Capítulo 13

16 0 0
                                    

-Soy yo, Thomas. -Abrí los ojos como platos al escuchar aquellas palabras. ¿Thomas? ¿Yo conocía a algún Thomas?

-Perdona pero... ¿nos conocemos? -Fruncí el ceño y me recosté sobre el marco de la puerta. Lo miré desafiante.

-Yo diría que desde hace bastante tiempo. -El chico que tenía frente a mí sonrió de lado.

-Creo que... te estás equivocando de persona, chico sonriente. -Le contesté de mala gana. Tenía pintas de mujeriego.

-¿Chico sonriente? -Rió fuerte.- Uou, ¿los años atrofiaron tu imaginación? Antes eras más creativa. -Fulminé al chico.

-¿Me estás vacilando?

-¿Por qué iba a hacer algo así?

-¿Es que eres retrasado? -Le contesté de malas maneras.

-¡Ey! Eso me ha dolido. Yo no te he insultado. -Contestó poniendo un puchero, ¿ahora se va a hacer el ofendido?

-¿Sabes qué? No te conozco de nada y estás empezando a hartarme. Vete de mi casa ahora mismo o llamo a la policía. -Saqué el teléfono de mi bolsillo, marqué el número y se lo mostré señalando hacia el icono de llamar.

-Perdoname, April, había olvidado completamente tu memoria de pez. -Abrí los ojos como platos y abrí la boca para añadir algo más, pero él fue más rápido.- ¿Te suena "mejor amigo de la infancia"? Has estado hablando por mensajes conmigo y, por si también lo habías olvidado, vas a pasar todo el verano conmigo.

Mi boca formó una perfecta "o".

¿Mi mejor amigo de la infancia? ¿Qué demonios hacía el aquí?

-¿T-Thom? ¿Q-qué haces aquí? -Mi shock era tal que no podía casi articular palabra.

-Parece que por fín has recordado. Eres lenta eh... -Thomas rió de nuevo y dió un paso hacia delante.

Thomas era mi mejor amigo de la infancia, un amigo que hacía años que no veía, y ¡JODER! No parecía él. Su pelo era completamente diferente, estaba mucho mas largo -De pequeño se rapaba- y era de un color extraño, estaba entre rubio oscuro y castaño muy claro. Su piel se había aclarado también, no tanto como su pelo. Y sin embargo, sus ojos eran de mismo azul cielo que hace años.

Llevaba una camiseta blanca algo ajustada que dejaba ver sus bien formados músculos, -¡Dios! ¿Desde cuando está así de bueno?- y un jean rasgado acompañado por unas zapatillas del mismo color de la camiseta. Ya no tenía la cara de niño de la última vez que le ví, -Con razón, de eso hace bastantes años.- estaba mucho mas alto, más fuerte, su voz era mil veces más grave. Hasta se le veía más maduro, bueno, o eso parecía.

-Vaya, veo que te alegras de verme. -Dijo Thomas con ironía. Yo negué efusivamente con la cabeza y sonreí.

-No, no. Perdona. Es que no esperaba... -Hice una pausa.- Pasa, pasa.

Thomas pasó al interior de la casa y cerré la puerta tras él. Se supone que tenía prohibido recibir visitas, pero, esto era diferente. Thomas era amigo mío durante mi dulce infancia y hacía muchísimos años que no lo veía. Tantos que cuando lo he visto no he sido capaz de reconocerlo.

-Y... ¿Cómo es que has venido? -Pregunté intentando terminar con aquel incómodo silencio que se había formado entre nosotros.

-Pues... -Rió- Es una historia muy graciosa. -Se rascó la nuca con nerviosismo.

-Bueno, tengo tiempo. -Me crucé de brazos y le devolví la sonrisa. Espera, ¿desde cuando le estaba siguiendo el juego? ¡Me acababa de vacilar en mis narices!

Before you leaveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora