Capítulo 2

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          La clase está a punto de comenzar Sikāru, ya oigo a tus compañeros inquietos en el interior del aula, corriendo y alborotados. Pasa y siéntate. No pierdas detalle, pues a partir de ahora aprenderás cosas que jamás olvidarás.

         Entro pausado y observo como los novicios están agitando las paredes del aula, como un torbellino de fuerza y de juventud. Son el futuro de los guías y del mundo tal y como lo hemos conservado hasta el día de hoy. Yo los veo como mis pequeños bloques de arcilla. Al acabar su periodo de instrucción conmigo, ese fragmento de barro primigenio habrá tomado forma, y viajaran a los lugares más recónditos de este planeta, para ser Guías en la más amplia definición de la palabra.

         La jornada inaugural de cada nuevo curso hace que me venga a la mente mi primer día como novicio, hace ya más de trescientos cuarenta años. No lo he olvidado aún, pese que ya comienzo a no recordar algunos detalles de mi larga vida. Me invadía la juventud en las venas y era inagotable mi ilusión por aprender cosas nuevas, por conocer y por compartir bellos momentos con mis nuevos compañeros, futuros amigos y hermanos. La agitación interior que se siente al descubrir algo por primera vez, es sin lugar a dudas, una de las mayores experiencias y, seguramente, la que mayor huella nos deja, por maravilloso o estremecedor que sea el hallazgo que hagamos. Cómo olvidar el primer deslumbramiento, la primera gloria o el primer fracaso, los nervios que se apoderan de nuestro estomago segundos antes de la revelación. Es como acariciar ese instante virgen que se desvanece del mundo para instalarse en nuestra memoria, pues nunca nada se repite como la primera vez.

― Saludos y paz, futuros guías. Escoged vuestro cojín, sentaos y guardad silencio. ― Les digo en voz lo suficientemente alta para que me escuchen todos, intentando atenuar su algarabía.

          Me obedecen y se van sentando en el suelo. Poco a poco van guardando silencio. Permanezco unos minutos callado, les observo detenidamente y me paseo muy pausadamente por el aula. Se trata de una estancia diáfana, circular y de una claridad inmensa, con una balconada sin puerta a la que me dirijo para que sus miradas me puedan seguir. Así pueden ir apreciando donde están. Quiero que observen lo que les rodea: las montañas, el paisaje e incluso el aroma que entra y que deja un perfume a naturaleza viva.

― Algunos sabéis quien soy. Los más jóvenes quizás no. ― El grupo de unos quince niños y niñas es de edades variadas. El más joven tiene seis años y el más mayor casi doce ― Soy el guía Saemi. Y seré vuestro maestro en historia. Este será mi último año como guía, así que espero que tengáis muchas ganas de aprender. Acercaros, venid conmigo a la terraza. Quiero que os toméis vuestro tiempo, que observéis y me digáis qué es lo que veis.

          Van saliendo al exterior, agolpándose de forma desordenada. La gran balconada se encuentra a cientos de metros de altura, dentro del complejo de enseñanza de la colonia, y las vistas son maravillosas. Justo en este instante el sol acaba de asomar su cálida mirada por encima del horizonte y unos tonos rojizos tiñen las verdes y frondosas hojas del inmenso bosque que se extiende bajo nuestros pies.

          Uno de los más jóvenes me contesta.

― ¡Se ve el bosque, maestro!

― Muy bien, pequeño ― Le contesto ― ¿Y qué más ves?

― ¡El amanecer, maestro!

― Efectivamente, el amanecer. ¿No es precioso, niños? ― Continúo escuchando sus respuestas.

― ¡El Gran Muro Milenario, maestro! ― Me contesta el más joven de todos ellos.

― Sí, efectivamente. Todas esas cosas y muchas más podemos disfrutarlas desde nuestro emplazamiento, pero la más importante para nuestra clase y en la que yo estaba fijándome es el Gran Muro Milenario. ― Les explico mientras les indico con la mano la enorme extensión la muralla ― A lo largo de vuestro aprendizaje viajaremos todos juntos hasta los orígenes de nuestro mundo, echaremos un vistazo a los años más turbios y complejos de la segunda edad de los hombres y llegaremos hasta la actualidad, nuestra historia contemporánea. Os enseñaré todo lo que debéis conocer para poder ser unos guías objetivos y ecuánimes en el futuro. Pues debéis recordar algo muy importantes, solamente los instruidos serán libres.

La Búsqueda de TaãgahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora