Capítulo 11

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Me desperté al día siguiente sobre las diez y pico de la mañana. Mi madre se había puesto a pasar el aspirador por la segunda planta y pasando por la zona del fondo -Donde casualmente dormía yo- y me había despertado.

Respiré hondo y me senté sobre la cama con los pies en el suelo. Hoy había amanecido sudando del calor que hacía. Me quité la camiseta del pijama -Que había sido de mi padre, por lo que actuaba de camisón.- y me encerré en el baño para darme una larga y relajante ducha de agua fría. Cuando salí, envuelta en una toalla y con el pelo chorreando sobre mis hombros, se me hizo extraño no encontrar a mi hermana sentada sobre la cama -Siempre lo hacía cuando me duchaba, casi era como una rutina.-. Dejé caer la toalla sobre mis pies y me dirigí hacia el armario. Saqué una camiseta azul de tirantes bastante suelta, un short negro de chandal con dos rayas blancas y lo dejé sobre la cama. Acababa de salir de la ducha y ya tenía calor. Me coloqué la ropa interior y después la camiseta y los pantalones que había dejado sobre mi cama y me tumbé de nuevo en la cama. Mientras miraba el techo recordé el mensaje que dejé a Thomas y a Jade la noche anterior y alargué el brazo para coger mi teléfono y ver si me habían contestado.

Hey! Casi me sorprendí de recibir un mensaje tuyo. Si tienes alguna duda sobre el viaje no dudes en llamarme. Ah y nosotros también tenemos ganas de veros(: -Thomas.

Pero cuando fui a rebisar si Jade había contestado a mi mensaje me sorprendí al no encontrar absolutamente nada. Quizás lo había leído en clase y por eso no había podido contestar.

Dejé el móvil de nuevo sobre el escritorio y me levanté de la cama. Abrí la puerta de la habitación y me encontré de morros con mi madre.

-Desayuna y dentro de una hora te quiero en el colegio para recoger a tu hermana. -Apagó el aspirador y lo cogió para bajar las escaleras.

-¿Por qué tengo que ir a buscarla? ¿No se quedaba al comedor? -Pregunté bajando las escaleras detrás de ella.

-Hoy es el último día de clase y salen antes. -Mi madre dejó el aspirador en el armario donde guardábamos escobas, fregona y otros productos de limpieza y de dirigió la cocina para preparar la comida.

-¿Y por qué no vas tú? O que venga sola. -Pregunté sentándome sobre la mesa.

-Su profesora quería hablar sobre Alissa. Vé y me cuentas que te ha dicho. -Dijo mientras cortaba un pimiento rojo.

-Siempre dicen lo mismo. -Bufé.- No sé para qué quieres que vaya.

-Porque al menos con ella obtengo la enhorabuena de los profesores. Hace que me sienta orgullosa. -Abrí los ojos como platos y preté los puños.

-Oh, cierto, olvidaba que Alissa es la favorita. Claramente es alguien de quien sentirse orgulloso. -Agité las manos con exageración. Aunque hice como si no me afectase, en el fondo de mi ser me sentía ofendida. Mi orgullo estaba por encima de todo.

-Pues sí. -Contestó antes de desaparecer de mi vista.

Me bajé de la mesa y abrí la nevera para sacar la caja de leche. Cogí mi taza favorita -Que me la compré cuando tenía ocho años.- y me preparé un café. Mientras me lo bebía no dejaba de mirar el reloj que había colgado en la pared. A estas horas debería estar en clase, quejándome por lo aburridas que eran y hablandon con mi compañero de al lado sobre las muchas ganas que tenía de que llegase verano. Sin embargo, aquí estaba yo, desayunando a las once y media de la mañana y esperando a que pasase una hora entera para ir a recoger a mi hermana.

Cuando terminé mi café, lavé la taza y fui hasta el salón, encendí la tele y simplemente esperé a que llegase el momento de irme. Cuando faltaba solo media hora para que mi hermana saliese apagué la tele y me dirigí a la puerta principal.

Before you leaveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora