capitulo 31: contra todos

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-Skylar’s POV-:

Harry me sacó a empujones de la casa, apenas dejándome terminar de ponerme la chaqueta. Me subió en la motocicleta, cargándome antes de que pudiera tocarla, y luego se acomodó rápidamente delante de mí. Di un grito ahogado cuando arrancó y yo ni siquiera me estaba sosteniendo de nada. 

Observé todo a mi alrededor. Al menos ya podía abrir los ojos sin que se me revolvieran las tripas. Los colores y las formas abstractas volvieron a estar frente a mí. El viento golpeando contra mi rostro me obligaba a cerrar los ojos, pero yo los mantenía abiertos, abriendo la boca para absorber bocanadas y bocanadas de aire seco y cálido que viajaba directamente hacia mis pulmones. 

-¿A dónde me llevas? –le grité, cuando me di cuenta de que tomaba la carretera. Él no respondió, e hizo sonar el motor de la motocicleta. Por una vez no grité, sino que reí tontamente y me atreví a hacer la estupidez más grande de mi vida. Pero, después de todo, para ser viejo y sabio, primero necesitas ser joven y estúpido.

Me puse de pie sobre los tubos plateados de la motocicleta, intentando mantener el equilibrio, y desenredé mis brazos de la cintura de Harry. Sentía el viento sacudir mis cabellos hacia atrás y el Sol apuntar directamente hacia mi rostro. La carretera estaba inusualmente casi vacía, y entonces abrí mis brazos para sentir la placentera sensación de volar. Era tonto. Pero volar siempre fue uno de mis sueños frustrados.

Y ahora sentía como que volaba. En todos los sentidos.

Grité muy fuerte, cerrando los ojos y sintiendo la sensación maravillosa que se me había sido privada toda mi vida: la libertad. Quiero decir, cuando toda tu vida has sido manipulado y engañado, llega un momento en el cual no confías en nadie. Pero luego llega alguien y te abre los ojos, diciéndote que hay un mundo fuera de tu ventana, y te empuja a que salgas y lo vivas. Entonces te sientes libre. Y es la libertad la sensación más hermosa de todo el mundo.

Recorrimos toda la carretera así. A toda hostia, con mis brazos abiertos y gritando y riendo. El avión de papel en mi cuello saltaba con el viento mezclado con el movimiento de la moto. 

-¡Woah! –me reí tontamente cuando nos detuvimos frente a un local con letras iridiscentes brillando en letras cursivas. El lugar olía a grava seca y a humo, pero todo estaba increíblemente limpio. Incluso idílico. 
-¿Qué es esto? –le pregunté mientras nos bajábamos de la moto. Él sonrió ampliamente y me jaló del brazo, corriendo hasta la puerta del local. Volví a reír tontamente, y él empujó la puerta, que emitió el tintineo de una campana. Woah. Como en las películas.

Miré a mi alrededor, admirada de nunca haber estado antes en un lugar como éste. El local era amplio. Había un mostrador de cristal repleto de tubos de cremas, libros, y cajas con muestras de piercings. Un tubo de goma espuma negro giratorio estaba cuidadosamente posicionado encima del mostrador, mostrando más piercings. Las paredes estaban pintadas con raros diseños estrafalarios, y varias frases de personas como Bob Marley y Kurt Cobain se hallaban escritas en las paredes, con la foto del respectivo autor a un lado. 

Varias chicas con cabello corto negro, y otras con el pelo largo y de colores repletas de piercings y tatuajes me vieron y arrugaron la nariz. Giré la vista y me encontré con un chico castaño con múltiples tatuajes a lo largo de sus brazos delgados. Usaba unos grandes lentes y barba que llegaba hasta el comienzo de su cuello. Era bastante joven, y tenía una pinta de ser de ésos que estudian Física cuántica mientras escuchan Heavy Metal. 

-Hombre, Harry –sonrió, y se dieron la mano por encima del mostrador. A la mierda, Harry conoce a medio país.
-Hey, Martin –sonrió Harry, sacudiéndose los cabellos. -¿Qué tal, tío?
-Todo bien. ¿Has venido para lo que hablamos el otro día? –preguntó amablemente, sonriéndome. Harry asintió.
-Supongo que es ella –me señalo, mirándolo, atónito. 
-La misma –sonrió él. Miré a Martin con una sonrisa en mis labios, y me dio la mano, la cual torpemente estreché de vuelta.
-Gusto en conocerte, Skylar –sonrió. –Harry y yo somos viejos amigos.
-Oh –fue todo lo que respondí, sonriente. Todavía no entendía el por qué estábamos aquí.
-¿Es la primera vez que te haces un tatuaje, Skylar? –me preguntó amablemente. Había un piercing plateado en su labio inferior, pero hablaba como si tuviera una maestría. Abrí los ojos como platos y miré a Harry, sintiendo una capa de sudor recorrer la parte posterior de mi cuello. ¿Un… tatuaje?
-Um… S-sí –titubeé. 
-Vale, entonces vengan por aquí –sonrió, y salió del mostrador, dirigiéndose hacia donde se encontraban dos sillas de cuero. Miré a Harry, sintiendo que se me ponían los pelos de punta. Él sólo me abrazó dulcemente y nos dirigimos hacia donde se hallaba sentado Martin, acomodando cosas en su escritorio. En los estéreos de la tienda, sonaba bajito una canción de Aerosmith. 

Vacilé antes de sentarme, mordiéndome el labio. Un tatuaje. Estaba a punto de hacerme mi primer tatuaje. 

-No te preocupes, nena –Harry susurró en mi hombro. –Martin es de confianza. Me ha hecho todos mis tatuajes.

Martin amplió sus mejillas en una sonrisa, poniéndose unos guantes blancos. Me senté en la silla, y observé a Harry hacerlo también.

-También yo me lo haré –sonrió, y yo sonreí de vuelta. No tenía idea de qué diablos iba a quedar estampado en mi piel por el resto de mi vida, pero al menos quería que fuera una sorpresa. Puse mi brazo primero, y Harry observó minuciosamente cada movimiento de Martin. Cerré los ojos con fuerza, y sentí un dolor punzante en el interior de mi muñeca. Esta mierda dolía.

Harry tomó mi mano, y yo instintivamente la apreté, sonriéndole y luego emitiendo una mueca de dolor. Martin daba pequeños aguijonazos con la máquina encima del interior de mi muñeca. Apretaba más la mano de Harry cuando me daba cuenta de que el dolor aumentaba, pero él no rechistó. 

Lo que pareció horas después, ya no sentí ninguna punzada en mi brazo. Sentía mi piel palpitar, producto del dolor que antes sentí, y escuché la máquina de tatuajes hacer estragos en la muñeca interna de Harry. Nuestras manos seguían unidas, y él entrelazó sus dedos con los míos, mirándome y sonriendo. Quise mirar mi muñeca pero me resistí, quería que fuera una sorpresa.

Cuando Martin terminó con Harry, sonrió y nos extendió un tubo de crema para colocar encima del tatuaje. Seguidamente, se quitó los guantes y se retiró hacia el mostrador para ver algo en la computadora. 

-A la cuenta de tres miraremos –dijo, y yo asentí, sintiendo un revoloteo en mi estómago.
-Uno –sonrió.
-Dos –mascullé, mordiéndome el labio.
-Tres –dijimos al unísono.

En letras elegantes, estaba escrito delicadamente un “contra todo” en mi muñeca. Y, en la de Harry, se leía un “contra todos”. Mis ojos dibujados perfectamente en blanco y negro se situaban en su muñeca, y unos ojos cristalizados envueltos en espesas cejas perfectas me miraban a mí. Lo miré, anonadada.

-¿Sabías que secuestré a una realmente molesta linda chica hace exactamente tres años? –sonrió.

Lost- segunda temporada-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora