunque había oído mucho hablar de ella, no la conocía personalmente. Su nombre era: Kaede*

Kaede salió de su cuarto con su pijama de muñecos y me vio somnolienta; yo asenté mi bordado y la saludé.

—Hola, soy Yoru, soy la persona que te va a cuidar hasta que llegué tu tío— me presenté.

—Sí, mi mami me dijo. Soy Kaede— dijo la pequeña y se acercó curiosa a ver mi bordado.

— ¿Qué es lo que haces?— preguntó tallándose los ojos.

—Es punto de cruz, es un bordado que convertiré en un cojín— dije alegre mientras buscaba el cereal para darle de desayunar.

—No quiero cereal—dijo adelantándose a mis movimientos.

—Mmmm, se cocinar pero tu mamá dijo que no usará la estufa— le mencioné.

—Si sabes cocinar no creo que haya problema— dijo ella acompañándome a la cocina.

—Bueno, entonces veamos que hay aquí— abrí su refrigerador y ví que había varias cosas pero me fije más en el arroz, el jamón y los huevos. Tenía una idea.

— ¿Te gustan las tortitas de arroz?— le pregunté mientras sacaba las cosas.

—No sé qué son, nunca las he probado—respondió ella sentándose a la mesa.

Reto de los 30 días!!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora