La Búsqueda de Taãgah

CAPÍTULO 6

En el día de hoy he venido con los jóvenes aprendices a un recogido rincón de la colonia. Es un prado verde, de gran extensión y todo él está plagado de unas esferas negras de piedra. Cientos y cientos de esferas brillantes como si fueran de mármol de aspecto puro, como jamás tocado. Si uno se aproxima a ellas se percata de que no hay reflejo alguno, tan sólo la luz. Los niños a mi alrededor observan y murmuran inquietos.

― Tal y como os dije el último día, hoy vamos a hablar de las esferas funerarias. ― Les introduzco mientras caminamos entre ellas y m agacho al lado de una cualquiera ― ¿Alguno puede explicarme que es una esfera funeraria?

― Son para hablar con los muertos, maestro. ― Me responde Hakavala.

― Bueno, más o menos. ― El joven sin duda va bien encaminado, pero de nuevo le faltaba información ― Las esferas funerarias son el lazo que nos une a nuestros antepasados. Gracias a nuestros conocimientos heredados generosamente sobre la espiritualidad y las demás dimensiones que coexisten con la nuestra, pudimos diseñar y crear un complejo artefacto que durante un tiempo permite que se abra un portal, por así decirlo, con el lugar o el momento donde el espíritu de nuestros difuntos descansa y nos permite contactar con sus almas.

― ¿Cuánto tiempo dura, maestro? ― Me pregunta uno de ellos.

― El tiempo es relativo. ― Le respondo ― Gracias a las esferas pudimos confirmar lo que nos había sido transmitido y lo que ya creíamos, antes incluso de saberlo, que la reencarnación existía. Y es que los espíritus pueden comunicarse a través de dichas esferas hasta que están listos para continuar su viaje. Cuando se produce esa marcha a una nueva fase espiritual la esfera pierde ese brillo y quedan con un aspecto más grisáceo y mate, tanto que ni la luz penetra en su caparazón. ― Les señalo hacia unas pocas esferas dispersas por el valle que permanecen grisáceas como manchas difusas, sin luz, sin brillo. Rocas inertes ― Ese aspecto transmite a los seres queridos que el alma de su antepasado ha avanzado, lo cual es un motivo de celebración y regocijo.

― ¿Qué son las otras dimensiones, maestro? ― Me pregunta uno de los más jóvenes.

― Bueno, aunque es complicado intentaré explicároslo. ― La cuestión es compleja y hasta alcanzar una cierta edad es complicado asimilar toda la información ― Existen pruebas definitivas para confirmar que la vida después de la muerte es una certeza y que de hecho la muerte, por sí misma, no existe de la manera en la que la percibimos. "¿Qué hay más allá de la muerte?" es una cuestión sobre la cual los filósofos de la primera y la segunda edad del hombre reflexionaron durante muchos siglos. La respuesta radica en la física cuántica y en la teoría del biocentrismo. Para que lo podáis entender, la idea de la muerte es un mero producto de conciencia del hombre antiguo. Esencialmente, la idea de morir es algo que siempre se enseñó a aceptar, pero en la práctica sólo existía en las mentes de los hombres. Evidentemente se creía en la muerte porque se asociaba con el cuerpo y sabían que los cuerpos físicos mueren. ― Los niños atienden y yo puedo percibir como unos cuantos me siguen mientras que a otros les cuesta un poco más ― Todo se explica con la idea de los universos paralelos, la hipótesis formulada por físicos teóricos antiguos que con el tiempo se pudo confirmar ― Les hablo de la antigüedad porque, en efecto, para ellos son datos de hace más de tres mil años ― La vida trasciende la forma lineal de pensar y cuando morimos sólo cambiamos de recipiente. En ese transcurso es cuando intervenimos los guías con las esferas funerarias, que en el fondo solamente son un instrumento para poder aceptar la marcha del ser querido y también para tener una despedida adecuada o la reflexión demandada. ¿Lo habéis comprendido?

La respuesta es un sí muy dubitativo, pero tampoco quiero insistir más pues la materia en sí está reservada a edades más maduras. Y de momento con la asimilación básica tienen suficiente.