Hania es una joven de 14 años, quien se fija en Kim Hyun Joong, un muchacho mayor para ella con 3 años que asiste al mismo instituto. A medida que avanza el año escolar los sentimientos de Hania van creciendo, pero por desgracia su amor no es corres...
Llegamos a su casa; ya estuve una vez ahí cuando Yoona nos invitó, pero ahora la situación era diferente.
-Pasa con confianza- sonrió mientras encendía las luces.
-Bueno y que vas a preparar para cenar?- pregunté tocándome el estómago.
-Te parece si preparo kimchi?
-Sí, esta bien- lo seguí hasta la cocina y me quedé junto a él viendo cómo lo hacía, tenía mucha hambre y por esa razón no paraba de hablar hasta por los codos.
- Ya mismo está?- pregunté haciendo un puchero mientras ibamos a la sala.
-Ash esta chica! Ya solo falta un poquito...no sabía que te pones irritante cuando tienes hambre!- dijo haciendo una mueca.
-Ash ash- torcí los ojos haciendo un puchero y el me miró hecho el ofendido.
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-Pequeña malcriada! ahora te voy a quitar esa cara a besos- se levantó del sillón y se puso encima mío.
-No no no...ya! ya!- gritaba mientras le daba pataditas y él sujetaba mis muñecas burlándose de como me defendía.
-Qué es tan gracioso?- pregunté frunciéndome.
-Te ves muy chistosa haciendo eso mi chaparra jaja pero no servirá de nada porque ahora estas bajo mi poder- sonrió pervertido y se inclinó para besarme.
-Oh ya creo que está la comida!- dije separandome para luego correr a la cocina.
-Mmm está delicioso!- dije mientras le daba una probada.
-Espera te sirvo en un plato- dijo apartándome de la olla.
-Nada de plato! así está bien- tomé la olla y la llevé a la sala.
-De veras que has tenido mucho hambre!- dijo mientras nos acomodábamos para comer. No contesté nada, únicamente sonreí con la boca llena.
Una vez que terminamos de comer me mostró el resto de la casa, llegamos hasta su cuarto de estudio; era bastante grande pues tenía varias colecciones de libros y de CDs y en una esquina de la habitación se encontraba un piano, no dude en acercarme a el y tocarlo.
-Sabes tocar piano?- preguntó
-Pues sí- afirmé -tomé clases hace tres años porque mi mamá me convenció-
-Que tal si tocas algo para mí, me encantaría escucharte- sonrió dulcemente.
-Mejor en otra ocasión, ahora me gustaría ver tus colecciones- me levanté de la silla y me acerque a ojear unos cuantos libros y algunos de los CDs.
-Está bien, pero me lo debes...oh aquí tengo algunos de música suave como este de aquí- tomó uno de ellos para mostrármelo.
